Comunicado de Prensa: El Directorio Ejecutivo del FMI Concluye la Consulta del Artículo IV de 2013 con Perú

24 de enero de 2014

Comunicado de Prensa No. 14/26 (S)
24 de enero de 2014

El 24 de enero de 2014, el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó la Consulta del Artículo IV con Perú, al mismo tiempo que consideró y aprobó la evaluación preparada por el personal técnico sin llevar a cabo una reunión1,2.

La economía peruana continúa siendo líder en términos de un crecimiento elevado y una baja inflación en la región, gracias a la implementación de políticas macroeconómicas prudentes, ambiciosos planes de reforma estructural y un entorno externo favorable. En gran medida, por efecto de estos factores, la economía salió prácticamente ilesa de la crisis financiera mundial de 2008-09: el crecimiento repuntó a 8,8% en 2010 y se mantuvo en niveles elevados en 2011–12. Tras alcanzar 4,7% en 2011, la inflación bajó a 2,6% al final de 2012; es decir, dentro del rango meta de 1–3%. Las políticas monetarias y fiscales de estímulo desempeñaron un papel fundamental para apoyar la recuperación, y fueron retiradas de manera ordenada a medida que se aceleró el crecimiento y se cerró la brecha negativa del producto.

La actividad se desacelero en 2013 tras choques externos adversos y la caída de la confianza interna. Se prevé que el PIB real habrá crecido alrededor de 5% en 2013, gracias a la recuperación de la exportación y la inversión el último trimestre del año, así como al afianzamiento de la confianza a medida que se diluyen los choques pasajeros de oferta. La inflación se mantuvo dentro del rango meta de 1-3%, alcanzando a fines de 2013 2,9% como consecuencia de los aumentos de precios de los alimentos y los combustibles y algunos efectos de transmisión de la depreciación cambiaria . El crecimiento del crédito privado se desaceleró en términos reales a 12,5% a fines de 2012 (frente a 14,0% a fines de 2011) debido a medidas macroprudenciales tendentes a mitigar los impactos de las escaladas de los flujos de capital. El sector financiero conserva la solidez, la rentabilidad y una buena capitalización, gracias al uso previsor de medidas prudenciales por parte de las autoridades.

Las perspectivas siguen siendo favorables a corto plazo a pesar de las complejas condiciones externas. La desaceleración proyectada del crecimiento de China (uno de los principales socios comerciales de Perú) y la reducción de las compras mensuales de títulos por parte de la Reserva Federal estadounidense tendrían como resultado una menor demanda externa y un deterioro de los términos de intercambio. Contra este telón de fondo, el crecimiento del PIB real se proyecta en 5,5% en 2014, ligeramente por debajo del potencial; entre tanto, se prevé que la inflación disminuirá a alrededor de 2,5%, ya que las expectativas se encuentran bien ancladas gracias al sólido marco de metas de inflación. Se proyecta que el déficit en cuenta corriente continuará siendo elevado —4,8 % del PIB en 2014—, pero que disminuirá gradualmente a mediano plazo gracias al repunte previsto de las exportaciones mineras.

Las políticas macroeconómicas se han centrado en respaldar la actividad económica. Se estima que el superávit fiscal ha disminuido de 2,2% en 2012 a 0,5% en 2013 debido en parte al aumento del gasto de capital tendente a respaldar el crecimiento. El banco central ha estado recortando el encaje, en particular para la moneda local, desde mediados de 2013, y rebajó la tasa de política monetaria en 0,25%, a 4% en noviembre de 2013, debido al más lento crecimiento interno y mundial. La política cambiaria ha sido más flexible, pero el banco central ha intervenido para limitar la volatilidad excesiva en el mercado cambiario.

Evaluación del Directorio Ejecutivo

Al concluir la Consulta del Artículo IV de 2013 con Perú, los directores ejecutivos avalaron la evaluación del personal técnico del FMI, en los siguientes términos:

La condición general de la economía se mantiene sólida a pesar de la caída de los precios de los metales y la reciente turbulencia en los mercados financieros. Perú continúa siendo una de las economías más dinámicas de la región, y una de las que cuenta con los amortiguadores más grandes gracias a la sólida y adecuada implementación de las políticas. Con un crecimiento económico más o menos cercano al potencial, las políticas macroeconómicas deberían continuar siendo relativamente neutrales, a menos que se produzca más turbulencia en los mercados o que se materialicen otros riesgos a la baja. A fin de hacer frente a futuros retos, será esencial mantener la flexibilidad de las políticas, continuando con el largo historial de respuestas apropiadas de política económica ante circunstancias adversas. Los riesgos se encuentran equilibrados. Aunque los riesgos externos se inclinan a la baja, los riesgos internos se inclinan al alza. La mejora significativa de los términos de intercambio podría disiparse si se deteriora el crecimiento de los principales socios comerciales, reduciendo el ingreso, la inversión y el crecimiento. Las interrupciones repentinas y los cambios de dirección de algunos flujos de capitales (excluyendo inversión extranjera directa) encaminados hacia Perú (debido al empeoramiento de las condiciones financieras mundiales) podrían generar presión sobre el sistema financiero y desacelerar más el crecimiento. Aunque estos riesgos son significativos, estos deberían ser acotados en vista de la firme trayectoria de las políticas, el amplio espacio fiscal y las abundantes reservas de divisas. La implementación vigorosa de reformas estructurales y proyectos de infraestructura debería contribuir a neutralizar estos riesgos. En el ámbito interno, se podrían implementar los grandes proyectos de minería e infraestructura a un ritmo más veloz, estimulando así el crecimiento.

Los objetivos fiscales del presupuesto de 2014 son, en términos generales, adecuados para mantener la estabilidad macroeconómica. El personal técnico del FMI estima que en lugar del equilibrio fiscal previsto, el resultado probablemente sea un pequeño superávit (dadas las tasas de implementación del gasto observadas en el pasado), lo cual es contra-cíclico (dada la incipiente brecha negativa del producto) y adecuado, en términos generales, dadas las condiciones económicas actuales menos favorables. El personal técnico del FMI respalda la aprobación de la nueva ley de responsabilidad fiscal y el nuevo marco fiscal. A mediano plazo, el personal técnico del FMI recomendó apuntar a pequeños superávits estructurales (de alrededor de ½% del PIB al año) para hacer frente a los pasivos contingentes y los riesgos de catástrofes naturales, que son elevados en Perú. Al integrar el nuevo marco fiscal al proceso presupuestario, sería importante tener en cuenta los riesgos fiscales asociados a estos pasivos contingentes y las catástrofes naturales, así como la necesidad de cerrar las brechas sociales y de infraestructura con el correr del tiempo. Igual importancia revisten un firme compromiso político y la implementación ininterrumpida de una regla fiscal.

Con las expectativas inflacionarias bajo control, una política monetaria neutral a corto plazo sería apropiada, pero habrá que mantener la flexibilidad a medida que aumenten las tasas de interés mundiales. El pequeño aumento del nivel general de inflación ocurrido recientemente estuvo causado por factores pasajeros vinculados a la oferta; las expectativas inflacionarias, por su parte, se mantienen bien ancladas. El personal técnico del FMI hizo hincapié en la necesidad de que el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) busque mantener controlada la inflación subyacente. El BCRP también tendrá que actuar con cautela al gestionar la política monetaria en el contexto de una probable alza de las tasas de interés mundiales a largo plazo.

La mayor flexibilidad del tipo de cambio que se observó durante el último año es positiva, ya que esta continuó sirviendo de amortiguador. El tipo de cambio debería seguir siendo determinado por los fundamentos económicos a mediano y largo plazo; al mismo tiempo, quizá se necesite una limitada intervención en el mercado de cambios para reducir la volatilidad y contener los riesgos excesivos para los balances en una economía que aún está altamente dolarizada. En vista de los riesgos externos, es más probable que la intervención tenga lugar del lado de la venta. Dicha intervención deberá estar debidamente esterilizada para evitar una contracción crediticia y una innecesaria presión al alza sobre la tasa interbancaria. La flexibilización del tipo de cambio generará mayores incentivos para profundizar el mercado de futuros (y otros derivados) a medida que el sector privado internaliza los riesgos cambiarios, lo cual a su vez podría estimular la desdolarización de la economía.

Las políticas macroprudenciales deberían seguir estando bien focalizadas en la reducción de las vulnerabilidades. Además de las recientes medidas macroprudenciales encaminadas a desalentar el crecimiento del crédito hipotecario y vehicular en dólares, se necesitan medidas tendentes a disuadir a las unidades familiares y las empresas de asumir una posición cambiaria sin cobertura. Se debe mantener el elevado diferencial entre el encaje sobre depósitos en dólares y depósitos en moneda local para desalentar la dolarización. Aunque el sistema financiero en general sigue siendo saludable y fuerte, el reciente deterioro de los indicadores de solidez financiera de algunas instituciones de depósito no bancarias exige una vigilancia y una supervisión más cuidadosas.

A pesar de que las vulnerabilidades se han elevado, los amortiguadores actuales son suficientes para absorber posibles choques a corto plazo. Un aumento de la aversión al riesgo provocado por el recorte gradual de las compras de activos que se espera de la Reserva Federal estadounidense podría traducirse en un cambio de dirección de los flujos de capitales; en ese caso, el banco central tendría que actuar con firmeza para mantener la confianza y asegurar un funcionamiento ordenado de los mercados, como ocurrió durante la crisis financiera internacional de 2008–09. La desaceleración del crecimiento mundial podría conducir a una contracción de la demanda externa y un deterioro de los términos de intercambio; el tipo de cambio debería servir de amortiguador, aunque existen riesgos dada la dolarización del sistema financiero. Convendría distender las políticas monetarias y macroprudenciales para respaldar la actividad económica. Si la desaceleración económica es demasiado pronunciada, se podría plantear la posibilidad de recurrir a un impulso fiscal mesurado y pasajero.

Habrá que hacer un esfuerzo decidido para lograr las ambiciosas metas tributarias. El personal técnico del FMI celebra el buen avance de la duplicación de la capacidad, la cobertura y el control, que resulta evidente al constatar el buen desempeño de los impuestos sobre la renta y las ventas. A fin de poner la recaudación tributaria peruana a la par de la de otras economías de mercados emergentes, habrá que seguir tomando medidas decisivas para perseverar en la reforma y reducir el alto nivel de informalidad, evasión y exoneraciones impositivas.

Los esfuerzos recientes encaminados a incrementar el potencial de crecimiento del país y asegurar un crecimiento inclusivo son positivos. Se ha avanzado en la promoción de la competitividad reduciendo barreras a la inversión e imprimiendo mayor eficacia a los sectores público y privado, desarrollando más los mercados de capitales locales y reformando el sistema privado de pensiones para generar un mayor acceso del público y más ahorro. Se atendieron los planes sociales ampliando los proyectos en marcha y adelantando nuevos programas sociales para lograr un crecimiento inclusivo. Corresponde avanzar más en la promoción de la productividad mediante la flexibilización del mercado laboral, la reducción de los costos no salariales, la modernización del capital humano, la eliminación de los cuellos de botella en la infraestructura y el fortalecimiento de las instituciones. A fin de conservar el fuerte ímpetu de crecimiento, será necesario establecer prioridades para las reformas estructurales, entre otras cosas mediante la elaboración de una estrategia holística nacional para la infraestructura.


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