[caption id="attachment_15310" align="alignleft" width="1024"] (foto: Ricardo Rubio/LagenciaEP/Newscom)[/caption]
La destrucción de empleos causada por la pandemia de COVID-19 fue indefectible y veloz. Los efectos duraderos de la crisis en los trabajadores podrían ser igualmente penosos y desiguales.
Los jóvenes y los trabajadores menos cualificados fueron, en promedio, los más afectados. Las mujeres, especialmente en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, también sufrieron el impacto. Muchos de esos trabajadores enfrentan pérdidas de ingresos y dificultades a la hora de buscar oportunidades de empleo. Aun después de que la pandemia se atenúe, los cambios estructurales de la economía a raíz del shock pueden significar que las opciones de empleo en ciertos sectores y ocupaciones se contraigan permanentemente y que aumenten en otros.
En nuestro último informe Perspectivas de la economía mundial analizamos cómo las políticas pueden atenuar los efectos severos y desiguales de la pandemia. Observamos que un programa de medidas destinadas a ayudar a los trabajadores a conservar su empleo mientras el shock pandémico está en curso, combinado con medidas que alienten la creación de puestos de trabajo y faciliten el ajuste a nuevos empleos y ocupaciones al menguar la pandemia, puede amortiguar considerablemente el impacto negativo y mejorar la recuperación del mercado de trabajo.
Se acelera la automatización
Los empleos que requieren un menor nivel de aptitudes y competencias y son más vulnerables a la automatización tendieron a sufrir más durante la recesión provocada por la pandemia. Aunque los impactos en determinados sectores fueron distintos de los registrados en recesiones anteriores, la pandemia ha acelerado tendencias preexistentes, reforzando una declinación del empleo en sectores y ocupaciones más vulnerables a la automatización.
Entre esos sectores que más se han contraído a raíz de la crisis están los hoteles y restaurantes (alojamiento y servicios de comida) y las tiendas mayoristas y minoristas (comercio). El distanciamiento social y los cambios conductuales inducidos por la pandemia intensificaron las caídas del empleo en estos sectores comúnmente observadas en desaceleraciones económicas anteriores. En cambio, los sectores de tecnología de la información y comunicación y de finanzas y seguros de hecho registraron un crecimiento del empleo el año pasado. Muchos de los sectores que más sufrieron el impacto —a menudo con menos empleos susceptibles al trabajo a distancia— tienden a emplear una proporción mayor de jóvenes, mujeres y personas menos cualificadas, lo cual contribuye a los efectos desiguales entre grupos de trabajadores.
Un retorno muy cuesta arriba
Los datos de anteriores recesiones indican que probablemente la pandemia inflija costos considerables en los desempleados, particularmente los menos cualificados. Tras rachas de desempleo, a menudo los trabajadores tienen que cambiar de ocupación para encontrar un nuevo puesto de trabajo, que suele estar menos remuneración. En promedio, los trabajadores desempleados que logran reinsertarse en una nueva ocupación deben afrontar una elevada penalidad salarial media que ronda el 15% en comparación con sus ingresos anteriores.
Los trabajadores menos cualificados sufren un triple golpe: tienen más probabilidad de estar empleados en sectores afectados más negativamente por la pandemia; tienen más probabilidad de perder el empleo en períodos de desaceleración económica; y, en el caso de los que logran encontrar un nuevo empleo, tienen más probabilidad de tener que cambiar de ocupación y sufrir una caída de sus ingresos.
Encontrar el equilibrio justo
Nuestro análisis muestra cómo las políticas adecuadas pueden ser herramientas sumamente potentes para reducir los daños y los impactos desiguales entre los trabajadores. De no adoptarse medidas que estimulen el mercado de trabajo (un escenario sin políticas), un shock económico provocado por una pandemia que golpea a las ocupaciones de forma asimétrica genera un enorme y rápido aumento del desempleo y un difícil y desgastante ajuste a medida que las condiciones económicas mejoren gradualmente.
Si la conservación de los puestos de trabajo y el apoyo a la reasignación de trabajadores son utilizados como parte de un programa, el golpe al desempleo es menos grave y los trabajadores y las empresas pueden ajustarse más rápidamente. Esa combinación de políticas de apoyo también beneficia en forma desproporcionada a los trabajadores menos cualificados, que tienden a sufrir más a causa del mayor impacto de la pandemia en los trabajos de contacto intensivo pero de menor productividad. Las medidas de conservación del empleo (como los planes de trabajo a corto plazo —como el programa Kurzarbeit de reducción de la jornada laboral en Alemania— y los subsidios salariales —como el nuevo Programa de Protección de Pago de Estados Unidos) contribuyen a preservar los empleos frente al shock inicial de la pandemia, cuando el distanciamiento social es elevado, y reducen el desempleo alrededor de 4½ puntos porcentuales por debajo del nivel que se habría registrado de no existir tal apoyo. Conforme cede la pandemia, las políticas de reasignación de trabajadores —como incentivos para crear nuevas empresas y contratar personal, asistencia para lograr una correspondencia entre las aptitudes de los trabajadores y los nuevos puestos de trabajo, y programas de (re)formación— pueden ayudar a facilitar el ajuste a los efectos más permanentes de la pandemia en la estructura del empleo. Para acelerar la recuperación también cabría focalizar algunas medidas de política en las poblaciones más afectadas (como los jóvenes).
Las autoridades deberán tener cuidadosamente en cuenta la trayectoria de la pandemia (incluidos el número de casos y de fallecimientos, el grado de las medidas de distanciamiento y la distribución de vacunas) a la hora de decidir si la economía puede soportar un cambio que implique pasar de las medidas que respalden principalmente los empleos existentes a otras que busquen facilitar la transición de los trabajadores a sectores y ocupaciones en crecimiento. Un equilibrio correcto de las políticas puede reducir los impactos desiguales de la pandemia entre los trabajadores y propiciar una recuperación más veloz del mercado de trabajo.
Basado en el capítulo 3 del informe WEO, “Recesiones y recuperaciones en los mercados de trabajo: Patrones, políticas y respuestas al shock de la COVID-19”, por John Bluedorn (jefe del equipo), Francesca Caselli, Wenjie Chen, Niels-Jakob Hansen, Jorge Mondragon, Ippei Shibata y Marina M. Tavares, con la colaboración de Youyou Huang, Christopher Johns y Cynthia Nyakeri.