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Las vulnerabilidades del sector financiero no bancario afloran al endurecerse las condiciones financieras

Los intermediarios financieros no bancarios (IFNB) se han convertido en actores clave del sector financiero, y la estabilidad financiera mundial podría depender de su resiliencia conforme se aplican políticas restrictivas para hacer frente a la elevada inflación

Las recientes tensiones en algunos bancos de Estados Unidos y de Europa son un poderoso recordatorio de los focos de elevada vulnerabilidad financiera que se han acumulado durante años de tasas de interés bajas, volatilidad contenida y abundante liquidez.

Estos riesgos podrían intensificarse en los próximos meses ante el continuo endurecimiento de la política monetaria a escala mundial, por lo que resulta especialmente importante comprender y proteger esta amplia franja del sector financiero que comprende un conjunto de instituciones distintas de los bancos. Los intermediarios financieros no bancarios, entre los que se incluyen los fondos de pensiones, las aseguradoras y los fondos de inversión libre, también desempeñan un papel fundamental en el sistema financiero mundial, al proporcionar servicios financieros y crédito y apoyar así el crecimiento económico.

El crecimiento del sector de los IFNB se aceleró tras la crisis financiera mundial, y en la actualidad representa casi el 50% de los activos financieros mundiales. Por ello, el buen funcionamiento del sector no bancario es vital para la estabilidad financiera.

Sin embargo, las vulnerabilidades de los IFNB parecen haber aumentado en la última década. Como se muestra en un capítulo analítico del último Informe sobre la estabilidad financiera mundial (informe GFSR), las tensiones de los IFNB tienden a surgir junto con un elevado apalancamiento, por ejemplo, cuando se toma dinero prestado para financiar inversiones o mejorar los rendimientos, o cuando se utilizan instrumentos financieros, como los derivados.

También provocan tensiones los desajustes de liquidez, cuando una entidad es incapaz de generar suficiente efectivo mediante la liquidación de activos, como bonos o acciones, o usar líneas de crédito para satisfacer las peticiones de reembolso de los inversionistas.

Por último, los elevados niveles de interconexión entre los diversos IFNB y con los bancos tradicionales también pueden convertirse en un canal fundamental de amplificación de las tensiones financieras. El episodio registrado en el Reino Unido el año pasado con los fondos de pensiones y las estrategias de inversión basadas en pasivos pone de relieve la peligrosa interacción entre apalancamiento, riesgo de liquidez e interconexión. La preocupación por las perspectivas fiscales del país provocó una fuerte subida del rendimiento de los bonos soberanos del Reino Unido que, a su vez, provocó grandes pérdidas en las inversiones de los fondos de pensiones de prestaciones definidas que se endeudaron con dichas garantías, lo cual dio lugar a demandas de cobertura suplementaria y de garantías adicionales. Para hacer frente a estas demandas, los fondos de pensiones se vieron obligados a vender bonos públicos, lo que elevó aún más sus rendimientos.

Conviene dar un paso atrás y analizar el entorno actual en el que se encuentran los IFNB. Con el crecimiento más rápido de la inflación en décadas, y considerando que la estabilidad de precios es uno de los ejes del mandato de la mayoría de los bancos centrales, si estos inyectan liquidez con fines de estabilidad financiera la lucha contra la inflación podría complicarse. En un entorno de baja inflación, los bancos centrales pueden responder a las tensiones financieras con una política de relajación, como la reducción de las tasas de interés, o comprando activos para restablecer el funcionamiento del mercado.

Sin embargo, en un contexto de inflación elevada, los bancos centrales quizá deban enfrentarse a disyuntivas difíciles entre fomentar la estabilidad financiera y lograr la estabilidad de precios durante períodos de tensión que pueden amenazar la salud del sistema financiero.

Las autoridades económicas necesitan herramientas adecuadas para hacer frente a las turbulencias en el sector de los IFNB que puedan repercutir negativamente en la estabilidad financiera. Un requisito esencial es contar con políticas sólidas de vigilancia, regulación y supervisión. Las autoridades económicas también deben reducir o eliminar las lagunas en la declaración reglamentaria de datos clave, como el nivel de riesgo que asumen las empresas con su endeudamiento o el uso de instrumentos derivados.

También se necesitan políticas para garantizar que los IFNB gestionen mejor los riesgos, lo que podría lograrse mediante la divulgación oportuna y detallada de datos públicos y requisitos de gestión de gobierno. Estas mejoras en la gestión de riesgos del sector privado deben apoyarse en una regulación prudencial adecuada, incluidos requisitos de capital y liquidez, junto con una supervisión más estricta y dotada de más recursos.

Así, al eliminar los incentivos y la oportunidades de asumir riesgos excesivos, se ayudaría a que las decisiones empresariales de los propios IFNB no impliquen ese tipo de riesgos. Es probable que esto también reduzca la necesidad y la frecuencia de las intervenciones de los bancos centrales para proporcionar liquidez en situaciones de tensión sistémica.

Si han de intervenir, los bancos centrales pueden considerar tres formas generales de brindar apoyo:

La comunicación clara es fundamental para evitar la percepción de que el apoyo de liquidez persiga un objetivo contrapuesto al de la política monetaria. Por ejemplo, comprar activos para restablecer la estabilidad financiera mientras se prosigue con la restricción cuantitativa para lograr que la inflación vuelva al nivel fijado como meta podría opacar la intención y dificultar la comunicación. Los anuncios sobre el apoyo de liquidez de los bancos centrales deben explicar claramente los objetivos de estabilidad financiera y los parámetros del programa y el calendario.

Al mismo tiempo, es esencial la cooperación entre las autoridades nacionales y la coordinación internacional entre las autoridades nacionales, lo cual contribuye a mejorar la detección de riesgos y la gestión de crisis. En concreto, las reformas coordinadas a escala internacional pueden reducir los riesgos de efectos de contagio transfronterizo, arbitraje regulatorio y fragmentación del mercado.

Dados el tamaño y la capacidad de intermediación cada vez mayores del sector de los IFNB en todo el mundo, es prioritario desarrollar las herramientas adecuadas para que puedan acceder a la liquidez de los bancos centrales y, a la par, los debidos mecanismos de protección que limiten la necesidad de su uso. La necesidad de hacerlo es tanto mayor cuanto que las vulnerabilidades del sector financiero podrían aumentar en medio del continuo endurecimiento de la política monetaria.