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La sociedad civil y el FMI

Civil society organizations discuss food prices with IMF MD Strauss-Kahn and WB President Zoellick

"Algunos países realmente se encuentran en el filo de la navaja," declaró Dominique Strauss-Kahn, Director Gerente del FMI, en ocasión de la publicación del estudio, que está basado en datos recabados y análisis realizados por economistas del FMI que trabajan en 162 países.

El efecto de la crisis de los alimentos y los combustibles

1 de julio de 2008

El encarecimiento del petróleo y de los alimentos se hace sentir en el mundo entero, pero con especial gravedad en los países pobres y de ingreso mediano que dependen de las importaciones y enfrentan problemas de balanza de pagos y mayor inflación. La población pobre de esos países es quien sufre las dificultades más graves, según concluyen dos estudios del FMI sobre las repercusiones de la reciente escalada de precios de los alimentos y los combustibles.

Más de 100 representantes de los medios de comunicación, organizaciones de la sociedad civil y académicos asistieron al seminario celebrado el 1 de julio en la sede del FMI para analizar dos trabajos sobre la crisis en ciernes: "Food and Fuel Prices-Recent Developments, Macroeconomic Impact, and Policy Response" y "The Balance of Payments Impact of the Food and Fuel Price Shocks on Low-Income African Countries: A Country-by-Country Assessment."

En sus palabras de apertura, el Director Gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, dijo que el alza de los precios del petróleo y los alimentos está reduciendo el nivel de vida en todas partes, lo que hace más difícil la tarea de los gobiernos de apuntalar el crecimiento y contener la inflación al mismo tiempo. Pero para los países de ingreso mediano y bajo hay mucho más en juego que para las economías avanzadas, afirmó: "Para los países muy pobres, la carestía de los alimentos puede significar indigencia, hambre y desnutrición".

Strauss-Kahn llamó a adoptar una "estrategia amplia de cooperación": "Debemos reconocer la gravedad del desafío que actualmente enfrentan tantos países y ayudarlos a implementar medidas de alivio que no pongan en peligro la estabilidad económica. A este reto nos enfrentamos tanto ellos como nosotros", declaró. Su principal mensaje a los líderes del Grupo de los Ocho en ocasión de la reunión celebrada esta semana en Japón fue que la inflación debería ser la principal preocupación de los gobernantes. "Frente al encarecimiento del petróleo y de los alimentos, hay que preocuparse por el crecimiento, pero aún más por la inflación", puntualizó Strauss-Kahn.

Principales conclusiones del nuevo estudio

En las presentaciones del personal técnico del FMI, Patricia Alonso-Gamo y Mark Plant (Departamento de Elaboración y Examen de Políticas), Benedicte Christensen (Departamento de África), Sanjeev Gupta (Departamento de Finanzas Públicas) y Thomas Helbling (Departamento de Estudios) analizaron los factores que impulsan los precios de los alimentos y los combustibles, y lo que puede deparar el futuro. Esbozaron las repercusiones presupuestarias de las medidas adoptadas por los países para paliar el shock de precios, además del efecto sobre la balanza de pagos y la inflación. También hicieron referencia a las consecuencias para los países africanos.

Preguntas de la concurrencia

Tras las presentaciones, el panel respondió las preguntas de los presentes. Elizabeth Stuart, de Oxfam International, preguntó si la financiación en el marco del Servicio para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza (SCLP) aumentaría la carga de la deuda de los países. Christensen explicó que al amparo de dicho servicio se otorgan fondos bajo condiciones crediticias favorables y que, antes de asignar nuevos recursos, el FMI analiza el efecto que produce el otorgamiento de un nuevo préstamo o la ampliación del crédito sobre el endeudamiento de un país.

Un periodista de Bloomberg News preguntó qué podían hacer Estados Unidos y otras naciones del G-7 para ayudar a los países a superar el shock de precios, además de aumentar la ayuda alimentaria. Plant respondió que no cabe duda de que el aumento de la ayuda alimentaria, como la del Programa Mundial de Alimentos, es bienvenida. Pero agregó que los países desarrollados pueden podrían hacer un aporte muy importante si impulsaran un acuerdo en la Ronda de Doha. Esto ayudaría a abrir los mercados de alimentos, lo que propiciaría una mayor oferta y una caída de precios. Plant también afirmó que los países desarrollados también deberían contemplar el replanteo de las políticas agrícolas -entre otras cosas, los subsidios para biocombustibles-, que han contribuido al encarecimiento del maíz en particular.

Al preguntársele si cabe esperar que continúe la fuerte demanda de materias primas por parte de China e India, Helbling respondió que lo más probable es que el despegue económico experimentado por muchos países de bajo ingreso y, especialmente, de mediano ingreso sea una tendencia duradera. Pero en algunas de estas economías, los subsidios, en especial para el combustible, han alimentado una demanda descontrolada. Hoy día algunos países los están reevaluando porque se están volviendo demasiado caros, y eso podría contribuir a desacelerar la demanda.

El profesor Arturo Porzecanski, de American University, quería saber cuánto se parecía la actual crisis a la de los años setenta, cuando el reciclaje de petrodólares se sumó a las presiones inflacionarias. "Es más de lo mismo", dijo. Helbling respondió que el presente auge de precios comparte características comunes con el de la década de los setenta, pero que también existen diferencias importantes. En particular, las limitaciones de la capacidad productiva, más que la presión inflacionaria general, parecen haber sido la principal propulsora de los trastornos actuales, tanto de los alimentos como de los combustibles. Además, si bien se permitió que los efectos de primera ronda se transmitieran a los precios al consumidor, los efectos de segunda ronda en los salarios hoy son menos pronunciados porque los mercados de mano de obra son mucho más flexibles. Afirmó que los bancos centrales han aprendido las lecciones de los años setenta y ahora prestan mayor atención a la estabilidad de precios.

Cada país es único

Varios participantes consultaron sobre las consecuencias del elevado precio de los alimentos y los combustibles sobre países y regiones concretas. Alonso-Gamo señaló que en América Latina la mayoría de los países son de ingreso mediano y por lo tanto no han sufrido tanto como los países de ingreso bajo. Muchos de ellos también son exportadores netos de alimentos y por consiguiente han registrado una mejora en los términos de intercambio. Pero algunos países, entre ellos Haití, han sufrido un fuerte golpe. Algunas economías avanzadas presentaron importantes mejoras en los términos de intercambio, como Australia y Canadá. Los funcionarios del FMI también dijeron que las consecuencias no solo variaban entre los países, sino también dentro de los mismos, ya que la población urbana pobre es la que sufre el mayor riesgo de desnutrición.