La función del FMI en cuestiones relacionadas con la gestión de gobierno: Examen de la nota de orientación — Reflexiones preliminares

2 de agosto de 2017

El 21 de julio de 2017, el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) debatió un documento del personal técnico titulado “La función del FMI en cuestiones relacionadas con la gestión de gobierno: Examen de la nota de orientación — Reflexiones preliminares”. Dicho documento responde a la solicitud del Comité Monetario y Financiero Internacional de analizar la labor del FMI en materia de gestión de gobierno.

Ante el reconocimiento cada vez mayor de que la corrupción sistémica puede socavar las perspectivas de lograr un crecimiento sostenible e inclusivo, en el documento se evalúa el grado en que el FMI ha abordado adecuadamente el tema de la corrupción en el marco de su labor en los países miembros, tanto a través de análisis económicos como en los programas respaldados por la institución. Se tiene en cuenta lo dispuesto en la Nota de Orientación de 1997 sobre el papel del FMI en materia de gestión de gobierno, en el sentido de que los temas relacionados con la corrupción deben ser abordados cuando se determine que tienen un impacto macroeconómico significativo a corto y mediano plazo.

En términos generales, el análisis concluye que se han registrado avances notables en la implementación de la Nota de Orientación. El FMI ha puesto en marcha numerosas iniciativas sobre gestión de gobierno y corrupción en todas sus operaciones y ha realizado importantes aportaciones al cúmulo de investigaciones sobre corrupción. Las cuestiones relacionadas con la corrupción han sido ampliamente tratadas en muchos informes sobre países, y la labor de la institución fue aún más profunda y detallada en los países que estaban llevando a cabo programas respaldados por el FMI.

El examen también destacó varios ámbitos en los que podría fortalecerse el trabajo del FMI:

  • Establecer un mejor método para evaluar el nivel de corrupción y su impacto macroeconómico.
  • Desarrollar un asesoramiento político más concreto y detallado para ayudar a los gobiernos a hacer frente a la corrupción.
  • Proporcionar evaluaciones más francas sobre el alcance y los costos de la corrupción en los casos en que esté socavando el desempeño macroeconómico.
  • Garantizar un trato equitativo de los temas relacionados con corrupción en los diferentes países.

Para reforzar la labor del FMI en estos ámbitos será necesario brindar mayor orientación al personal técnico y realizar importantes trabajos analíticos, en estrecha colaboración con otras instituciones con conocimiento especializados, como el Banco Mundial.

El documento analiza la implementación de la Nota de Orientación de 1997 desde que se realizara el último examen de esta índole en 2004, y se enfoca en la forma en que se abordan las cuestiones relacionadas con la corrupción. La evaluación se basa en un análisis cualitativo de informes del personal técnico y comunicados de prensa respecto de 40 países correspondientes al período 2005–16. Se incluyen además comentarios de autoridades nacionales, organismos internacionales, jefes de misión del FMI y organizaciones de la sociedad civil.

Evaluación del Directorio Ejecutivo [1]

Los directores ejecutivos celebraron la evaluación preliminar sobre la forma en que el FMI aborda cuestiones relativas a la gestión de gobierno en su labor con los países miembros, conforme a lo establecido en la Nota de Orientación de 1997. Tomaron nota de los progresos logrados desde entonces y de los aspectos en que convendría profundizar el análisis, incluidas posibles enmiendas a la Nota de Orientación.

Los directores agradecieron las diversas iniciativas introducidas por el FMI para promover la buena gestión de gobierno en los países miembros. Coincidieron en cuanto a la importancia y el valor de estas iniciativas, incluida la amplia labor desplegada por el FMI para ayudar a los países a mejorar la gestión financiera pública; establecer normas y códigos en materia fiscal y monetaria; efectuar evaluaciones del sector financiero; reforzar la gestión de gobierno de los bancos centrales; mejorar la calidad, puntualidad y transparencia de los datos estadísticos; y evaluar marcos para la lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. Observaron que, si bien no están específicamente centrados en la corrupción, estos esfuerzos fueron cruciales para ayudar a limitar las oportunidades de corrupción. En este contexto, algunos directores señalaron que se podría haber evaluado con más profundidad la implementación de estas iniciativas, en tanto que varios directores consideraron que la evaluación podría haber arrojado más luz sobre temas como captura regulatoria, evasión fiscal y flujos financieros ilícitos.

En líneas generales, los directores coincidieron en que si bien la Nota de Orientación de 1997 identifica la corrupción como un aspecto importante de la gestión de gobierno que el FMI debe abordar cuando se determine que tiene un impacto macroeconómico significativo, desde entonces ha ido aumentando el reconocimiento de que la corrupción sistémica tiene una incidencia especialmente perniciosa en el desempeño económico. Señalaron que la corrupción puede menoscabar la capacidad de un país para apoyar un crecimiento sostenible e inclusivo, ya que entorpece el desarrollo de funciones clave del Estado, como la gestión de las políticas fiscal y monetaria, la formulación y aplicación de regulaciones del mercado, la supervisión del sector financiero, y el orden público y cumplimiento de la ley. Además, el impacto de la corrupción en la capacidad de un Estado para desempeñar sus funciones aumenta a medida que la corrupción se torna más sistémica y aguda, y la corrupción sistémica puede exacerbar la desigualdad debido a las distorsiones que introduce en el gasto. Los directores aguardan con interés nuevos análisis del personal técnico sobre el vínculo entre la corrupción y el crecimiento inclusivo.

En este contexto, la mayor parte de los directores estuvieron de acuerdo en que el FMI debe continuar trabajando para abordar la corrupción en los casos en que se determine que tiene un impacto macroeconómico significativo. Muchos directores señalaron que un esfuerzo firme y focalizado para hacer frente a la corrupción puede ayudar a mejorar la eficacia de la política económica y las instituciones en los países miembros, además de ayudar a proteger la reputación e integridad del FMI. Muchos directores también consideraron que una definición más amplia de la corrupción captaría más cabalmente las diversas formas en que el fenómeno se presenta en los distintos países, así como los lados de la oferta y la demanda de la corrupción. Los directores estuvieron de acuerdo en que el FMI debe seguir centrando la atención en temas más amplios relativos a la gestión de gobierno y el fortalecimiento institucional. No obstante, algunos directores consideraron que el FMI debe limitar su labor a los ámbitos que claramente le competen y en los que el diálogo con los países miembros puede ser más eficaz. En opinión de estos directores, es posible que el FMI no posea ni los conocimientos especializados ni la capacidad necesarias para evaluar la corrupción en general, y que el uso de indicadores externos que no son completamente transparentes entraña riesgos que podrían menoscabar la credibilidad del asesoramiento del FMI en materia de políticas. Los directores advirtieron que, tal como se señala en la Nota de Orientación, al emprender tales labores el FMI debe procurar no interferir en la política nacional, ni desempeñar la función de un órgano investigador o custodio de la integridad financiera, ni actuar de un modo que pueda perjudicar los procesos internos de cumplimiento de la ley.

En términos generales, los directores estuvieron de acuerdo en que, pese a los avances logrados en el marco de la Nota de Orientación de 1997, aún hay un amplio margen para fortalecer la labor del FMI. Aplaudieron el alcance y la profundidad de la cobertura brindada a cuestiones relativas a la corrupción en informes del personal técnico y otras labores en países en los que la corrupción parece ser especialmente severa. Señalaron varios aspectos en los que las prácticas actuales podrían reforzarse aún más. Esto incluye la atención que el FMI brinda al tema de corrupción en el marco de su interacción con los países, que ha variado considerablemente de un país a otro, e incluso entre países que enfrentan desafíos en general similares en materia de corrupción. Observaron que, si bien tales diferencias entre países pueden estar justificadas (por ejemplo, debido a distintas prioridades de políticas e inquietudes), es importante respetar el principio de trato uniforme, lo que incluye exponer las razones por las que en determinados casos la atención se centra en la corrupción debido a circunstancias específicas del país. Muchos directores también consideraron que sería útil que los informes y las recomendaciones del personal técnico respecto cuestiones relacionadas con la corrupción gozarán de mayor claridad. Sin embargo, unos pocos directores advirtieron que emplear un lenguaje directo podría ser perjudicial para la relación del FMI con los países miembros.

La mayor parte de los directores estuvieron de acuerdo con la propuesta del personal técnico de analizar más a fondo la manera de fortalecer la participación del FMI en cuestiones relacionadas con la corrupción en sus ámbitos de especialización. Coincidieron en que se deben reconsiderar ciertos aspectos de la Nota de Orientación, a fin de brindar directrices más específicas avaladas por el Directorio sobre el modo en que el FMI debe abordar la problemática de la corrupción en su interacción con los países, a fin de garantizar un enfoque imparcial y uniforme. Esas directrices podrían referirse a la manera de evaluar coherentemente la naturaleza, las fuentes, el alcance, los canales de transmisión, el horizonte temporal y el impacto de la corrupción, y a la manera en que el FMI podría adaptar su asesoramiento sobre políticas o la condicionalidad de los programas, teniendo en cuenta la capacidad de implementación de los países miembros y las medidas anticorrupción que ya estén en vigor. Los directores asimismo subrayaron la necesidad de contar con metodologías sólidas para evaluar el vínculo entre la corrupción y los resultados macroeconómicos, y de colaborar con el Banco Mundial y otras instituciones, así como también con el sector privado y organizaciones de la sociedad civil, para aprovechar sus conocimientos especializados y generales.

La mayor parte de los directores hicieron hincapié en la importancia de contar con una orientación clara sobre la utilización transparente y prudente de indicadores de terceros, y señalaron que dichos indicadores podrían ser un factor que el personal técnico podría emplear en sus análisis y en el diálogo con los respectivos países miembros. No obstante, varios directores advirtieron que no se debería recurrir a tales indicadores si no se cuenta con un conocimiento cabal de su fuente y metodología subyacente. Varios directores también subrayaron que el FMI no debe participar en la publicación de clasificaciones de países miembros basadas en percepciones de niveles de corrupción.

Sobre la base del debate celebrado en esta fecha, el personal técnico preparará un documento de seguimiento a fin de proponer posibles estrategias para garantizar que la labor del FMI en materia gestión de gobierno y corrupción sea más sistemática e imparcial.



[1] En el siguiente enlace consta una explicación de las expresiones utilizadas en las exposiciones sumarias: http://www.imf.org/external/spanish/np/sec/misc/qualifierss.htm .

Departamento de Comunicaciones del FMI
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