Comunicado - Reunión conjunta del CMFI y el Comité para el Desarrollo 29 de abril de 2001

29 de abril de 2001


29 de abril de 2001

1. Los miembros del Comité para el Desarrollo y el Comité Monetario y Financiero Internacional (CMFI) celebraron una reunión conjunta el 29 de abril de 2001 con el objeto de examinar los programas actuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) encaminados a afianzar el crecimiento y combatir la pobreza. Hemos renovado nuestro compromiso de abordar estos problemas y brindar asistencia a los países para que puedan cumplir los objetivos internacionales de desarrollo. Esta reunión especial simboliza nuestro pleno respaldo para el refuerzo de la cooperación entre el Banco Mundial y el FMI, que se recoge también en muchos otros puntos de los temarios individuales del CMFI y el Comité para el Desarrollo. En esta reunión, enfocamos la mira hacia los avances en el fortalecimiento de esta alianza para luchar contra la pobreza e impulsar el crecimiento en los países más pobres del mundo.

2. Muchas de las cuestiones que examinamos resultan aplicables particularmente a los problemas de África. Tras la visita conjunta a la región en febrero pasado, los directores de ambas instituciones observaron la firme determinación de los dirigentes africanos de realizar reformas que permitan atacar las causas de la pobreza y mejorar la calidad de vida de sus habitantes en forma duradera. Los dirigentes africanos subrayaron la importancia de atender los grandes problemas que forman parte de los temarios de nuestros comités: los conflictos y las deficiencias de la gobernanza; la creación de una sólida base de recursos humanos, incluida la educación y la lucha contra el VIH/SIDA y otras enfermedades transmisibles; y la necesidad de poner a África en una situación que le permita beneficiarse de la globalización. Reconocemos que la voluntad de los dirigentes africanos para hacerse cargo de sus propias responsabilidades debe complementarse con un decidido respaldo de la comunidad internacional a fin de lograr los objetivos internacionales de desarrollo y estamos dispuestos a trabajar para brindarles ese apoyo.

3. Mucho se ha avanzado desde las Reuniones Anuales de Praga en la implementación del enfoque del documento de estrategia de lucha contra la pobreza (DELP) y la Iniciativa reforzada para los PPME. Nos sentimos optimistas ante la seriedad de propósito y la identificación de los países con el proceso, así como la voluntad de los asociados en el desarrollo de apoyar ese enfoque. Si bien también nos alienta la perspectiva de que muchos países alcanzarán su primer DELP definitivo en 2001, instamos al Banco Mundial y al FMI, a otras instituciones multilaterales y a los donantes bilaterales, a ayudar a estos países a desarrollar plenamente, implementar y hacer un seguimiento de sus estrategias de reducción de la pobreza. Somos conscientes de que el proceso evolucionará en función de la experiencia y que los éxitos sólo pueden medirse en términos de la reducción de la pobreza obtenida en el curso del tiempo.

4. Celebramos los considerables avances en la implementación de la Iniciativa reforzada para los PPME, habiendo alcanzado el punto de decisión 22 países. Se prevé que ello se traducirá en un alivio del servicio de la deuda (incluida tanto la asistencia original en el marco de la Iniciativa para los PPME como en el marco de la iniciativa reforzada) por valor de US$34.000 millones. En conjunción con los mecanismos tradicionales de alivio de la deuda y la condonación adicional de la deuda bilateral, se proporcionará a estos países un total de US$53.000 millones. Se prevé que el alivio combinado reducirá la deuda externa de estos países en casi dos tercios (en cifras actualizadas), lo que la situará a niveles inferiores al promedio de los países en desarrollo. Estos países han empezado a recibir un alivio en materia de liquidez, lo que les ayudará a incrementar el gasto para la reducción de la pobreza. Alentamos a estos PPME a no desfallecer en sus esfuerzos por alcanzar el punto de culminación y a los países que aún no reúnen los requisitos para recibir la asistencia, a adoptar las políticas requeridas para alcanzar el punto de decisión y empezar a beneficiarse del alivio para los PPME. Hacemos hincapié en la importancia de que los países demuestren un firme compromiso con los programas de reforma y reafirmamos la posibilidad, según las particularidades de cada caso, de actuar con flexibilidad en lo relativo al historial. Si bien reconocemos las necesidades especiales de determinados países en desarrollo y países en transición de bajo ingreso que son acreedores, también instamos a la totalidad de donantes y acreedores a participar en el alivio para los PPME y a cumplir sus compromisos de apoyo financiero.

5. La organización de eficaces sistemas de gestión del gasto público es un importante objetivo para asegurar que los ahorros presupuestarios provenientes del alivio para los PPME, así como los provenientes de recursos internos y asistencia externa, se utilicen eficazmente para fines de reducción de la pobreza. Respaldamos los esfuerzos actuales del Banco Mundial, el FMI y los donantes para ayudar a estos países a fortalecer estos sistemas y consideramos las revisiones del SCLP y los informes de avance del DELP como una oportunidad para observar los progresos de cada país. Exhortamos a los países que elaboran DELP a redoblar sus esfuerzos por mejorar la gestión y el seguimiento del gasto; y alentamos a los donantes y acreedores a apoyar estos esfuerzos y a armonizar cada vez más sus mecanismos de suministro de ayuda de manera que se refuercen los sistemas presupuestarios y de planificación de los países.

6. Nos sentimos optimistas ante el hecho de que el Banco Mundial esté desarrollando mejores métodos para ayudar a los países a evaluar el impacto social de las políticas, así como sus propias recomendaciones de política, y también porque el FMI efectuará una aportación en sus áreas de competencia y que, en el asesoramiento que ofrece en materia de política macroeconómica, se basará en los análisis del impacto social realizados por otras entidades. Instamos al Banco Mundial y al FMI a implementar estas medidas en los países cuanto antes. Celebramos los planes actuales del Banco Mundial y el FMI de racionalizar, reorientar y fijar prioridades en la condicionalidad basándose en estrategias de cosecha nacional para fomentar el crecimiento y la reducción de la pobreza. Asimismo, vemos con buenos ojos las labores en marcha para distinguir las funciones correspondientes al servicio para el crecimiento y la lucha contra la pobreza (SCLP) del FMI y al crédito de apoyo a la lucha contra la pobreza (CALP) del Banco Mundial.

7. Reiteramos nuestro compromiso con la Iniciativa reforzada para los PPME como medio para que los países habilitados obtengan una salida duradera de la deuda no viable. El marco de la Iniciativa reforzada para los PPME reconoce las actuales vulnerabilidades de los PPME y por consiguiente fijó el monto del alivio de la deuda en el punto de decisión a un nivel considerablemente mayor que en el marco original. Lo anterior se suma al hecho de que varios acreedores bilaterales hayan convenido en una reducción del 100% en la deuda de AOD. Subrayamos que la gestión de la deuda requiere un refuerzo. Estamos de acuerdo en que en el punto de culminación debe realizarse un análisis y debate exhaustivos de las perspectivas de viabilidad de la deuda a largo plazo. En general, convenimos en la importancia de que los PPME realicen un seguimiento periódico de la situación de su deuda, con el respaldo del Banco Mundial y el FMI, que vaya más allá del punto de culminación. En circunstancias excepcionales, cuando los factores exógenos originan cambios fundamentales en las circunstancias de un país, reafirmamos el hecho de que, en el marco de la Iniciativa para los PPME, existe la opción de considerar, en el punto de culminación, un alivio adicional de la deuda.

8. La viabilidad de la deuda sólo puede lograrse y mantenerse si se abordan las causas subyacentes del problema. Al igual que en la lucha general contra la pobreza, se requiere una estrategia de dos pilares: Primero, los países pobres deben hacerse cargo de su propio futuro y crear oportunidades para un crecimiento equitativo y sostenible y reducir la pobreza mediante la mejora de sus resultados en materia de gestión macroeconómica (incluso un endeudamiento prudente), las reformas orientadas hacia el sector externo que propicien el desarrollo del sector privado, la gobernanza y las políticas sociales (especialmente la educación y la salud). Segundo, la comunidad internacional debe brindar un respaldo firme, no sólo a través de los compromisos actuales de alivio de la deuda sino también mediante el aumento de la ayuda y de las oportunidades comerciales. Reiteramos que el alivio de la deuda de los PPME debe sumarse a la asistencia oficial para el desarrollo, que debe ofrecerse en las condiciones concesionarias o a título de donación que resulten indicadas.

9. Reafirmamos enfáticamente la importancia de que los países en desarrollo tengan un mayor acceso a los mercados mundiales y en particular hacemos un llamado a los países para que abran más sus mercados a las exportaciones de los países más pobres. En este sentido, expresamos satisfacción por las recientes iniciativas adoptadas por varios países. Además, a los países industriales les corresponde una importante función al aplicar políticas que aseguren un crecimiento sostenible y no inflacionario de la economía mundial. Esas acciones concertadas entre los países ricos y pobres son necesarias para el logro de los objetivos internacionales de desarrollo.

10. Los conflictos siguen siendo un importante obstáculo para la mejora de las condiciones de vida de millones de personas, sobre todo en África. La ayuda para que los países resuelvan los conflictos y se restablezcan las bases para el progreso económico y social es una prioridad fundamental para la comunidad internacional. Los cuantiosos atrasos persistentes plantean desafíos especiales para varios países afectados por conflictos. En vista de que muchos de estos países son pobres y muy endeudados, recibimos de buen grado la labor realizada por el Banco Mundial y el FMI con miras a mejorar su capacidad para brindarles asistencia, incluso mediante el alivio de la deuda. Aplaudimos los esfuerzos del FMI por ofrecer su asistencia de emergencia a los países en etapa de posguerra en condiciones concesionarias. Coincidimos en la importancia de seguir centrando firmemente la atención en los resultados, incluida la transparencia en el gasto militar, para asegurar que el alivio de la deuda se utilice para reducir la pobreza y no se desvíe al gasto militar. Estamos de acuerdo en que el marco de la Iniciativa reforzada para los PPME ofrece suficiente flexibilidad para adaptarse a las circunstancias especiales de los PPME en etapa de posguerra, incluso en lo que se refiere a la duración del historial de resultados económicos si se ha avanzado considerablemente hacia la estabilidad macroeconómica, la gobernanza, el desarrollo de las capacidades y la supervisión. En general, los países en etapa de posguerra que se encuentran en proceso de recuperación también requerirán considerable asistencia técnica y de desarrollo de las capacidades. Estamos de acuerdo en que hay posibilidades para aumentar la asistencia del Banco Mundial y el FMI a fin de respaldar la reconstrucción en estos países, y solicitamos a ambas instituciones que trabajen en estrecha colaboración con el sistema de las Naciones Unidas en estos ámbitos a fin de asegurar la plena utilización de los conocimientos especializados que poseen esos organismos.