Por IMFBlog
Los precios de la vivienda han registrado una franca recuperación desde la crisis financiera mundial de 2008. Dependiendo de dónde viva, esto puede ser una buena noticia, o quizá no.
Según estudios del FMI, las fluctuaciones de los precios de la vivienda y la estabilidad económica y financiera están estrechamente relacionadas.
De hecho, más de la mitad de las crisis bancarias de las últimas décadas estuvieron precedidas de ciclos de auge y caída de los precios de la vivienda. No debe llamar la atención entonces que las autoridades de los bancos centrales de Australia, Canadá, Europa y otros países se hayan mostrado preocupadas ante la posibilidad de fuertes descensos de los precios.
El gráfico de la semana muestra las variaciones de precios medios anuales en 32 economías avanzadas y de mercados emergentes, y en sus principales ciudades, entre 2013 y el segundo trimestre de 2018. Entre las grandes ciudades de las economías avanzadas, Dublín es la que registra el mayor aumento, de 10%. Entre las ciudades de las economías de mercados emergentes, Shanghái se lleva el premio, con un aumento de casi 9%.
En los últimos años, los precios de la vivienda en las grandes urbes se han movido al unísono, sembrando temores de que se produzcan fuertes caídas en forma simultánea. El fenómeno de la mayor sincronización de precios de la vivienda fue abordado en el capítulo 3 del Informe sobre la estabilidad financiera mundial (informe GFRS, por sus siglas en inglés) de abril de 2018.
Afortunadamente, los economistas del FMI han creado una nueva herramienta para ayudar a las autoridades a determinar las probabilidades y magnitud de una fuerte caída de los precios de la vivienda. El estudio, que se describe en detalle en el capítulo 2 del Informe sobre la estabilidad financiera mundial de abril de 2019, señala cinco factores vinculados a un aumento del riesgo de colapso de los precios de la vivienda: rápido crecimiento económico (en las economías avanzadas), sobrevaluación de los precios de la vivienda, auges crediticios y condiciones financieras más restrictivas, como por ejemplo tasas de interés más altas.
¿Qué medidas pueden tomar las autoridades para limitar los riesgos a la baja para los precios de la vivienda y su incidencia en la economía real? Las denominadas medidas macroprudenciales parecen ser eficaces. A modo de ejemplo cabe citar las regulaciones que limitan el monto de un préstamo hipotecario en relación con el precio del inmueble, o el monto del pago mensual de la hipoteca en relación con el ingreso. Con políticas adecuadas es posible mejorar la resiliencia del mercado inmobiliario.