El Ministro de Hacienda de Gambia, Amadou Sanneh, señala que no es tarea fácil recuperarse tras un largo período de aislacionismo (foto: Luc Gnago/Newscom)

El Ministro de Hacienda de Gambia, Amadou Sanneh, señala que no es tarea fácil recuperarse tras un largo período de aislacionismo (foto: Luc Gnago/Newscom)

Gambia: Superar el lastre de la corrupción

29 de junio de 2018

Aunque la República de Gambia es el país más pequeño de África continental, el legado de más de dos décadas de gobierno autoritario ha dejado grandes retos para su nuevo gobierno elegido democráticamente. A los pocos días de ser liberado de la reclusión que sufrió durante el régimen anterior, el Ministro de Hacienda, Amadou Sanneh, inició la enorme tarea de reconstruir una economía destrozada. Sanneh estuvo en Washington durante las Reuniones de Primavera del Banco Mundial y el FMI de 2018, oportunidad en que nos sentamos a conversar sobre el impacto económico del aislacionismo del gobierno anterior.

¿En qué estado estaba la economía cuando usted asumió como Ministro de Hacienda?

SANNEH : Cuando inicié mis funciones, en enero de 2017, el país estaba quebrantado y en bancarrota. La mayor parte de las instituciones habían sufrido los efectos de 22 años de dictadura. Los procesos institucionales estaban rotos y gran parte de las instituciones estatales estaban al borde de la bancarrota. Todos los sectores han sido dañados.

¿Cuáles han sido sus prioridades?

SANNEH : Hemos intentado recuperar la cordura de la economía. Adoptamos controles de gestión fiscal y restauramos todos los flujos de ingreso que previamente no estaban siendo utilizados para el gobierno.

¿Y la deuda?

SANNEH : La deuda que heredamos ascendía a 120% de nuestro PIB. Por consiguiente, es para nosotros un gran reto. Hemos intentado reducir el nivel de endeudamiento y reestructurar la deuda, sobre todo la deuda interna. Estamos reduciendo la deuda a corto plazo mediante la suscripción de tres bonos a cinco años. Con respecto a la deuda internacional, el Club de París nos ha invitado a mantener conversaciones y está estudiando una manera de ayudar a Gambia a reestructurar la deuda o recibir alivio de nuestros acreedores.

Su relato es convincente. Cuéntenos sus circunstancias personales y cómo llegó a ser un encargado de formular políticas en su país.

SANNEH : Soy contable de profesión y en 1994, cuando las fuerzas armadas asumieron el poder, me nombraron Contador General. Creímos que el país volvería a un gobierno civil en dos años, pero decidieron continuar, motivo por el que renuncié en 1996 para establecer un estudio propio. En 2013, me acusaron de sedición y me encarcelaron durante tres años.

¿Le metieron preso las autoridades?

SANNEH : Era una estrategia para callar a la oposición. Ahí, en la cárcel, me encontré con el actual Ministro de Relaciones Exteriores, el Ministro de Tierras y muchos de nuestros directivos. Hicieron una redada y nos metieron en la cárcel, así de simple.

¿Pudo mantenerse al tanto de lo que estaba sucediendo durante su encarcelamiento?

SANNEH : Hicimos todo lo posible, pero fueron brutales. Confiscaron los televisores, dejándonos sin ninguna posibilidad de obtener información. Prohibieron las radios, las cartas y las llamadas.

¿Y cómo se convirtió en Ministro de Hacienda?

SANNEH : Durante la investidura del nuevo gobierno, Adama Barrow, el actual Presidente, nos exoneró y nos soltó a todos. Dos días más tarde asumí los cargos de Ministro de Hacienda y Tesorero Nacional de nuestro partido, el Partido Democrático Unido.

¿Qué sintió al salir de la cárcel y asumir este cargo? ¿Fue una experiencia abrumadora tras un período de aislamiento tan largo?

SANNEH : Sí, realmente no me lo esperaba. Lo único que quería era salir de la cárcel: me tomaría unas vacaciones, descansaría y seguiría adelante con mi vida. Pero cuando me nombraron caí en cuenta del reto que este puesto conllevaba. No es tarea fácil ser ministro de hacienda de un país en bancarrota, sin recursos y totalmente aislado. Muchos de nuestros mejores funcionarios tuvieron que abandonar el país, motivo por el que tuvimos problemas de capacidad. Fue un problema grave; nos vimos obligados a asumir este reto. Le diría que no fue fácil, sobre todo el primer año.

Actualmente está, en esencia, reconstruyendo el país. ¿Hasta qué punto se trata de que los gambianos recobren confianza en las instituciones públicas?

SANNEH : Creo que uno de los mayores beneficios de esta sucesión de acontecimientos es la libertad que está sintiendo la gente. La ciudadanía está muy entusiasmada. Los medios de comunicación funcionan sin restricciones y a menudo critican enérgicamente al gobierno.

Como debe ser, ¿verdad?

SANNEH : Sí. Examinan cada detalle, lo analizan y luego comentan. Nos mantiene alertas. Una fuerte libertad democrática de expresión es algo por lo que hemos luchado y que valoramos. Antes no se podía decir nada y siempre había que estar atentos a quienes nos escuchaban. Ahora somos libres. Estamos realizando reformas, reformas jurídicas y estamos modificando los códigos. También estamos reformando la constitución porque el antiguo presidente la había cambiado. Los artículos que añadió disponían que ninguna persona mayor de 65 años podía presentarse a cargos electivos. Era un mecanismo para prohibir que los miembros de la oposición se presentaran a las elecciones porque eran mayores que él. Fue realmente escandaloso y alarmante.

Se ha conversado mucho —sobre todo durante las Reuniones de Primavera del Banco Mundial y el FMI— acerca de la forma de fomentar la inversión en África. ¿Qué papel cree que Gambia podría ejercer en esa iniciativa?

SANNEH : Estamos haciendo todo lo posible para crear un entorno que facilite los negocios en Gambia. A los inversionistas les ofrecemos incentivos tributarios, como exenciones temporales de impuestos y, para los que desean realizar actividades en el sector manufacturero, el equipo de capital está exento de derechos. Así que estamos haciendo lo mejor posible. Sé que el entorno es competitivo, pero al menos estamos procurando que Gambia sea un país muy favorable a la inversión. Además, este año el sector hotelero ha registrado un gran repunte. En comparación con la crisis en que estábamos al asumir el poder, en que los vuelos se cancelaban y la tasa de ocupación hotelera estaba en cero, hoy en día muchos de los hoteles están llenos. Actualmente prevemos la construcción de cinco hoteles nuevos de cinco estrellas y esos inversionistas están contribuyendo a generar confianza. Así que las cosas se están reactivando. Hay señales de crecimiento y eso es alentador.

Y entre los emprendedores locales jóvenes, ¿les inspira mayor confianza la idea de crear un negocio?

SANNEH : Sí. Eso es muy importante porque el nivel de desempleo es muy alto. Hay grandes deficiencias de formación y en una serie de disciplinas los jóvenes necesitan mucha capacitación. Es de esperar que puedan hacer negocios por cuenta propia una vez que alcancen un cierto nivel. Solo un cierto número puede hacer carrera en la función pública. Consideramos que la administración pública ya está sobredimensionada. Y como usted sabe, los despidos son un proceso doloroso que a veces crea grandes tensiones políticas para las autoridades, pero es una realidad que debemos afrontar. Por lo tanto, estamos alentando a la ciudadanía a crear negocios y ser emprendedores.

Pero nuestras principales preocupaciones son el acceso al capital y su costo. Es un problema grave porque las tasas de los bancos comerciales se han ubicado en torno al 24%. Y exceptuando las rápidas operaciones de importación y exportación, en que los préstamos pueden reembolsarse en dos o tres meses, si su negocio a largo plazo se endeuda al 24%, salir a flote es sumamente difícil.

¿Qué función cree que podría ejercer la comunidad internacional para ayudar al país a recuperarse?

SANNEH : Creo que debe ejercer una función para reintegrarnos a la comunidad internacional. Estamos muy satisfechos con la forma en que nuestros socios, tanto bilaterales como multilaterales, han respaldado a Gambia en estos tiempos difíciles. El año pasado, el Banco Mundial y la UE nos ofrecieron respaldo presupuestario y con el FMI firmamos un programa en el marco del Servicio de Crédito Rápido. Están apoyando el presupuesto y las reformas institucionales, y brindándonos asesoramiento en materia de políticas.

Gambia es un país tan pequeño, con apenas 2 millones de habitantes; su tamaño ni siquiera alcanza el de las ciudades de muchos países. Aunque hay retos, creo que podemos transformar la situación; es una meta alcanzable. Estamos alentando a nuestros socios a que nos aprueben un mayor volumen de asistencia y refuercen los recursos —desde el inicio—para ayudarnos a superar la situación actual. De ser así, gestionarnos nosotros mismos e invertir en el futuro desarrollo de este pequeño país se volverán tareas fáciles.

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