Typical street scene in Santa Ana, El Salvador. (Photo: iStock)

Boletín del FMI : Es un buen momento para impulsar los proyectos de infraestructura

30 de septiembre de 2014

  • Una mayor inversión pública en infraestructura, y de mejor calidad, es clave para impulsar la actividad económica y crear puestos de trabajo
  • Los efectos son más marcados en los períodos de capacidad económica ociosa, y cuando la eficiencia de la inversión es alta
  • Si la inversión se lleva a cabo en forma adecuada, el impulso al producto compensa los costos de endeudamiento

El estudio publicado en la edición de octubre de 2014 del informe Perspectivas de la economía mundial del FMI (informe WEO, por sus siglas en inglés), analiza los efectos macroeconómicos de la inversión pública en una gran cantidad de países. Los resultados sugieren que, en los países con necesidades de infraestructura, el momento actual es propicio para dar un impulso a la inversión en proyectos de este tipo.

Reparación de un puente en una ciudad de Estados Unidos. En un contexto de recuperación mundial lenta, un impulso a la inversión en infraestructura podría acelerar el crecimiento y ayudar a crear empleos (foto: Jim Sugar/Corbis)

Reparación de un puente en una ciudad de Estados Unidos. En un contexto de recuperación mundial lenta, un impulso a la inversión en infraestructura podría acelerar el crecimiento y ayudar a crear empleos (foto: Jim Sugar/Corbis)

PERSPECTIVAS DE LA ECONOMÍA MUNDIAL

Muchas economías avanzadas se encuentran estancadas en un contexto de crecimiento bajo y alto desempleo, mientras los costos de endeudamiento son bajos. El aumento de la inversión pública en infraestructura es uno de los pocos mecanismos de políticas disponibles que quedan para impulsar el crecimiento.

En muchas economías de mercados emergentes y en desarrollo, las limitaciones de infraestructura están poniendo un freno a la velocidad de crecimiento.

Infraestructura: ¿Dónde estamos?

La infraestructura es la columna vertebral de la vida diaria, la base de la actividad económica. No existe actividad económica que no recurra a la infraestructura en algún grado. Al mismo tiempo, los problemas de infraestructura se hacen sentir inmediatamente: los cortes de energía eléctrica, el suministro inadecuado de agua y los caminos en malas condiciones afectan negativamente la calidad de vida de las personas e imponen barreras importantes para la operación de las empresas.

El stock de capital público, una variable representativa de la infraestructura, ha caído de manera significativa como proporción del producto en las últimas tres décadas, en todo el mundo. En las economías de mercados emergentes y en desarrollo, los déficits en infraestructura per cápita son elocuentes. Por ejemplo, la capacidad de generación de energía eléctrica por persona en las economías de mercados emergentes es solo un quinto respecto del nivel registrado en las economías avanzadas, mientras que en los países de bajo ingreso representa solo la octava parte del nivel de las economías de mercados emergentes. En algunas economías avanzadas, la calidad de la infraestructura existente se está deteriorando a causa del envejecimiento y de un mantenimiento insuficiente.

Un puente al crecimiento

En el estudio se llega a la conclusión de que el aumento de la inversión en infraestructura eleva el producto a corto plazo, ya que impulsa la demanda, y a largo plazo, ya que aumenta la capacidad productiva de la economía.

En una muestra de economías avanzadas, un aumento de la inversión pública de 1 punto porcentual del PIB eleva el producto en alrededor de 0,4% en el mismo año y 1,5% al cabo de cuatro años (gráfico 1, panel 1).

Además, el impulso que recibe un país en términos de PIB a partir del aumento de la inversión pública en infraestructura compensa el aumento de la deuda, por lo que la relación deuda pública/PIB no se incrementa (gráfico 1, panel 2).

En otras palabras, la inversión pública en infraestructura, de ejecutarse correctamente, cubre sus propios costos.

Los efectos de la inversión en infraestructura están determinados por diversos factores

No obstante, el informe incluye una advertencia respecto de la idea de aumentar la inversión en infraestructura en cualquier proyecto. Los beneficios que ofrezca la inversión dependen de las siguientes condiciones:

El grado de capacidad económica ociosa. El impulso a corto plazo en el producto es sustancialmente mayor cuando la inversión pública se realiza durante períodos de inactividad económica y de políticas monetarias acomodaticias. El segundo factor limita el aumento que se aplica a las tasas de interés en respuesta al incremento de la inversión.

La eficiencia de la inversión pública. Los efectos sobre el producto también son mayores en países con un grado elevado de eficiencia de la inversión pública, donde el gasto adicional en inversión pública no se desperdicia y se asigna a proyectos de alta rentabilidad.

La forma de financiamiento. Los datos obtenidos de economías avanzadas sugieren que la inversión pública que se financia emitiendo deuda tiene un mayor efecto sobre el producto que la que se financia elevando impuestos o recortando otros gastos.

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Enseñanza: Hacerlo ahora, elegir los proyectos correctos e invertir con eficiencia

En el caso de las economías con necesidades de infraestructura claramente definidas y procesos de inversión pública eficientes, y con capacidad económica ociosa, se justifica ampliamente aumentar la inversión pública.

Muchas economías necesitan con urgencia infraestructura adicional para respaldar el desarrollo económico. No obstante, en el estudio se llega a la conclusión de que, si la inversión no es eficiente, los beneficios obtenidos a partir del aumento de la inversión pública podrían verse atenuados y la relación deuda pública/PIB podría aumentar. En esta situación, las consecuencias fiscales negativas deben sopesarse cuidadosamente frente a los beneficios sociales que permite el aumento de la inversión pública. En el caso de los países en los que las limitaciones de infraestructura están frenando el crecimiento, es probable que los beneficios obtenidos a partir de la resolución de estas limitaciones sean elevados.

Incrementar la eficiencia de la inversión pública es crucial para cosechar todos sus frutos. Por lo tanto, una prioridad fundamental para las economías cuya inversión pública es relativamente poco eficiente debería consistir en elevar la calidad de la inversión en infraestructura mejorando el proceso de inversión pública, entre otros aspectos, perfeccionando la evaluación, selección y ejecución de los proyectos, y efectuando análisis más rigurosos de costos y beneficios.