Para controlar la inflación hay que desacelerar la demanda interna. Si bien la política monetaria ha hecho su parte, la reducción del déficit fiscal también ayudaría a aliviar la crisis del costo de vida.
Tras el excepcional apoyo relacionado con la pandemia, los gobiernos deben promover la desinflación y la estabilidad financiera, además de proteger a los más vulnerables y salvaguardar las finanzas públicas.
Una política fiscal inteligente puede ayudar a restaurar la estabilidad de precios y amortiguar el impacto de la crisis del costo de vida.