Declaración de la Directora Gerente del FMI, Kristalina Georgieva, tras la conclusión de la primera reunión de los Ministros de Hacienda y Gobernadores de bancos centrales del G20
1 de marzo de 2024
Washington, DC: La Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, pronunció las siguientes palabras durante la primera reunión de los Ministros de Hacienda y Gobernadores de bancos centrales del G20 en São Paulo, Brasil:
“Quisiera agradecer al gobierno de Brasil por su cálida acogida y hospitalidad, y al Ministro de Hacienda Fernando Haddad y al Gobernador Roberto Campos Neto por su extraordinario compromiso para impulsar esta amplia agenda del G20 con miras a forjar un porvenir más equitativo, próspero, sostenible y cooperativo, asentado sobre la base de un sólido sistema monetario internacional.
El desempeño económico de Brasil sigue siendo bueno, y las reformas de las políticas deberían ayudar a mejorar las perspectivas de crecimiento y elevar el nivel de vida de los brasileños. Aplaudo los planes de las autoridades para encauzar la transformación de Brasil en una economía sostenible, inclusiva y verde. Hay que señalar asimismo que Brasil es un líder mundial en lo que se refiere a innovación financiera.
Vine a estas reuniones con un mensaje claro: gracias a la reciente mejora de las perspectivas mundiales a corto plazo, las autoridades del G20 tienen una oportunidad para dar un nuevo impulso a las políticas y reorientar la atención hacia los desafíos económicos a mediano plazo”.
Perspectivas mundiales, riesgos y desafíos en materia de políticas
“A escala mundial, estamos en la aproximación hacia un aterrizaje suave, pero el avión aún no ha tocado la pista. Para este año se proyecta un crecimiento de 3,1%, frente al 2,9% anunciado la última vez que nos reunimos. La inflación ha disminuido más rápidamente de lo esperado. En nuestro escenario base, se prevé que la inflación general mundial descienda a 5,8% este año, y a 4,4% el próximo. Y estas mejores perspectivas también benefician a las economías en desarrollo que perdieron acceso a los mercados durante un bien tiempo, como Côte d’Ivoire, cuya reciente emisión de bonos tuvo una demanda varias veces superior a la oferta, y que estuvo seguida por emisiones en Benin y otros países.
Esto resulta alentador, pero tenemos que ser conscientes de tres cuestiones.
- La primera, los riesgos de que las previsiones no se cumplan. Uno de ellos es una persistencia prolongada de la inflación debido a posibles escaladas de precios resultantes de shocks geopolíticos y otros trastornos de la oferta —tales como fenómenos climáticos— o de la distensión de las condiciones financieras, todo lo cual podría restarle ímpetu a la normalización de la política monetaria. Por otra parte, también es posible que la inflación retroceda aún más rápidamente de lo previsto, lo cual a las claras nos beneficiaría a todos.
- Segundo, no podemos darnos por satisfechos porque el crecimiento todavía es débil: 3% en términos interanuales, comparado con un promedio de 3,8% en la década previa a la pandemia de COVID-19. Y lo que es aún peor, en muchos casos la causa es el bajo nivel de productividad; en los países que atraviesan un buen momento, como Estados Unidos y algunas economías de mercados emergentes, la productividad ha avanzado.
- En tercer lugar, seamos conscientes de que si las tasas de interés se mantienen más elevadas durante más tiempo, los riesgos podrían recrudecerse en el sector financiero, y por eso debemos vigilarlos concienzudamente. Debemos estar atentos a los primeros indicios de tensiones y afrontar sistemáticamente las vulnerabilidades, sobre todo en el caso de las instituciones financieras no bancarias.
Para las autoridades, 2024 se perfila como un año complicado. Los bancos centrales tienen una asignatura pendiente con la inflación; la decisión de recortar y a qué ritmo debe estar delicadamente calibrada con el riesgo de proceder con exagerada lentitud y dañar el crecimiento. Las autoridades gubernamentales deben perseguir la consolidación fiscal para recuperar el margen de maniobra y prepararse para los shocks que podrían avecinarse. Recomendamos planes fiscales a mediano plazo para concretar esa consolidación de manera paulatina. La perspectiva internacional revela que los países se encuentran en diferentes etapas de la trayectoria monetaria y fiscal; por ende, las autoridades no pueden limitarse a seguir otros ejemplos. Es necesario fundamentarse en los datos nacionales para dar a las políticas la orientación debida. En esta reunión, muchos funcionarios mencionaron acertadamente la reforma estructural como herramienta para promover la productividad, mejorar el crecimiento y elevar los niveles de vida. Por último, en cuanto a la inteligencia artificial (IA), el personal técnico del FMI ha elaborado un índice muy interesante sobre la preparación de los países para la IA que puede orientar los programas públicos sobre transición digital".
Un sector financiero para el siglo XXI
"La innovación se está acelerando y está moldeando los pagos y las finanzas. Es fuente tanto de beneficios como de riesgos, y no corresponde concentrarse en los peligros a expensas de las ventajas.
Ahora bien, lo que el FMI legítimamente prioriza son los riesgos para la estabilidad macrofinanciera. Pero no por eso dejamos de examinar cómo puede contribuir la innovación a la inclusión financiera —y por ese intermedio al crecimiento— y cómo servir de línea de transmisión entre los más y los menos aventajados. Somos una institución abierta a todos los países y tenemos la responsabilidad de que ninguno quede rezagado. Estamos trabajando en tres ámbitos:
- Primero, las monedas digitales de bancos centrales (MDBC). Ofrecen la posibilidad de mejorar la facilidad de acceso, así como la estabilidad y la eficiencia de los pagos, tanto locales como internacionales. Y esa posibilidad ya se está transformando en realidad. Pero la interoperabilidad debe estar garantizada desde el primer instante, y no podemos perder de vista los riesgos de desintermediación bancaria local y de salidas de capital transfronterizas. El aporte del FMI es recopilar experiencias: hemos elaborado e iremos actualizando un manual sobre MDBC para compartir conocimientos y lecciones, y contamos con la asistencia de ustedes para que sea de máxima utilidad entre los países miembros.
- El segundo ámbito es la expansión de los criptoactivos, que exige como respuesta exhaustivas políticas y regulaciones. Estamos al tanto de los riesgos de explotación para fines delictivos. Continuaremos brindando apoyo a los países para la implementación de la hoja de ruta avalada por el G20, una tarea a la que están dedicados el Consejo de Estabilidad Financiera (CEF) y los órganos normativos. Pretendemos ser una línea de transmisión con unos 150 supervisores de cuatro regiones mediante actividades de divulgación y asistencia técnica.
- Por último, estamos muy interesados en avanzar en el terreno de los pagos transfronterizos y las innovaciones en el mercado financiero, como la tokenización de activos. Nuestra labor es lograr que los sistemas de pagos actuales alcancen un funcionamiento óptimo, y lo haremos en estrecha colaboración con el Banco Mundial. Pero no por eso desestimamos el valor de nuevas clases de plataformas transfronterizas de pagos y el canje de activos financieros en forma de tókenes. Reconocemos que, para poder aprovecharla al máximo, la infraestructura de pagos debe ser compatible con todos estos activos nuevos. Nos aguarda un enorme volumen de trabajo y no tenemos tiempo que perder".
Desigualdad
"El FMI se centra en la solidez de los fundamentos macroeconómicos para que las economías puedan crecer y ofrecer más oportunidades a la población, pero también tenemos en cuenta la desigualdad porque socava la cohesión social y afecta a la productividad y al crecimiento. Al respecto, hemos incorporado enseñanzas importantes sobre la función de las redes de protección social, que pretendemos transformar en cuerdas de protección social para ayudar a la gente a ayudarse. En cuanto al papel de los mercados laborales y la inclusión financiera, prestamos especial atención a la participación de la mujer en la población activa. Tenemos además una política que fija un mínimo de gasto social en nuestros programas, de modo que los recursos destinados a la educación y la salud —objetivos sociales críticos— se mantengan a resguardo.
Asimismo, desearía subrayar la importancia de la integración de la economía mundial porque sabemos que el comercio internacional beneficia a todos los países, pero sobre todo a los de bajo ingreso. El FMI reconoce cabalmente qué oportunidades es necesario aprovechar. Un ejemplo obvio es la inteligencia artificial, que a la vez plantea el riesgo de ahondar la desigualdad si no se la maneja bien.
Por último, corresponde mencionar los datos: con mejores datos se logran mejores políticas. Desempeñamos un papel importante en la Iniciativa del G20 sobre Deficiencias de los Datos, abocada entre otras cosas a determinar cómo proporcionar datos exhaustivos para hacer frente a la desigualdad".
Financiamiento para el desarrollo y deuda
"Agradezco a la Presidencia haber destacado el financiamiento para el desarrollo como el problema que nos apremia. Lamentablemente, estamos perdiendo terreno en lugar de ganarlo. Necesitamos un programa extraordinario de medidas internas y respaldo externo.
En la esfera de la política nacional, el FMI colabora de cerca con el Banco Mundial y otros organismos para ayudar a los países miembros a asentar fundamentos macroeconómicos sólidos, de modo que puedan alcanzar tasas de crecimiento más altas y mejorar los niveles de vida. Bien conocemos la importancia de la movilización de recursos internos, principal fuente de capacidad financiera de los países para brindar asistencia a la población. Junto con el Banco Mundial, hemos lanzado una amplia iniciativa de movilización de recursos internos para ayudar a los países miembros a evaluar detalladamente cómo engrosar las arcas del Estado, cómo utilizar esos fondos con la mayor eficacia posible, cómo infundir confianza en el sector financiero para que el ahorro pueda transformarse en inversión productiva, y cómo establecer mercados de capitales internos a fin de realzar la eficiencia y la eficacia de cada céntimo.
Con respecto al respaldo externo, nuestra función es acompañar a los países miembros que necesiten reforzar la balanza de pagos; en ese sentido, desearía expresar mi agradecimiento a los miembros del G20 por haber contribuido al fortalecimiento financiero del FMI apoyando un aumento de las cuotas de 50% en las Reuniones Anuales de Marrakech. Ahora necesitamos que nuestros países miembros ultimen los procedimientos internos para que ese aumento entre en vigor. Gracias a las contribuciones a las cuentas de subsidios y préstamos del Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza (FFCLP), alcanzamos en Marrakech la primera etapa de recaudación, y los USD 40.000 millones prometidos para el Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad (FFRS) han puesto en marcha 17 programas en el breve plazo de un año. Mantenemos un vínculo muy eficaz de colaboración con los bancos multilaterales de desarrollo —el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, las demás instituciones que trabajan en este campo— porque reconocemos que la cooperación es el único conducto para generar un impacto más contundente.
Por último, y tal como se ha reiterado aquí una y otra vez, el elevado servicio de la deuda constituye un problema para varios países sumamente vulnerables, ya que limita los recursos que podrían destinarse al desarrollo. Aplaudo los esfuerzos realizados hasta la fecha por los miembros del G20 para que el Marco Común dé fruto. Cuatro países han emprendido ya la reestructuración de la deuda, cada uno con más celeridad que el anterior. Me comprometo a impulsar la labor de abordar las vulnerabilidades de la deuda a través de la Mesa Redonda Mundial sobre la Deuda Soberana, a fin de que podamos encarar mejor cuestiones como la puntualidad, la previsibilidad y la comparabilidad del tratamiento. Juntos, podemos gestar el cambio".
Departamento de Comunicaciones del FMI
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