Eric Sidgwick; País de origen: Francia; Cargo: Representante Residente

Nombre: Eric Sidgwick
País de origen: Francia
Cargo: Representante Residente

Bonjour! Me llamo Eric Sidgwick y soy el Representante Residente del Fondo en la República Lao. Lo que más me gusta de mi trabajo es poder contribuir, por poco que sea, al desarrollo económico de un país y ayudar a que los habitantes tengan un nivel de vida mejor.

¿Quién trabaja para el FMI? Venimos de todas partes del mundo
Venimos de todas partes del mundo    

 

La tarea más importante que tengo es fomentar la relación entre el FMI y el gobierno nacional. Me toca explicar de manera muy clara el punto de vista del FMI y el razonamiento en el que se basan nuestras recomendaciones. Al mismo tiempo, tengo que escuchar con mucha atención lo que me dice el gobierno y luego asesorar al FMI sobre lo que se puede hacer y lo que no. Ese es uno de los principales mecanismos que tiene el FMI para estar seguro de que comprende a fondo a los países a los que está intentando ayudar y de que los países se identifican totalmente con las soluciones necesarias. Así también podemos amoldarnos a cada caso para solucionar los desequilibrios macroeconómicos.

Tengo que mantenerme al tanto de lo que pasa en la economía del país para poder asesorar a tiempo al gobierno si hay algo que se está desencajando y para recomendar medidas correctivas.

¿Cómo tengo organizado el día? Llego a la oficina a las 8 y leo todos los mensajes que llegaron por correo electrónico desde Washington mientras aquí era de noche. Por la mañana, intento concentrarme en los problemas más complicados. Para conseguir la información que necesita Washington, tengo que reunirme por ejemplo con el director del departamento de estudios del banco central y averiguar por qué el crédito a las empresas estatales se disparó un 10% el mes pasado.

Eric Sidgwick
"Me tengo que mantener al tanto de lo que pasa en la economía del país para poder asesorar a tiempo al gobierno si hay algo que se está desencajando y para recomendar medidas correctivas."

Después, quizás tenga que pasar por el ministerio de hacienda a saludar al vicedirector de presupuesto y preguntarle por qué fue tan bajo el nivel de ingresos el mes pasado. Me explica que las importaciones fueron inferiores a lo previsto y que por lo tanto se cobraron menos derechos aduaneros de lo que se esperaba. De modo que para compensar esa baja de los ingresos y no aumentar el déficit fiscal global, el gobierno redujo las subvenciones a algunas empresas estatales grandes. Entonces me doy cuenta de que esa reducción de las subvenciones puede explicar por qué aumentó el crédito a las empresas estatales. Vuelvo al banco central y confirmo que tenía razón. Ahora puedo transmitirle toda esta información a Washington.

Satisfecho con esta labor de detective, me encuentro con el representante local del Banco Mundial para almorzar y averiguar cómo andan sus cosas. ¿Ya decidieron si van a financiar la nueva represa? ¿Por cuánto? Tengo que acordarme de enviar un mensaje a Washington porque la economista encargada de la balanza de pagos necesitará este dato para tener en cuenta la entrada de capital y el aumento de la importación que producirá este proyecto.

Por la tarde recibo un par de visitas y organizo algunos asuntos administrativos. Contesto todos los mensajes que recibí por correo electrónico para que los colegas de Washington encuentren una respuesta al llegar a la oficina por la mañana. Dos o tres veces por semana, hay algún acto social por la noche en el que quizás me entere de algo interesante.

Cuando me voy a acostar y pienso en lo que hice durante el día, me doy cuenta de que a pesar de mi formación en macroeconomía, pasé solamente un 20% del tiempo analizando datos económicos. Un 20% lo pasé como detective, hilando una historia; un 20% como asesor, preparando recomendaciones para Washington o para funcionarios del gobierno; un 20% como administrador, manejando la oficina del FMI; y otro 20% como diplomático, explicando a quien quiera oírla la opinión del FMI sobre la economía. ¡Qué día! Y mañana será igual, pero no del todo…

Au revoir!

 

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