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La respuesta del FMI a la crisis mundial: Atención de las necesidades de los países de bajo ingreso

29 de julio de 2009

A lo largo de los últimos seis meses, a medida que la crisis financiera mundial se extendía de los países desarrollados a los países en desarrollo, el FMI emprendió una reforma sin precedentes de sus políticas para los países de bajo ingreso, que culminó con el anuncio de que se proporcionarán importantes nuevos recursos mediante nuevos instrumentos de préstamo. Esta labor de gran alcance ha transformado las relaciones del FMI con los países miembros que luchan por superar el efecto de una crisis que no han contribuido a gestar. La iniciativa refleja las consultas directas realizadas con los países de bajo ingreso y responde al llamado de los jefes de Estado del G-20 a adoptar sin demora medidas de política económica para atender las necesidades del mundo en desarrollo. Mediante las reformas se aumentaron sensiblemente los recursos a disposición de estos países, se reestructuraron los mecanismos crediticios del FMI, se simplificó la condicionalidad aplicable a los préstamos en condiciones concesionarias y se redujo a cero el interés de préstamos para los países de bajo ingreso hasta 2011 inclusive.

La crisis financiera mundial se gestó en las economías avanzadas y se propagó primero a los países de mercados emergentes. Sin embargo, una tercera ola de la crisis ha amenazado los excepcionales logros económicos alcanzados en la década pasada por muchos de los países de bajo ingreso. A comienzos de este año, un estudio del FMI sobre el efecto de la crisis en los países de bajo ingreso advirtió que la crisis financiera, unida al marcado aumento del precio de los alimentos y combustibles en 2007, incrementó sensiblemente las necesidades de financiamiento que la comunidad internacional debe satisfacer. Actualmente, el FMI trabaja para ayudar a los países a impedir que millones de personas retornen a una situación de pobreza.

La respuesta del FMI se ha centrado en incrementar sensiblemente el crédito concesionario otorgado a los países de bajo ingreso, que en el último año cuadriplicó sus niveles históricos. Los nuevos compromisos de crédito del FMI a favor de África subsahariana desde enero hasta mediados de julio de 2009 alcanzaron los US$2.700 millones, frente a US$1.1000 millones en todo 2008.

El FMI ha anunciado otras iniciativas para aprovechar este esfuerzo:

  • El FMI se comprometió a aumentar los recursos concesionarios destinados a los países de bajo ingreso, a fin de satisfacer una demanda que, según las proyecciones, rondará los US$17.000 millones en 2014. Se prevé que los préstamos ascenderán hasta los US$8.000 millones solo en 2009 y 2010, lo cual superaría los US$6.000 millones en préstamos adicionales que el G-20 exhortó a conceder en los próximos dos a tres años. Los nuevos recursos incluirán ingresos derivados de la venta prevista de oro del FMI.

  • Los países de bajo ingreso recibirán en forma excepcional alivio en la totalidad de los pagos de intereses adeudados al FMI hasta 2011, inclusive, en razón de los instrumentos de préstamo concesionario de la institución.

  • El apoyo financiero del FMI en el futuro incluirá un aumento permanente de la concesionalidad, con un mecanismo que permitirá revisar las tasas de interés después de 2011.

  • Los países miembros del FMI también aprobaron una asignación de DEG por US$250.000 millones, que se distribuirá entre todos los países miembros según sus cuotas en el FMI. Esto significa una asignación de más de US$18.000 millones de DEG a favor de los países de bajo ingreso, para reforzar sus reservas de divisas y aliviar sus limitaciones financieras.

  • El FMI ha establecido una nueva estructura para sus préstamos concesionarios. En adelante, serán más flexibles y se adaptarán mejor a la creciente diversidad de los países de bajo ingreso. Los nuevos instrumentos son los siguientes: el Servicio de Crédito Ampliado, que proporciona apoyo flexible a mediano plazo; el Servicio de Crédito Stand-By, para atender necesidades a corto plazo y de carácter precautorio; y el Servicio de Crédito Rápido, que ofrece apoyo de emergencia con condicionalidad limitada. Los nuevos instrumentos se instituyen en el marco de un nuevo Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza.

  • La nueva estructura se suma a las reformas de los límites al endeudamiento de los países de bajo ingreso, que los ayudará a satisfacer las necesidades de financiamiento provocadas por la crisis. En términos generales, estas reformas equivalen a una duplicación del promedio anualizado de los límites de acceso. Esta política se ajusta a la decisión de elevar los límites de acceso a los recursos del FMI para los demás países miembros.

  • La condicionalidad de los programas del FMI se ha simplificado para centrarse en sus objetivos fundamentales. Esta flexibilidad se aplica particularmente a las reformas estructurales. No será necesario que los países soliciten dispensas si dichas reformas no se concluyen antes de una fecha determinada.

  • Esta nueva estructura de los instrumentos de préstamo para los países de bajo ingreso hace especial hincapié en el crecimiento económico y el alivio de la pobreza en todos los instrumentos. Los programas incluirán metas específicas para salvaguardar el gasto social y otros gastos de carácter prioritario.

  • En la mayoría de los países de bajo ingreso, el aumento de la asistencia financiera del FMI se ha complementado con programas que incluyen un mayor nivel de gastos para favorecer a la población pobre. Los programas del FMI han contemplado el aumento del déficit fiscal y, a menudo, del gasto, para hacer frente al reto planteado por la crisis de los precios de los alimentos y combustibles y la crisis financiera mundial. Los programas recientes suelen incluir también la flexibilización de la política monetaria y metas de inflación más altas.

Al adoptar estas medidas, el FMI ha transformado sus relaciones con los países de bajo ingreso y ha respondido de manera directa al consenso internacional sobre cómo enfrentar la crisis mundial. En marzo de 2009 el Presidente de Tanzanía, Jakaya Kikwete, el Director Gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, y el ex Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, convocaron a una conferencia en Dar-es-Salaam para abordar estas cuestiones. El FMI se comprometió en dicha reunión a aumentar el apoyo que brinda a África mediante una mayor financiación y flexibilidad, la intensificación del diálogo sobre política económica y el fortalecimiento de la voz de África en el FMI. Estos compromisos se hicieron llegar a la cumbre del G-20 celebrada en Londres en abril de 2009, en la que el Sr. Strauss-Kahn también pidió que los países donantes facilitaran un fuerte incremento del crédito en condiciones concesionarias.