Logo del euro: para alcanzar el crecimiento a mediano plazo, los retos existentes requieren la acción colectiva de la zona del euro (foto: KTSDesign/Science Photo Library/Newscom)

La Unión Europea, ante una encrucijada: Sin margen para la autocomplacencia

8 de julio de 2016

  • La zona del euro se recupera, pero las perspectivas a mediano plazo son débiles
  • Una mayor integración exige la acción colectiva, los apaños entrañan grandes riesgos
  • Las prioridades de la UE son aumentar el respaldo fiscal, aplicar reformas para elevar el potencial de crecimiento, crear un seguro de depósitos común y mejorar los balances bancarios

La zona del euro ha reforzado su recuperación, pero las perspectivas a mediano plazo se mantienen débiles y se ven amenazadas por la falta de acción colectiva a la hora de abordar los retos comunes. Los países miembros deben recuperar la fe en la unión monetaria, según el último examen de la misma a cargo del FMI.

“La zona del euro se encuentra en un momento crítico. Los avances logrados durante la fase aguda de la crisis y la recuperación no deberían conducir a la autocomplacencia por los retos subyacentes. Las autoridades económicas deberían aprovechar la ocasión para invertir la tendencia al alza del euroescepticismo y reforzar la unión monetaria a través de la acción conjunta. Los apaños son cada vez más insostenibles,” afirmó Mahmood Pradhan, jefe de la misión de la zona del euro.

La frágil recuperación que se inició en la zona del euro en 2014 se ha fortalecido gracias al gasto de los hogares, coincidiendo con el aumento del empleo, el descenso de los precios del petróleo, una orientación fiscal neutra y una política monetaria acomodaticia. Sin embargo, las perspectivas de crecimiento a mediano plazo siguen siendo menos optimistas. “La inflación sigue siendo demasiado reducida, y la debilidad de la inversión, el desempleo todavía elevado y el envejecimiento de la población seguirán perjudicando a la productividad, lo cual incrementará el riesgo de estancamiento,” manifestó Pradhan.

Aumento de los riesgos políticos

Estas perspectivas económicas moderadas se ven agravadas por el aumento del riesgo político en la zona del euro y la Unión Europea (UE). El auge del euroescepticismo ha causado fuertes divisiones políticas, que obstaculizan la voluntad colectiva de tomar decisiones vitales para fortalecer la unión —para gestionar la oleada de refugiados o abordar problemas de seguridad, por ejemplo. Es probable que el referéndum del Reino Unido provoque incertidumbres constantes en torno a su nuevo estatus dentro de la UE. Una desaceleración del crecimiento mundial podría debilitar la recuperación y elevar la probabilidad de estancamiento.

Recuperar la fe en la unión monetaria

A menos que se resuelvan los problemas colectivos, es probable que la zona del euro experimente repetidos brotes de inestabilidad económica y política, que provocarían crisis de confianza y reveses económicos. La UE debería redoblar esfuerzos para garantizar los beneficios de la integración económica y así recuperar la fe, actualmente decreciente, en la unión monetaria. Los países deberían integrar rápidamente los refugiados en sus mercados laborales, y el bloque debería reformar sus políticas comunes sobre fronteras y asilo, para contribuir a proteger la cohesión social y preservar el mercado único.

Ayuda a las empresas y el empleo

Para contrarrestar el riesgo de estancamiento, el informe aboga por dar un fuerte impulso a las reformas estructurales, con vistas a mejorar el clima empresarial y el empleo, puesto que las reformas incompletas frenan la inversión y reducen el potencial de crecimiento. Facilitar el acceso a los sectores de servicios profesionales y minoristas, mejorar la eficiencia de las administraciones públicas y fortalecer los regímenes de insolvencia son medidas que alientan la inversión y reafirman los efectos de las reformas del mercado laboral. Contar con un mercado único de servicios, energía, transporte y comercio digital plenamente operativo, unido a acuerdos de libre comercio, permite abrir mercados y mejorar la productividad, y a las empresas, crecer.

Reducir los costos de contratación de empleados y ampliar las políticas del mercado laboral activas y rentables puede atraer más trabajadores a la fuerza laboral. La recuperación es el momento oportuno para comprometerse a reducir la excesiva protección de los trabajadores con contrato regular y los desincentivos financieros exageradamente generosos para entrar en el mercado laboral, puesto que dichas perturbaciones hacen que el desempleo se mantenga demasiado elevado durante demasiado tiempo.

Para tener garantías de que las autoridades económicas pasan a la acción, la agenda de reformas debería incluir parámetros de referencia relativos a resultados de las reformas, sujetos al control directo de las autoridades, puesto que así se aumentarían la transparencia y la responsabilidad. Asimismo, el informe subraya la necesidad de aplicar de forma ecuánime las normas de buen gobierno económico de la UE, que establecen el programa de reformas para los países miembros en una amplia gama de áreas de políticas.

Reforzar la política fiscal y ampliar el respaldo centralizado

La mayoría de países de la zona del euro cargan con una elevada deuda pública, por lo que difícilmente pueden prestar el respaldo fiscal necesario para impulsar la demanda. Estos países deberían modificar la composición de la política fiscal de forma que sirva de apoyo al crecimiento, y utilizar los ahorros en intereses obtenidos gracias a las condiciones monetarias expansivas para amortizar la deuda y regenerar sus reservas. Aquellos países con mayor margen de maniobra presupuestaria deberían utilizarlo para impulsar la inversión y respaldar las reformas.

En los países con una demanda todavía reducida y sin espacio fiscal, la UE podría aportar fondos nuevos o adicionales para apoyar los proyectos de inversión comunes, como la transmisión de la energía y el asentamiento de los refugiados. A más largo plazo, la UE debería tener capacidad para estabilizar los ciclos económicos.

Sin embargo, para obtener el respaldo político y superar el riesgo moral, este respaldo centralizado pasa por reforzar la aplicación de las normas fiscales de la zona del euro. Por tanto, debería supeditarse el acceso a la aplicación y el cumplimiento de las reformas estructurales. En el mediano plazo, habría que simplificar el marco fiscal, demasiado complejo tras las sucesivas reformas.

La política monetaria debe seguir siendo acomodaticia

La política monetaria de apoyo llevada a cabo por el Banco Central Europeo a través de las compras de bonos y unas tasas de interés negativas ha propiciado una relajación de las condiciones financieras y la oferta de crédito. No obstante, si la inflación permanece obstinadamente baja o se reduce todavía más, será necesario ampliar la expansión monetaria, principalmente a través de un aumento de las compras de activos.

Sanear los balances bancarios y completar la unión bancaria

Los beneficios del sector bancario se han mantenido moderados, dificultando la obtención de capital nuevo. Los supervisores bancarios deberían fomentar la consolidación del sistema bancario.

Es necesario que los bancos se deshagan de los préstamos malos a un ritmo mayor, para poder recuperar la salud financiera y ampliar todavía más el crédito. Por tanto, hay que establecer objetivos ambiciosos para eliminar los activos malos, así como para reducir el margen de maniobra nacional en materia de supervisión bancaria. La mejora de los marcos para las quiebras y un mercado para la deuda problemática podrían ayudar en este proceso.

Es esencial contar con un fondo de garantía de depósitos, dotado de un mecanismo de apoyo fiscal común, para poder completar la unión bancaria. De este modo, se impulsará el flujo de liquidez y se fomentará la banca paneuropea. El Sistema Europeo de Garantía de Depósitos debería ponerse en marcha rápidamente e ir acompañado de medidas para reducir los riesgos del sector bancario. Un avance más rápido hacia la Unión de Mercados de Capitales ayudaría a reducir la dependencia excesiva del financiamiento bancario que muestra el capital y promovería la distribución del riesgo del sector privado.