Perspectivas de la Economía Mundial

La recuperación se está afianzando

julio de 2017


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  • El repunte del crecimiento mundial previsto en la edición de abril de Perspectivas de la economía mundial (informe WEO) continúa por buen camino, y se proyecta que el producto mundial aumentará 3,5% en 2017 y 3,6% en 2018. Las proyecciones del crecimiento mundial no han cambiado y ocultan contribuciones ligeramente diferentes de las economías nacionales. En el caso de Estados Unidos, las proyecciones de crecimiento son más bajas que en abril, principalmente porque se presume que la política fiscal será menos expansiva de lo previsto. Se han revisado al alza el crecimiento de Japón y, en particular, el de la zona del euro, donde una actividad sorpresivamente positiva a fines de 2016 e inicios de 2017 apunta a un fuerte ímpetu. Asimismo, se revisaron al alza las proyecciones de crecimiento de China, gracias al vigor del primer trimestre de 2017 y a la expectativa de que continúe el respaldo fiscal. En las economías avanzadas, la inflación se mantiene moderada y generalmente por debajo de las metas; en varias economías emergentes, como Brasil, India y Rusia, también ha estado retrocediendo.
  • Aunque los riesgos en torno a los pronósticos de crecimiento mundial parecen estar más bien equilibrados a corto plazo, a mediano plazo continúan inclinándose a la baja. Del lado positivo, la reactivación cíclica podría ser más vigorosa y más sostenida en Europa, donde se ha atenuado el riesgo político. Del lado negativo, las elevadas valuaciones de mercado y el hecho de que la volatilidad se encuentre a niveles muy bajos dentro de un entorno de marcada incertidumbre en cuanto a las políticas incrementan las probabilidades de una corrección de los mercados, lo cual podría empañar el crecimiento y la confianza. En China, el mayor respaldo que ha brindado la política económica —manifestada sobre todo en una vigorosa expansión del crédito— implica que ha aumentado el riesgo a la baja para el crecimiento a mediano plazo. La normalización de la política monetaria en algunas economías avanzadas, sobre todo en Estados Unidos, podría tensar las condiciones financieras internacionales más rápido de lo previsto. Por añadidura, otros riesgos analizados en la edición de abril último del informe WEO, como el giro hacia el aislacionismo y los riesgos geopolíticos, siguen siendo prominentes.
  • Aunque las tasas proyectadas de crecimiento mundial para 2017–18 superan el 3,2% estimado para 2016, son inferiores a los promedios anteriores a la crisis, en particular en la mayoría de las economías avanzadas y en las economías emergentes y en desarrollo exportadoras de materias primas. Dentro del primer grupo, muchas enfrentan un exceso de capacidad y obstáculos al crecimiento potencial derivados del envejecimiento de la población, la debilidad de la inversión y el lento avance de la productividad. Teniendo en cuenta la debilidad tanto de la inflación subyacente como de las presiones salariales, la política económica debería estar calibrada para reorientar al alza las expectativas inflacionarias, en consonancia con las metas; cerrar las brechas del producto; y, si corresponde, reequilibrar la posición externa. Las reformas encaminadas a incrementar el producto potencial revisten un carácter esencial en todas las economías, y la lentitud del crecimiento del producto agregado acentúa la importancia de lograr que todos los estratos de la distribución del ingreso se vean beneficiados. Los riesgos para la estabilidad financiera requieren una vigilancia estrecha en muchas economías. Los países exportadores de materias primas deberían continuar adaptándose a niveles de ingresos más bajos y, a su vez, deberían diversificar sus fuentes de crecimiento con el correr del tiempo.

La economía mundial mantiene el ímpetu

La recuperación cíclica continúa. Los niveles de crecimiento alcanzados en el primer trimestre de 2017 superaron los pronósticos de la edición de abril del informe WEO en economías emergentes y en desarrollo grandes como Brasil, China y México, y también en varias economías avanzadas como Alemania, Canadá, España, Francia e Italia. Los indicadores de alta frecuencia correspondientes al segundo trimestre apuntan al afianzamiento ininterrumpido de la actividad mundial. Concretamente, la expansión del comercio internacional y la producción industrial prosiguió muy por encima de las tasas de 2015–16, aunque no con el gran vigor observado a fines de 2016 e inicios de 2017. Los índices de gerentes de compras (índices PMI, por sus siglas en inglés) apuntan a una fortaleza sostenida en el sector de la manufactura y el de los servicios.

Materias primas e inflación. Los precios del petróleo han retrocedido, empujados por los elevados niveles de existencias de Estados Unidos y el repunte de la oferta. El nivel general de inflación también cedió, en términos generales, al desvanecerse el efecto del repunte que registraron los precios de las materias primas en el segundo semestre de 2016, y continúa muy por debajo de las metas de los bancos centrales de la mayoría de las economías avanzadas. La inflación subyacente se ha mantenido más bien estable, observándose lo mismo en las economías emergentes, algunas de las cuales —Brasil y Rusia, por ejemplo— experimentaron fuertes caídas.

Mercados de bonos y acciones. La rentabilidad a largo plazo de los bonos de las economías avanzadas, que había retrocedido desde marzo, recuperó terreno a fines de junio y comienzos de julio. En Estados Unidos, la Reserva Federal subió las tasas de interés a corto plazo en junio, pero los mercados todavía esperan una normalización muy paulatina de la política monetaria estadounidense. Los diferenciales respecto de los bonos alemanes se han comprimido drásticamente en Francia, Italia y España gracias a la moderación de la incertidumbre electoral y al afianzamiento de los indicios de reactivación. En cuanto a los mercados de acciones, los precios no han perdido fuerza en las economías avanzadas, lo cual demuestra el continuo optimismo de los mercados en torno a las utilidades empresariales. Este optimismo se extiende a las perspectivas de los mercados emergentes y se refleja en el fortalecimiento de los mercados de acciones y una cierta reducción adicional de los diferenciales de las tasas de interés. La excepción en esta coyuntura son los países exportadores de petróleo, debido al marcado descenso de los precios del petróleo desde marzo.

Tipos de cambio y flujos de capital. Entre marzo y fines de junio, el dólar de EE.UU. se depreció alrededor de 3½% en términos efectivos reales, en tanto que el euro se fortaleció en una magnitud parecida gracias a la mayor confianza en la recuperación de la zona del euro y a la atenuación del riesgo político. Durante el mismo período, la fluctuación de los tipos de cambio de los mercados emergentes fue relativamente ligera; el peso mexicano avanzó ligeramente gracias al endurecimiento de la política monetaria y al alivio de las inquietudes en torno a las fricciones comerciales con Estados Unidos, y el real brasileño se depreció por efecto de la reavivada incertidumbre política. Los flujos de capital hacia las economías emergentes dieron muestra de resiliencia en los primeros meses de 2017, con un notable repunte de las inversiones de cartera de no residentes.

El crecimiento mundial repuntaría en 2017 y 2018

Según las últimas estimaciones, la economía mundial creció 3,2% en 2016, es decir, algo más que lo pronosticado en abril; ese cálculo refleja más que nada revisiones de las cuentas nacionales que revelaron un crecimiento mucho más fuerte en Irán y una actividad más vigorosa en India. La actividad económica de las economías avanzadas y de las economías emergentes y en desarrollo se acelerará en 2017, de acuerdo con los pronósticos, para alcanzar 2% y 4,6%, respectivamente; por otra parte, el crecimiento mundial está proyectado en 3,5%, cifra que no ha variado desde la previsión de abril. El pronóstico de crecimiento para 2018 es de 1,9% en las economías avanzadas —o sea, 0,1 puntos porcentuales menos que lo previsto por el informe WEO de abril último— y 4,8% en las economías emergentes y en desarrollo, cifra igual a la de abril. La previsión de crecimiento mundial para el año próximo se mantiene en 3,6%. Como se explica a continuación, la principal causa de las revisiones son las implicaciones macroeconómicas de los nuevos supuestos en torno a las políticas de Estados Unidos y China, las dos economías más grandes del mundo.

Economías avanzadas

  • El pronóstico de crecimiento de Estados Unidos ha sido revisado a la baja de 2,3% a 2,1% en 2017 y de 2,5% a 2,1% en 2018. Si bien el cambio de perspectivas para 2017 refleja en parte la debilidad del crecimiento durante el primer trimestre del año, el principal factor de las revisiones, sobre todo la de 2018, es el supuesto de que la política fiscal no será tan expansiva como se había pensado, teniendo en cuenta la incertidumbre que rodea los plazos y la naturaleza de la recalibración de dicha política. Las expectativas del mercado con respecto al estímulo fiscal también se han moderado.
  • Asimismo, se revisó a la baja el pronóstico de crecimiento del Reino Unido en 2017, ya que la actividad defraudó las expectativas en el primer trimestre.
  • En contraposición, se revisaron al alza las proyecciones de crecimiento de muchos países de la zona del euro en 2017: en Alemania, España, Francia e Italia el crecimiento en el primer trimestre de 2017 superó las expectativas en términos generales. Ese hecho, sumado a las revisiones positivas del crecimiento registrado en el último trimestre de 2016 y a los indicadores de alta frecuencia del segundo trimestre of 2017, hace pensar que el ímpetu de la demanda interna es más pujante de lo previsto.
  • Se revisó también al alza el pronóstico de crecimiento de Canadá en 2017, ya que la vigorosa demanda interna empujó el crecimiento del primer trimestre a 3,7% y los indicadores apuntan a una actividad resiliente en el segundo trimestre. En Japón, donde el consumo privado, la inversión y las expectativas apuntalaron el crecimiento en el primer trimestre, la revisión al alza fue marginal.

Economías emergentes y en desarrollo

En el caso de las economías emergentes y en desarrollo, se pronostica un repunte sostenido de la actividad: el crecimiento aumentaría de 4,3% en 2016 a 4,6% en 2017 y 4,8% en 2018. Estos pronósticos reflejan revisiones al alza respecto de abril, de 0,2 puntos porcentuales en 2016 y 0,1 puntos porcentuales en 2017. Como fue el caso en las últimas ediciones del informe WEO, el crecimiento del grupo responde más que nada a la actividad de los países importadores de materias primas, pero su reactivación refleja en gran medida la mejora paulatina de las condiciones de los grandes exportadores de materias primas que sufrieron recesiones en 2015–16, en muchos casos provocadas o exacerbadas por el retroceso de los precios de las materias primas.

  • Se prevé que el crecimiento de China se mantendrá en 6,7% en 2017, el mismo nivel que en 2016, y que en 2018 experimentará un ligero retroceso, a 6,4%. Se añadieron 0,1 puntos porcentuales al pronóstico para 2017, gracias a una actividad más fuerte de lo esperado durante el primer trimestre del año, que estuvo respaldada por la distensión de la política y reformas del lado de la oferta (por ejemplo, esfuerzos por reducir el exceso de capacidad en el sector industrial). La revisión al alza de 0,2 puntos porcentuales en 2018 refleja más que nada la expectativa de que las autoridades postergarán el ajuste fiscal necesario (especialmente manteniendo una inversión pública elevada) para alcanzar la meta de duplicar el PIB real de 2010 llegado el año 2020. Sin embargo, el costo de esa demora son nuevamente fuertes alzas de la deuda, y eso significa que los riesgos a la baja en torno a este pronóstico de base también se han agudizado.
  • En India, el crecimiento repuntaría más en 2017 y 2018, tal como se previó en abril último. Aunque la actividad se enfrió luego de la iniciativa de canje de la moneda, el crecimiento registrado en 2016 ––7,1%–– superó las previsiones gracias al elevado gasto público y a las revisiones de datos, que muestran un ímpetu más fuerte en la primera parte del año. En vista de la expansión del comercio internacional y el fortalecimiento de la demanda interna, el crecimiento de las economías de la ASEAN-5 conservaría la pujanza, en torno a 5%; el desempeño generalmente sólido del primer trimestre condujo a una ligera revisión al alza para 2017 respecto de la edición de abril del informe WEO.
  • Para las economías emergentes y en desarrollo de Europa se prevé un repunte del crecimiento en 2017, principalmente gracias a la mejora del pronóstico de Turquía, cuyas exportaciones se recuperaron con fuerza en el último trimestre de 2016 y el primero de 2017 tras cuatro trimestres de contracción moderada; a la vez, se prevé que la demanda externa se afianzará, con mejores perspectivas para los socios comerciales de la zona del euro. La economía rusa se recuperaría paulatinamente en 2017 y 2018, tal como se pronosticó en abril último.
  • Tras contraerse en 2016, la actividad económica de América Latina irá recuperándose poco a poco en 2017–18, de acuerdo con las previsiones, a medida que países como Argentina y Brasil se recuperen de la recesión. En comparación con la edición de abril último del informe WEO, el crecimiento de Brasil que se pronostica actualmente para 2017 es más elevado, gracias al vigor del primer trimestre, pero la persistente debilidad de la demanda interna y la agudización de la incertidumbre en torno a la situación política y a la política económica se verán reflejadas en una recuperación más moderada y, por ende, en un crecimiento menor en 2018. El pronóstico de crecimiento de México en 2017 aumentó de 1,7% a 1,9%, empujado por la fortaleza de la actividad en el primer trimestre del año, en tanto que no ha habido cambios en el pronóstico para 2018. Las revisiones para el resto de la región son principalmente a la baja, incluido un nuevo deterioro de las condiciones en Venezuela.
  • En la región de Oriente Medio, Norte de África, Afganistán y Pakistán, el crecimiento se desaceleraría considerablemente en 2017, principalmente por efecto del enfriamiento de la actividad de los exportadores de petróleo, y luego repuntaría en 2018. El pronóstico para 2017–18 básicamente no ha cambiado desde la edición de abril del informe WEO, pero se estima que la cifra de 2016 es considerablemente más alta gracias al mayor crecimiento en Irán. Si la reciente caída de precios del petróleo sigue su curso, el panorama podría empañarse más para los exportadores de petróleo de la región.
  • En África subsahariana, las perspectivas siguen siendo poco halagüeñas. Las proyecciones apuntan a que el crecimiento aumentará en 2017 y 2018, pero regresando apenas al terreno positivo en términos per cápita en la región en su conjunto y manteniéndose con signo negativo en alrededor de un tercio de los países de la región. La ligera revisión al alza del crecimiento de 2017 respecto al informe WEO de abril refleja la leve mejora de las perspectivas de crecimiento de Sudáfrica, que está experimentando una cosecha abundante gracias al aumento de las precipitaciones y una expansión de la producción minera atribuible a la moderada recuperación de precios de las materias primas. Sin embargo, las perspectivas de Sudáfrica siguen siendo difíciles, ya que la incertidumbre política es elevada, y la confianza de los consumidores y las empresas, débil; por ende, se recortó el pronóstico de crecimiento del país para 2018.

Riesgos

En términos generales, los riesgos están equilibrados a corto plazo, pero a mediano plazo continúan inclinándose a la baja. Los riesgos para las perspectivas estadounidenses son dobles: la puesta en práctica de un estímulo fiscal (por ejemplo, una reforma tributaria que reduzca la recaudación) podría empujar el aumento del producto y la demanda por encima del pronóstico de base, y lo opuesto ocurriría si se llevara a cabo la consolidación basada en el gasto que propone el presupuesto del actual gobierno. Del lado positivo, la recuperación de la actividad en la zona del euro, donde el sentimiento de los mercados es optimista y los riesgos políticos se han atenuado, podría ser más vigorosa y más duradera de lo previsto actualmente. Del lado negativo, una incertidumbre dilatada en torno a las políticas u otros shocks podrían provocar una corrección de las elevadas valuaciones que registran los mercados —especialmente el de renta variable— y reavivar una volatilidad que en este momento es muy atenuada. Esa eventualidad, a su vez, podría desalentar el gasto y menoscabar la confianza a nivel más general, sobre todo en los países con vulnerabilidades financieras agudas. El retroceso de los precios de las materias primas exacerbaría más las tensiones macroeconómicas y complicaría las necesidades de ajuste en muchos exportadores de materias primas. Otros riesgos a la baja para la solidez y la perdurabilidad de la recuperación son los siguientes:

  • Un período más dilatado de incertidumbre en torno a las políticas. A pesar de que los riesgos relacionados con las elecciones se han atenuado, la incertidumbre en torno a las políticas se mantiene elevada y podría agravarse como consecuencia de la política fiscal y regulatoria de Estados Unidos, que son difíciles de predecir; las negociaciones sobre los planes post brexit; y los riesgos geopolíticos, entre otras cosas. Esto podría minar la confianza, desalentar la inversión privada y debilitar el crecimiento.
  • Tensiones financieras. En China, suspender la atención acordada últimamente a la solución de los riesgos del sector financiero y a la restricción de la excesiva expansión del crédito (principalmente a través de una aplicación más estricta de la política macroprudencial) podría provocar una abrupta desaceleración del crecimiento, con repercusiones negativas en otros países a través de los canales del comercio internacional, los precios de las materias primas y la confianza. Si la normalización de la política monetaria estadounidense se produce con más celeridad de lo esperado, las condiciones financieras internacionales podrían tensarse y provocar un vuelco de los flujos de capital destinados a las economías emergentes, junto con una apreciación del dólar de EE.UU., lo cual causaría tensiones en las economías emergentes muy apalancadas, con un vínculo cambiario al dólar o con descalces en los balances. Al mismo tiempo, en la medida en que el endurecimiento de la política monetaria refleja una mejora de las perspectivas estadounidenses, los socios comerciales de Estados Unidos se beneficiarían de un efecto de contagio positivo en la demanda. En algunos países de la zona del euro, la debilidad de los balances bancarios y las perspectivas poco halagüeñas de las utilidades empresariales podrían interactuar con el recrudecimiento de los riesgos políticos y reavivar las inquietudes que rodean a la estabilidad financiera, y el alza de las tasas de interés a largo plazo empeoraría la dinámica de la deuda pública. Por último, si el fortalecimiento de la supervisión y regulación financiera logrado desde la crisis se deteriorara en forma generalizada —tanto a escala nacional como internacional— podrían disminuir las reservas de capital y de liquidez o la supervisión podría perder eficacia, con repercusiones negativas para la estabilidad financiera mundial.
  • Políticas aislacionistas. A más largo plazo, el fracaso de los intentos por aumentar el crecimiento potencial y lograr que el crecimiento sea más inclusivo podría alimentar el proteccionismo y obstaculizar las reformas favorables a los mercados. Esa postura podría trastocar las cadenas internacionales de suministro, reducir la productividad mundial y encarecer los bienes de consumo transables, perjudicando desproporcionadamente a los hogares de bajo ingreso.
  • Entre los factores no económicos, las crecientes tensiones geopolíticas, las desavenencias políticas nacionales y los shocks generados por la falta de gobernanza y la corrupción podrían lastrar la actividad económica.

Estos riesgos están conectados y podrían terminar reforzándose mutuamente. Por ejemplo, un vuelco hacia el aislacionismo podría estar vinculado con el aumento de las tensiones geopolíticas así como con la creciente aversión mundial al riesgo; los shocks no económicos pueden asestar un golpe directo a la actividad económica y al mismo tiempo hacer trastabillar la confianza y el optimismo de los mercados; y en caso de que las condiciones financieras internacionales se estrechen con más celeridad de la prevista o que se produzca un cambio en las economías avanzadas hacia políticas proteccionistas, podrían reavivarse las presiones de salida de capitales de los mercados emergentes.

Políticas

Por lo tanto, las opciones de política tendrán una influencia crucial en la evolución de las perspectivas y la atenuación de los riesgos.

  • Reforzar el ímpetu. Como los países se encuentran en este momento en distintas etapas del ciclo, corresponde que mantengan diferentes orientaciones en la política monetaria y fiscal. En las economías avanzadas, donde la demanda aún no ha tomado cuerpo y la inflación es demasiado baja, debería continuar el estímulo monetario y (de ser factible) el fiscal; en los demás casos, la política monetaria debería normalizarse paulatinamente al ritmo de la evolución de la economía, y la política fiscal debería centrarse en apuntalar las reformas encaminadas a expandir el potencial de oferta de la economía. Los países que necesitan una consolidación fiscal deberían instrumentarla mediante medidas propicias para el crecimiento. Las economías de mercados emergentes deberían seguir permitiendo que los tipos de cambio amortigüen los shocks, siempre que sea posible.
  • Lograr un crecimiento resiliente y equilibrado. Los esfuerzos por sanear los balances del sector privado y afirmar la sostenibilidad de la deuda pública son los cimientos críticos de una recuperación resiliente. Lo mismo puede decirse de los esfuerzos por reducir los desequilibrios en cuenta corriente tanto en los países superavitarios como en los deficitarios.
  • Sustentar un crecimiento elevado e inclusivo a largo plazo. Este objetivo requiere reformas estructurales correctamente escalonadas y adaptadas a las circunstancias de cada caso para incrementar la productividad y la inversión, medidas que reduzcan las disparidades entre los sexos en términos de la participación en la fuerza laboral, y un respaldo activo para los damnificados por los cambios de la tecnología o el comercio internacional.
  • Entre los países en desarrollo de bajo ingreso, los exportadores de materias primas necesitan en términos generales ajustes considerables para corregir los desequilibrios macroeconómicos, un reto que sería aún más difícil para los exportadores de combustibles ante una caída persistente de los precios del petróleo. Las prioridades varían entre los países en desarrollo de bajo ingreso con una economía diversificada, dada la variedad de las circunstancias individuales, pero una meta general para este grupo debería ser la de afianzar la resiliencia ante posibles shocks reforzando las finanzas públicas y las reservas de divisas mientras el crecimiento sea pujante.
  • Un marco multilateral para las relaciones económicas internacionales que funcione en forma adecuada es otro componente crítico de un crecimiento fuerte, sostenible, equilibrado e inclusivo. La puesta en práctica de políticas de suma cero siempre termina perjudicando a todos los países, como lo demuestra la historia. Como las políticas nacionales inevitablemente interactúan y generan efectos de contagio en todos los países, la economía mundial funciona mucho mejor para todos cuando las autoridades dialogan regularmente y colaboran dentro de mecanismos convenidos para resolver los desacuerdos. Un sistema de comercio mundial abierto y basado en reglas es particularmente vital para la prosperidad internacional, pero debe estar apuntalado por políticas nacionales que faciliten la adaptación no solo al comercio internacional sino también al rápido cambio tecnológico.
  • Al mismo tiempo, la comunidad internacional debería continuar adaptando el sistema multilateral a la evolución de la economía mundial. Un diálogo y una cooperación activos ayudarán a mejorar y modernizar las reglas, al tiempo que contribuyen a atender las inquietudes válidas de los países. Este proceso ayudará a mantener la imparcialidad y cosechar beneficios mutuos. Sumado a políticas nacionales sólidas, también contribuirá a evitar un amplio repliegue del multilateralismo, que podría darse a través de un proteccionismo generalizado o de una carrera destructiva en la supervisión financiera y regulatoria, eventualidades de las cuales ningún país saldría indemne.
Cuadro 1. Panorama de las proyecciones de Perspectivas de la economía mundial
(Variación porcentual, salvo indicación en contrario)
  Interanual    
    Diferencia con las proyecciones del informe WEO de abril de 2017 1/   T4 a T4 2/
  Estimaciones Proyecciones     Estimaciones Proyecciones
  2015 2016 2017 2018   2017 2018   2016 2017 2018
Producto mundial 3.4 3.2 3.5 3.6   0.0 0.0   3.2 3.5 3.7
Economías avanzadas 2.1 1.7 2.0 1.9   0.0 –0.1   2.0 1.9 1.9
Estados Unidos 2.6 1.6 2.1 2.1   –0.2 –0.4   2.0 2.0 2.3
Zona del euro 2.0 1.8 1.9 1.7   0.2 0.1   1.8 1.9 1.7
Alemania 1.5 1.8 1.8 1.6   0.2 0.1   1.8 1.9 1.5
Francia 1.1 1.2 1.5 1.7   0.1 0.1   1.2 1.7 1.5
Italia 0.8 0.9 1.3 1.0   0.5 0.2   1.1 1.1 1.0
España 3.2 3.2 3.1 2.4   0.5 0.3   3.0 3.0 2.1
Japón 1.1 1.0 1.3 0.6   0.1 0.0   1.6 1.2 0.5
Reino Unido 2.2 1.8 1.7 1.5   –0.3 0.0   1.9 1.4 1.4
Canadá 0.9 1.5 2.5 1.9   0.6 –0.1   2.0 2.3 2.0
Otras economías avanzadas 3/ 2.0 2.2 2.3 2.4   0.0 0.0   2.5 2.1 2.7
Economías de mercados emergentes y en desarrollo 4.3 4.3 4.6 4.8   0.1 0.0   4.2 4.9 5.2
Comunidad de Estados Independientes –2.2 0.4 1.7 2.1   0.0 0.0   0.6 1.5 2.0
Rusia –2.8 –0.2 1.4 1.4   0.0 0.0   0.3 1.5 1.8
Excluido Rusia –0.5 1.8 2.5 3.5   0.0 0.0   . . . . . . . . .
Economías emergentes y en desarrollo de Asia 6.8 6.4 6.5 6.5   0.1 0.1   6.3 6.6 6.5
China 6.9 6.7 6.7 6.4   0.1 0.2   6.8 6.4 6.4
India 4/ 8.0 7.1 7.2 7.7   0.0 0.0   6.0 8.0 7.6
ASEAN-5 5/ 4.9 4.9 5.1 5.2   0.1 0.0   4.8 5.2 5.2
Economías emergentes y en desarrollo de Europa 4.7 3.0 3.5 3.2   0.5 –0.1   3.3 2.0 4.2
América Latina y el Caribe 0.1 –1.0 1.0 1.9   –0.1 –0.1   –1.3 1.6 2.1
Brasil –3.8 –3.6 0.3 1.3   0.1 –0.4   –2.5 1.5 1.7
México 2.6 2.3 1.9 2.0   0.2 0.0   2.3 0.9 3.2
Oriente Medio, Norte de África, Afganistán y Pakistán 2.7 5.0 2.6 3.3   0.0 –0.1   . . . . . . . . .
Arabia Saudita 4.1 1.7 0.1 1.1   –0.3 –0.2   2.2 0.6 1.4
África subsahariana 3.4 1.3 2.7 3.5   0.1 0.0   . . . . . . . . .
Nigeria 2.7 –1.6 0.8 1.9   0.0 0.0   . . . . . . . . .
Sudáfrica 1.3 0.3 1.0 1.2   0.2 –0.4   0.4 1.3 1.1
Partidas informativas
Países en desarrollo de bajo ingreso 4.6 3.6 4.6 5.2   –0.1 –0.1   . . . . . . . . .
Crecimiento mundial según los tipos de cambio de mercado 2.7 2.5 2.9 3.0   0.0 0.0   2.6 2.8 3.0
Volumen del comercio mundial (bienes y servicios) 6/ 2.6 2.3 4.0 3.9   0.2 0.0   . . . . . . . . .
Economías avanzadas 4.0 2.3 3.9 3.5   0.2 –0.1   . . . . . . . . .
Economías de mercados emergentes y en desarrollo 0.3 2.2 4.1 4.6   0.1 0.3   . . . . . . . . .
Precios de las materias primas (dólares de EE.UU.)                      
Petróleo 7/ –47.2 –15.7 21.2 0.1   –7.7 0.4   16.2 6.2 –0.8
No combustibles (promedio basado en ponderaciones de la exportación mundial de materias primas) –17.5 –1.8 5.4 –1.4   –3.1 –0.1   9.9 0.1 0.1
Precios al consumidor
Economías avanzadas 0.3 0.8 1.9 1.8   –0.1 –0.1   1.2 1.7 2.0
Economías de mercados emergentes y en desarrollo 8/ 4.7 4.3 4.5 4.6   –0.2 0.2   3.7 4.0 3.9
Tasa interbancaria de oferta de Londres (porcentaje)
Sobre los depósitos en dólares de EE.UU. (seis meses) 0.5 1.1 1.6 2.2   –0.1 –0.6   . . . . . . . . .
Sobre los depósitos en euros (tres meses) –0.0 –0.3 –0.3 –0.2   0.0 0.0   . . . . . . . . .
Sobre los depósitos en yenes japoneses (seis meses) 0.1 0.0 0.0 0.1   0.0 0.1   . . . . . . . . .
Nota: Se parte del supuesto de que los tipos de cambio efectivos reales se mantienen constantes a los niveles vigentes entre el 3 y el 31 de mayo de 2017. Las economías se enumeran en base a su tamaño. Los datos trimestrales agregados están desestacionalizados.
1/ Diferencia basada en cifras redondeadas, tanto en los pronósticos de esta Actualización como en los de la edición de abril de 2017 de Perspectivas de la economía mundial.
2/ En el caso del producto mundial, las estimaciones y proyecciones trimestrales abarcan aproximadamente 90% del producto mundial anual ponderado según la paridad del poder adquisitivo. En el caso de las economías de mercados emergentes y en desarrollo, las estimaciones y proyecciones trimestrales abarcan aproximadamente 80% de la producción anual del grupo ponderado según la paridad del poder adquisitivo.
3/ Excluye el G7 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido y Estados Unidos) y los países de la zona del euro.
4/ En el caso de India, los datos y pronósticos están basados en el ejercicio f iscal, y el PIB a partir de 2011 está basado en el PIB a precios de mercado tomando como año base el ejercicio 2011-12.
5/ Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia y Vietnam.
6/ Promedio simple de las tasas de crecimiento de los volúmenes de exportación e importación (bienes y servicios).
7/ Promedio simple de los precios de las variedades de crudo U.K. Brent, Dubai Fateh y West Texas Intermediate. El precio promedio del petróleo fue USD 42,8 el barril en 2016; el precio supuesto con base en los mercados de futuros (al 1 de junio de 2017) es USD 51,9 en 2017 y USD 52,0 en 2018.
8/ Excluye Argentina y Venezuela.