Intervención de Rodrigo de Rato, Director Gerente del Fondo Monetario Internacional

1 de octubre de 2004

Intervención de Rodrigo de Rato
Director Gerente del Fondo Monetario Internacional
En la reunión con los Gobernadores africanos del FMI
Washington, 1º de octubre de 2004

Texto preparado para la intervención

Señor Ministro Compaoré, señores ministros, señores gobernadores, damas y caballeros:

1. Muchas gracias por su intervención. Deseo aprovechar esta oportunidad para que examinemos los desafíos que enfrenta África y para expresar mi percepción sobre cómo esta región y el FMI pueden trabajar mancomunadamente para tratar de superarlos. Tendremos igualmente tiempo suficiente para tratar cualquier otro tema que deseen abordar.

2. En los primeros meses, después de asumir el cargo de Director Gerente del FMI, he tenido la oportunidad de viajar dos veces a África. En Nigeria, Gabón y Uganda en agosto, y en Sudáfrica y Burkina Faso en septiembre, las conversaciones que sostuve con jefes de Estado y ministros de más de treinta países de la región, y también con representantes de la sociedad civil y el sector privado, sirvieron para destacar la magnitud de los retos que tiene planteados África: la pobreza, que sigue estando generalizada, los conflictos que ponen freno al desarrollo y la pandemia del VIH/SIDA, que cobra un devastador tributo social con graves repercusiones para la economía.

3. Pero también me sentí alentado al observar que los propios países de África están realizando un esfuerzo concertado para ir superando estas difíciles pruebas. En los últimos diez años hemos presenciado un avance hacia la estabilización de la macroeconomía en muchos de estos países. Las tasas de inflación se han reducido significativamente y se han atenuado los desequilibrios macroeconómicos, que se reflejaban, por ejemplo, en los déficit presupuestarios o en cuenta corriente, o bien en los atrasos en los pagos internos y externos. Además, se ha incrementado el crecimiento económico, que alcanzó un promedio del 3½% anual en estos diez años, en comparación con el 1¾% registrado en los 15 años anteriores. Pero este progreso, que bienvenido sea, no basta para ganar terreno en la lucha contra la pobreza en todo el continente. La actual recuperación económica mundial constituye una oportunidad trascendente para avanzar y enfrentar las muchas y difíciles tareas que tienen ante ustedes.

4. He asumido el compromiso de ayudar a África para que aproveche esta coyuntura y encare la resolución de estos problemas. Estamos en un proceso de reflexión para continuar la labor que desempeña el FMI en todos sus países miembros de bajo ingreso, pero no duden de que la intención es seguir en esta tarea por mucho tiempo con la finalidad de encontrar una forma en que la institución pueda cumplir su función con mayor eficacia. Ya hemos comenzado: creo que el proceso que se sigue en la estrategia para la reducción de la pobreza, poniendo el acento en la participación y la identificación con este accionar, promete mucho y es menester continuar y reforzar esa estrategia. También aplicamos con creciente frecuencia el análisis del efecto en la pobreza y la situación social con el objetivo de integrarlo más y mejor en nuestro programa de trabajo. Pero cuando los actuales mecanismos del FMI no basten, habrá que considerar nuevos enfoques para alcanzar los objetivos compartidos de crecimiento y reducción de la pobreza en África. No hace mucho que se han iniciado las deliberaciones al respecto y celebro, en sumo grado, que África participe en este proceso. Quisiera hablarles de algunos temas clave que estamos debatiendo ahora.

5. Los programas del FMI y el asesoramiento que brinda en materia de política económica deben tener en cuenta los retos específicos que enfrentan los países africanos. Debemos asegurarnos de que estos dos aspectos de nuestra labor se adecuan a las circunstancias de cada país. Es fundamental ofrecer mejores servicios de salud y de educación para construir una sociedad productiva capaz de aprovechar las oportunidades que ofrece la integración económica mundial y para asegurar que el gasto público beneficie directamente a los pobres. No podría complacerme más la decisión de la comunidad internacional de intensificar sus esfuerzos y proporcionar una mayor asistencia—mejor coordinada—para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. En algunos países que están aplicando firmes políticas, como Uganda, vemos ya un significativo incremento de las donaciones, pero si estas llegaran a un nivel mucho más alto, plantearían un desafío macroeconómico. Así pues, tanto el asesoramiento en materia de políticas, como los programas del FMI deben asegurar que se dé cabal razón de esta asistencia, incluso de la destinada a la lucha contra el VIH/SIDA, la tuberculosis y el paludismo, de modo que los recursos disponibles se utilicen productivamente. Es claro que, en muchos países, también se necesita aumentar la inversión en infraestructura pública y que ese aumento debe formar parte de un marco sostenible del gasto público; en este momento estamos realizando varios estudios de carácter experimental—incluidos los de Ghana y Etiopía—para mejorar la forma en que esto puede llevarse a cabo. Un aspecto que, creo que tiene importancia crítica para muchos países africanos es la utilización eficaz del ingreso que producen sus abundantes recursos naturales, entre ellos el petróleo. Se han dado algunos pasos significativos en este rumbo hacia una mejor gestión de los recursos petroleros en Chad, la República del Congo y Nigeria, entre otros países. El FMI está dispuesto a trabajar con todos sus países miembros de África para ayudarles a implantar, en todo el continente, las mejores prácticas.

6. El fortalecimiento de las capacidades y la asistencia técnica son dos actividades cruciales para afianzar las instituciones que son esenciales para el buen funcionamiento de una economía de mercado. Los dos centros de asistencia técnica del FMI establecidos en Bamako y Dar es Salaam en los dos últimos años están funcionando ya a pleno rendimiento. Diez países de África occidental—Benin, Burkina Faso, Côte d'Ivoire, Guinea, Guinea-Bissau, Malí, Mauritania, Níger, Senegal y Togo—y seis de África oriental—Eritrea, Etiopía, Kenya, Rwanda, Tanzanía y Uganda—se benefician de los servicios que prestan estos centros que, gracias a sus estrechas relaciones con estos países, pueden brindarles una asistencia técnica más focalizada y eficaz, y servir de modelo para la creación de otros centros de este tipo en los próximos años.

7. Es preciso que la asistencia técnica que presta el FMI sea más flexible y responda mejor a las necesidades de los países. Actualmente estamos estudiando múltiples maneras de lograr que el FMI responda de forma rápida y flexible en caso de necesidad. Por ejemplo, el Mecanismo de Integración Comercial adoptado recientemente tiene por objeto proporcionar asistencia rápida a los países que puedan enfrentar perturbaciones en sus intercambios comerciales como consecuencia de la liberalización emprendida en el marco de la Ronda de Doha. En breve examinaremos la creación de un mecanismo de carácter más general para hacer frente a las perturbaciones exógenas en el marco de nuestros programas del SLCP. Además, estamos trabajando en el FMI y con otros acreedores multilaterales y bilaterales para evaluar en qué situación se encuentra la Iniciativa para los Países Pobres Muy Endeudados (PPME). En adelante, creo que el doble objetivo que debemos perseguir es garantizar, por un lado, un alivio eficaz de la deuda para los países que aún no lo han conseguido y, al mismo tiempo, evitar la acumulación de deudas insostenibles en el futuro.

8. También es necesario que afinemos el papel que desempeñamos en los países que no necesitan nuestra asistencia financiera. Los países de África que ya han alcanzado la estabilidad macroeconómica y financiera, como Tanzanía y Mozambique, tienen necesidades distintas que plantearle al FMI. El asesoramiento puntual y de alta calidad en materia de políticas, así como la prestación de asistencia técnica y el fortalecimiento de las capacidades son actividades cada vez más importantes. Además, considero que es necesario explorar nuevas formas para que el FMI siga brindando asistencia a los países miembros de África, evaluando su buen desempeño económico y enviando señales que lo confirmen. El Directorio Ejecutivo del FMI examinará este tema antes de finalizar el año.

9. Por último, estamos reforzando nuestros análisis y la asistencia en apoyo de las iniciativas de integración regional en África, que los propios dirigentes africanos identificaron como uno de los principales motores del crecimiento en la reunión cumbre de la Unión Africana, celebrada recientemente en Addis-Abeba. El informe semestral Regional Economic Outlook for Sub-Saharan Africa, preparado por el Departamento de África del FMI para estas Reuniones Anuales, incluye una sección dedicada especialmente a estas iniciativas de integración regional en el continente y destaca el hecho de que existe un notable margen para avanzar. La liberalización del comercio, la armonización a escala regional de la reglamentación de las empresas y la mejora de la infraestructura de la región pueden traer consigo el tan necesario estímulo de la inversión privada. Además, reforzando los mecanismos de presión social, tal como se contempla en la Nueva Asociación para el Desarrollo de África, la integración regional puede desempeñar también un papel muy valioso en la promoción de políticas macroeconómicas sólidas y un favorable clima de inversión. Estamos adaptando nuestro propio trabajo a la medida de estos objetivos, por ejemplo, manteniendo consultas periódicas sobre temas de supervisión con la Unión Monetaria y Económica de África Occidental y con la Comunidad Económica y Monetaria de África Central.

Señores Ministros, señores gobernadores, damas y caballeros:

10. Es natural que durante estas Reuniones Anuales una gran parte de las deliberaciones se haya centrado en los requisitos en materia de política económica de la propia África y en el papel que ha de desempeñar el FMI para ayudar a los países miembros del continente. Ahora bien, es indudable que otras partes interesadas, incluidas las economías avanzadas, también están llamadas a contribuir, y el FMI continuará recordándoles sus responsabilidades en dos temas concretos: proporcionar más asistencia para el desarrollo, mejor coordinada, y dar más oportunidades a las exportaciones de los países de África. Abrir los mercados de las economías avanzadas a las exportaciones de estos países y eliminar las subvenciones que distorsionan el comercio en estos mercados son cuestiones que están sobre la mesa en las negociaciones comerciales de la Ronda de Doha. Esta es una oportunidad crucial para progresar significativamente en la liberalización del comercio multilateral que beneficiará auténticamente a los países más pobres. Puedo asegurarles que, a este respecto, el FMI seguirá defendiendo sus intereses.





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