Comunicado de Prensa: El FMI estima que se está produciendo una recuperación moderada y desigual en toda Europa

11 de mayo de 2010

Comunicado de Prensa No. 10/89 (S)
11 de mayo de 2010

En toda Europa se está produciendo una recuperación moderada y desigual, respaldada por el repunte del comercio mundial y las políticas de estímulo, afirma el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe más reciente sobre las perspectivas económicas regionales de Europa. Se prevé una recuperación del crecimiento económico de la región en 2010-11, pero es probable que los factores determinantes de la recuperación tradicionales actúen con menos fuerza de lo habitual. En el corto plazo, las exportaciones, las políticas de apoyo fiscal (incluidas las medidas de estímulo rezagadas, como la inversión en infraestructura) y un repunte de las existencias seguirán favoreciendo el crecimiento. Las mejoras en la confianza de los inversionistas y los consumidores deberían estimular la demanda interna. No obstante, dado que se prevé un aumento del desempleo y que la persistencia de las dificultades en el sector bancario probablemente restringirá la oferta de crédito, se mantendrá la atonía del consumo y la inversión

La política fiscal protegió la demanda agregada y el consumo privado mediante medidas discrecionales de estímulo y el funcionamiento de los estabilizadores automáticos, evitando que la perturbación se dejara sentir con toda su fuerza. Aunque aún es necesario aplicar políticas macroeconómicas de apoyo para garantizar una recuperación autosostenida, los costos y los límites de muchas intervenciones para hacer frente a la crisis preocupan cada vez más. Esas inquietudes se hacen más patentes en el ámbito de la política fiscal, pero también se dejan sentir con respecto a las políticas monetaria y financiera. Dados el riesgo de una recaída en la recesión y la magnitud de la contracción fiscal necesaria, no es factible ni deseable tratar de estabilizar la deuda pública en el corto plazo. No obstante, los indicadores de sostenibilidad están emitiendo señales de alarma respecto a la deuda pública en la mayoría de los países y, a mediano plazo, es preciso realizar esfuerzos considerables en materia de consolidación fiscal. En el caso de los países cuya credibilidad fiscal ya es baja, la necesidad de un ajuste más inmediato es apremiante.

Por lo que respecta a las economías emergentes de Europa, el principal desafío en materia de políticas será atraer y utilizar adecuadamente flujos de capital sostenibles, a fin de restablecer el crecimiento económico. Tras un período prolongado en el que se registraron entradas de capital relativamente grandes que parecían no tener fin, se produjo un descenso de la afluencia de capitales a la región a medida que se afianzó la crisis. El impacto diferenciado de la crisis en los distintos países refleja variaciones en los factores que atrajeron un exceso de capital extranjero antes de producirse aquella. En general, los países más afectados habían registrado, con anterioridad a la crisis, la mayor afluencia de capitales asociada a factores estructurales como el grado de convergencia de los ingresos o el tamaño y la estructura de sus economías. Con frecuencia, estas economías presentaban características que tendían a crear la ilusión de espacio fiscal: tipos de cambio fuertemente regulados, mercados de crédito en auge y un crecimiento sobrecalentado. Las autoridades, cada vez más preocupadas por las vulnerabilidades asociadas al aumento de los flujos, recurrieron a menudo a políticas prudenciales que fueron, en cierta medida, eficaces para moderar la magnitud y la composición de esos flujos.

Estas tendencias previas a la crisis permiten extraer varias enseñanzas importantes en materia de políticas. En los países que ya registran una reanudación de las entradas de capital, la adopción de políticas macroeconómicas de respuesta será esencial para frenar un incremento excesivo. En los países con tipos de cambio fijos, la mejor respuesta posible ante una afluencia de capital mayor de la atribuible a factores estructurales es aplicar políticas fiscales más restrictivas. En los países que no tienen un tipo de cambio fijo, la medida más efectiva sería permitir que la moneda se apreciase. Un tipo de cambio de libre flotación también es útil para evitar una afluencia excesiva de capital y la acumulación de fragilidades financieras. En los casos en que las entradas de capital conducentes a la convergencia de los ingresos todavía no se han reanudado, las autoridades tendrán que reorientar las fuentes de crecimiento económico hacia el sector de bienes transables. Aunque esta transformación se produciría en el sector privado, habrá que aplicar políticas públicas encaminadas a mejorar la movilidad intersectorial del factor trabajo, reducir los desajustes entre las calificaciones de los trabajadores y las que demanda el mercado y eliminar los estrangulamientos en la infraestructura propios de cada país.

Estas políticas macroeconómicas deberían ir acompañadas de mejoras en la estabilidad del sistema financiero de la región, que se encuentra cada vez más integrado. Instrumentos prudenciales, como los requerimientos de capital sobre el endeudamiento externo, contribuyen a reducir las entradas de capital excesivas y el consiguiente riesgo en los bancos. Aplicar ponderaciones de riesgo más altas a los préstamos a determinados sectores ayuda a crear mecanismos de protección en el sistema bancario y a evitar el recalentamiento de ciertos sectores. Para mantener la capacidad de resistencia del sistema financiero, estos mecanismos deben complementarse con políticas macroeconómicas de apoyo y una eficaz supervisión financiera internacional.

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