Declaración al final de la misión del FMI sobre las políticas de la zona del euro (En el marco de las deliberaciones de las consulta del Artículo IV de 2011 con los países de la zona del euro), 20 de junio de 2011

20 de junio de 2011

Aquí figuran las conclusiones preliminares formuladas por el personal del FMI al final de ciertas misiones (visitas oficiales, en la mayoría de los casos a países miembros). Las misiones se realizan como parte de consultas periódicas (por lo general anuales) dentro del marco del Artículo IV del Convenio Constitutivo del FMI, ante una solicitud de utilización de los recursos de la institución (es decir, un préstamo del FMI), como parte de las conversaciones sobre programas supervisados por el personal, o como componente de otros estudios de la situación económica que lleva a cabo el personal.

(En el marco de las deliberaciones de las consulta del Artículo IV de 2011 con los países de la zona del euro)

20 de junio de 2011

1. Se sigue observando una recuperación sólida en términos generales, pero la crisis soberana en la periferia del continente amenaza con asfixiar las perspectivas favorables, y es mucho lo que queda por hacer para lograr una unión monetaria dinámica y resistente. Un núcleo económico sólido está dejando atrás una periferia que tiene ante sí desafíos enormes, con elevadísimos niveles de endeudamiento, graves problemas de competitividad y sistemas bancarios frágiles. La adopción de políticas enérgicas por parte de las autoridades nacionales es un requisito previo, pero que debe estar respaldado por un enfoque verdaderamente mancomunado de todas las partes interesadas de la zona del euro. Pese a esfuerzos denodados por encarar la crisis, las autoridades se enfrentan una vez más a dilemas complicados que generan incertidumbre acerca del desenlace final. Los problemas fiscales y financieros están profundamente entrelazados y, por tal motivo, si no se toman medidas decisivas, las tensiones podrían propagarse rápidamente al núcleo de la zona del euro, con importantes repercusiones a escala mundial. En este momento, el debate sobre políticas gira en torno a estos riesgos, pero es igualmente urgente impulsar un programa de políticas más amplio para lograr un crecimiento potencial más sólido y establecer una Unión Económica y Monetaria (UEM) con mayor capacidad de recuperación.

2. Se necesita un enfoque más mancomunado y basado en la cooperación para gestionar la crisis en la periferia. Es crucial que exista un compromiso firme para realizar ajustes en los países que llevan adelante programas, incluidas reformas estructurales inmediatas y de gran alcance, y una voluntad firme para abrir la economía a la competencia y la participación externa, conforme a los compromisos de los programas. Las privatizaciones contribuirán al logro de estos objetivos, y no solo al ayudar a alcanzar la sostenibilidad de la deuda. Pero también se necesita el apoyo financiero continuo de los otros países de la zona del euro. La rápida concreción del compromiso para robustecer la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF) y ampliar aún más sus usos potenciales (por ejemplo, para fines relacionados con los mercados secundarios y para garantías para el financiamiento a plazo sustancial) emitirá una señal muy necesaria de que los países miembros “harán lo que sea necesario para salvaguardar la estabilidad de la zona del euro”. En este contexto, será esencial poner fin rápidamente al debate improductivo sobre modificación de perfiles o reestructuración de la deuda, y evitar dar cualquier impresión de que en el marco del Mecanismo Europeo de Estabilidad el apoyo financiero estará supeditado a la reestructuración de la deuda. Son de suma importancia las políticas para atajar los efectos de contagio derivados de los ajustes o de la modificación de perfiles de la deuda soberana.

3. Aun si se logra contener la crisis en la periferia, el futuro incluye un amplio programa de políticas para estimular el crecimiento y reforzar la capacidad de recuperación de la UEM. En muchos sentidos, la actual recuperación es saludable, gracias a un crecimiento mejor equilibrado en las economías del núcleo de Europa y una menor dependencia del apoyo público. Aun así, es necesario estimular considerablemente el crecimiento potencial: entre otras cuestiones, haríamos hincapié en la necesidad de un sistema bancario más sólido; un desarrollo más rápido de los mercados de capital; mayor integración económica y financiera; y un fortalecimiento de la gestión de gobierno de la economía, que amplíe aún más las recientes y encomiables iniciativas. En las economías de la periferia, las reformas estructurales directas son aún más importantes para restaurar la competitividad, reactivar el crecimiento y combatir el desempleo.

4. En estas circunstancias, la continuación del proceso de consolidación fiscal según lo planificado en términos generales apuntalará la confianza. La consolidación sigue su curso, pero que los planes anunciados se ejecuten será importante para garantizar el cumplimiento de las metas acordadas en el marco del procedimiento aplicable en caso de déficit excesivo. Las economías que crecen a un ritmo más rápido deben dejar que operen los estabilizadores automáticos para alcanzar antes las metas fijadas por el procedimiento. Los países que atraviesan crisis quizás tengan que prorrogar sus planes conforme a los requisitos de los programas, pero la consolidación deberá continuar. Dadas las presiones del mercado, el ajuste fiscal podría tener importantes efectos positivos sobre la confianza, tanto en la propia zona del euro como en lo que se refiere a las repercusiones a escala mundial.

5. Dada la trayectoria prevista de la recuperación, la normalización de la tasas de interés debe proceder gradualmente. Esto ayudará a mantener las expectativas de inflación bien ancladas ante el elevado nivel general de inflación y el lento cierre de la brecha del producto. La cautela ayudará a limitar la tensión derivada de las altas tasas de interés que podría afectar a la periferia de la zona. Al mismo tiempo, deben mantenerse las medidas monetarias no convencionales hasta que se hayan abordado las tensiones en los mercados financieros, tarea que comprende, entre otros aspectos, concluir los ejercicios de seguimiento de las pruebas de tensión y resolver los problemas relacionados con el financiamiento de activos privados ilíquidos.

6. El fortalecimiento del sector bancario es una de las principales prioridades. Tradicionalmente, el modelo bancario europeo presenta un apalancamiento elevado, y es necesario reforzar fundamentalmente las posiciones de capital. Las pruebas de tensión ofrecen una oportunidad para hacer esto en el momento adecuado, lo cual es particularmente pertinente en el contexto de la actual crisis, ya que no se puede descartar una resolución desordenada. Para generar confianza, es necesario anunciar las condiciones de los ejercicios de seguimiento mucho antes de la publicación de los resultados. Se debe otorgar preferencia a las soluciones basadas en el mercado, como la captación de capital privado y las fusiones y adquisiciones internacionales. Pero aun así, es posible que el apoyo público siga siendo necesario, y deberá ofrecerse de manera coordinada en toda la Unión Europea (UE).

7. Será importante que el proceso de desapalancamiento se realice de forma adecuada. La readecuación del mercado para las operaciones de titulización, con regulaciones apropiadas y sobre la base de normas de alta calidad, servirá para salvaguardar la oferta de crédito conforme avance el proceso de desapalancamiento. En términos más generales, los reguladores europeos deben facilitar y apoyar activamente el desarrollo de alternativas basadas en el mercado para que el financiamiento empresarial reduzca el grado en que la economía de la zona del euro depende del sistema bancario. Muchos bancos siguen recurriendo mucho al financiamiento del Banco Central Europeo (BCE), y el acceso al mercado podría no ser inmediato aun después de la recapitalización. Un servicio condicional de financiamiento a plazo para los activos privados ilíquidos, posiblemente operado por el BCE pero con el respaldo explícito de las entidades soberanas de la zona del euro (por ejemplo, a través de la FEEF), haría más fluida la transición y, al mismo tiempo, protegería la independencia y flexibilidad del BCE y reforzaría los incentivos para atacar las causas de los problemas bancarios.

8. Una mayor integración económica y financiera es esencial para lograr una UEM dinámica y estable. Las autoridades han centrado su atención en las prioridades nacionales, pero la clave para lograr el resultado deseado es la solidez de la unión económica. Para esto es necesario concluir la creación del mercado único para fomentar el crecimiento y la estabilidad. La integración de los mercados de trabajo, bienes y servicios tiene que seguir adelante, pero es particularmente importante lograr avances en lo que se refiere al capital. Una economía plenamente integrada no necesita “campeones nacionales”, y las pertinentes directivas para adquisiciones y absorciones internacionales deben ser aplicadas, y revisadas cuando sea necesario, para superar los obstáculos nacionales de carácter formal e informal que impiden el libre flujo de los capitales accionarios.

9. Reglas sólidas y comunes son un prerrequisito para un mercado financiero único. Apoyamos firmemente la adopción de un conjunto único de reglas y el avance rápido hacia el uso de prácticas de supervisión que se centren en el grado de riesgo de las actividades y no en la ubicación de las instituciones financieras. Para garantizar la estabilidad financiera y reducir a un mínimo el margen para el arbitraje regulatorio, la Directiva de Requisitos de Capital 4 (“DRC4”) debe llevar el acuerdo Basilea III al terreno de la práctica rápidamente y sin excepciones. Los requisitos de capital deben fijarse en un nivel holgadamente alto, exigiendo a las instituciones financieras de importancia sistémica ampliaciones significativas de los topes de capital, dadas las incertidumbres que imperan sobre los balances. Debe considerarse la posibilidad de exceder los mínimos fijados por Basilea III, sobre todo en vista de que la FEEF aún es un mecanismo incompleto. Al mismo tiempo, tiene que haber suficiente flexibilidad para introducir herramientas macroprudenciales para evitar que en el futuro se formen burbujas de precios de los activos. El Consejo Europeo de Riesgo Sistémico debe asumir un papel destacado a la hora de coordinar y calibrar tales medidas, en aspectos tales como la coordinación y la reciprocidad entre el país de origen y el anfitrión. Dadas las percepciones del mercado con respecto al riesgo soberano, será necesario reconsiderar la ponderación de riesgo igual a cero de los bonos soberanos.

10. Todo esto destaca las ventajas de avanzar más rápidamente hacia un marco europeo unificado de supervisión y estabilidad financiera. Cuanto antes entre en funcionamiento la Autoridad Bancaria Europea, antes podrá garantizar un nivel estricto de supervisión de los bancos que realizan operaciones transfronterizas; por ejemplo, mediante la creación de una base de datos prudenciales y el intercambio bilateral y multilateral de datos con las autoridades nacionales. Es necesario avanzar con mayor celeridad hacia la creación de un marco integrado para las actividades relacionadas con la prevención, la gestión, la resolución y el sistema de garantía de depósitos en casos de crisis. Y el objetivo final debe ser la creación de una Autoridad Europea de Resolución, respaldada por una garantía de depósitos y un fondo de resolución, que se encargaría de abordar la cuestión de la distribución de la carga y que representaría un mecanismo propio de la zona del euro para brindar apoyo de liquidez y solvencia.

11. Si no existe unión política ni un mecanismo ex ante de distribución del riesgo fiscal, es indispensable una gestión de gobierno más sólida en la zona del euro. Los esfuerzos que se están realizando para afianzar los mecanismos preventivos y correctivos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) y para actualizar los procesos presupuestarios de los países son positivos para mejorar la disciplina fiscal. El Procedimiento de Desequilibrios Excesivos (PDE) puede detectar y ayudar a corregir desequilibrios macroeconómicos, y la evaluación en el marco el semestre europeo y el pacto del Euro Plus deben mejorar la coordinación de las políticas y apuntalar la voluntad política para la ejecución de reformas estructurales. Sin embargo, para marcar una diferencia, será necesario dar a todas estas herramientas de gestión de gobierno un carácter más vinculante y pertinente para la toma de decisiones a escala nacional; por ejemplo, mediante constancia en la aplicación de la votación por mayoría cualificada inversa. La investigación a fondo para poner en marcha el PDE debe activarse automáticamente en función de un conjunto pequeño de indicadores basados en puntos, y el proceso subsiguiente debe basarse en plazos más limitados. El Parlamento Europeo cumple un papel crucial en la reforma del marco de gestión de gobierno, pero la aplicación deberá seguir estando regida por la Comisión y el Consejo.

12. La ejecución del programa de reforma estructural con más hincapié en garantizar la expugnabilidad de los mercados y la competencia reforzará significativamente las perspectivas de crecimiento. La ruta hacia un crecimiento más fuerte, equilibrado y sostenible pasa por una integración más profunda y una mayor flexibilización de los mercados. Muchas de las cuestiones subyacentes son bien conocidas. Las nuevas herramientas de gestión de gobierno brindan una oportunidad para revitalizar el programa de reforma, que comprende lo siguiente: ajustes de los sistemas tributarios y de prestaciones, sistemas de negociación colectiva y protección del empleo para incrementar la participación en el mercado laboral y crear y preservar puestos de trabajo; apertura de los mercados de bienes y servicios para mejorar la competitividad; y reducción de los costos de apertura y cierre de empresas para mejorar el entorno empresarial y ayudar a fomentar el espíritu de empresa, la innovación y la productividad.

13. Dado el papel que desempeña la zona del euro en la economía mundial, la solución satisfactoria a la crisis soberana y el aumento del crecimiento tienen un impacto significativo en otras regiones. La aplicación de un enfoque mancomunado y basado en la cooperación para contener la crisis en la periferia de la zona limitará los efectos de contagio a escala mundial. Sin embargo, una agudización de la crisis, sobre todo si las tensiones se propagaran al núcleo de la zona del euro, tendría fuertes repercusiones mundiales. Al mismo tiempo, al resto del mundo le serán beneficiosas las políticas que eleven el potencial de crecimiento de la zona del euro, y tendrían repercusiones externas positivas aunque moderadas.

14. Sigue siendo esencial el respaldo permanente de la UE a la culminación con éxito de la Ronda de Doha sobre la liberalización del comercio.

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