Comunicado de Prensa: El FMI concluye la misión a Uruguay sobre la Consulta del Artículo IV de 2012

2 de noviembre de 2012

Comunicado de Prensa No. 12/411 (S)
2 de noviembre de 2012

Una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), encabezada por Ulric Erickson von Allmen visitó Uruguay del 22 de octubre al 2 de noviembre con el fin de realizar la consulta anual del país sobre el Artículo IV. Al término de la misión, el Sr. Erickson, Jefe de División del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, emitió la siguiente declaración en Montevideo:

“Uruguay ha experimentado un decenio de crecimiento económico espectacular desde la crisis de 2002. Esta evolución, que es resultado de la aplicación de políticas macroeconómicas prudentes combinadas con importantes reformas institucionales y factores externos favorables, ha producido mejoras significativas en el nivel de bienestar.

“El crecimiento económico en 2012 se ha visto afectado por efectos de contagio del exterior y factores excepcionales. La demanda interna conserva su dinamismo, en parte gracias al fuerte crecimiento de los salarios reales. Al mismo tiempo, la inflación está estancada en un nivel muy superior al fijado como meta. El personal técnico prevé que el crecimiento del PIB será de 3,5% en 2012 y de 4% a partir de 2013.

“Pese a las perspectivas favorables, las incertidumbres regionales y mundiales siguen planteando riesgos. Sin embargo, los tenues vínculos entre el sector real y un sistema financiero pequeño, la solidez de los bancos y la ausencia aparente de burbujas mitigarían los efectos de shocks exógenos en la economía uruguaya. El Banco Central del Uruguay (BCU) y los bancos locales cuentan con posiciones sólidas en activos externos netos, que se suman a los activos externos y las líneas de crédito contingentes del gobierno. La acertada gestión de la deuda por parte del gobierno ha reducido significativamente los factores de vulnerabilidad de la deuda. En cuanto a los riesgos internos, un crecimiento excesivo de los salarios en los próximos años podría acarrear complicaciones: elevaría el consumo privado, alimentaría la inflación y propiciaría una mayor apreciación real, y la consiguiente pérdida de competitividad a la larga perjudicaría las exportaciones y el crecimiento, incrementando el riesgo de un aterrizaje brusco.

“El desafío macroeconómico inmediato consiste en abordar la tasa de inflación que supera el nivel fijado como meta en un contexto de fuertes entradas de capital y riesgos elevados para las perspectivas de la economía. El alto nivel de inflación es producto de la fuerte demanda interna, la amplia indexación de los salarios, los shocks de precios de los alimentos, una orientación de la política monetaria que no es lo suficientemente restrictiva y una meta de inflación que no ancla las expectativas dentro del rango previsto. Recientemente, la escalada de precios mundiales de los alimentos también ha agravado la inflación. Al mismo tiempo, se ha registrado un aumento de las entradas de capital a Uruguay este año, debido a la abundante liquidez a escala mundial, la calificación crediticia de grado de inversión y los recortes de la tasas de interés en Brasil. El peso se ha fortalecido frente a las monedas de Argentina y Brasil desde el segundo trimestre de 2012, y eso ha provocado inquietudes sobre la competitividad en ciertos sectores. Sin embargo, según la evaluación del personal técnico, basada en un amplio conjunto de indicadores, los riesgos para la estabilidad externa están contenidos.

“El reciente aumento de la tasa de política monetaria por parte del BCU fue una medida acertada, y sería importante mantener una tendencia restrictiva para encauzar la inflación prevista en una trayectoria que la conduzca hacia el nivel fijado como meta. El ritmo de endurecimiento de la política monetaria debe ser prudente, y debe tener en cuenta la evolución de la economía. Pero dadas las crecientes entradas de capital y las consiguientes apreciaciones de la moneda, no es posible combatir la inflación únicamente mediante un endurecimiento de la política monetaria. Se necesitan también esfuerzos mancomunados en otros frentes, en particular, un crecimiento prudente de los salarios y una mayor austeridad fiscal para contener las presiones de costos y la apreciación del tipo de cambio real. La intervención en el mercado cambiario podría ser una opción para contener un ajuste excesivo del tipo de cambio.

“La misión ve con más escepticismo el acuerdo reciente para recortar o congelar algunos precios al consumidor, ya que dicho acuerdo introduce distorsiones y no ataca las causas fundamentales de la inflación. A juicio de la misión, la amplia y rígida indexación de los salarios es un factor clave del traspaso de los shocks de precios hacia los salarios y la inflación básica.

“La misión apoya la medida recientemente adoptada para la gestión de los flujos de capital, dado el marcado aumento de las entradas de capital para inversiones de portafolio. Sería importante aprovechar el margen de maniobra que brinda esta medida para abordar el problema de la inflación.

“En lo que se refiere a los próximos años, la misión celebra el plan de las autoridades de reducir la deuda pública en un monto equivalente a 45% del PIB para 2015. A tales efectos, es necesario abordar los déficits recurrentes de la Administración Nacional de Usinas y Transmisiones Eléctricas (UTE) relacionados con la sequía. Mientras tanto, para alcanzar la meta de deuda, el presupuesto debería apoyarse en un mayor esfuerzo del gobierno central y en menor medida en las contribuciones de las empresas públicas. Este objetivo también exige tomar un firme control del gasto público.

“El tipo de cambio flotante es un amortiguador crucial y una piedra angular del marco de políticas. En vista de la holgada posición de las reservas, claramente no es necesario seguir acumulándolas con fines prudenciales. Sin embargo, es posible que se precisen intervenciones ocasionales para evitar fluctuaciones excesivas del tipo de cambio. Los problemas de competitividad de sectores específicos es mejor resolverlos mediante políticas estructurales.

“Las perspectivas a mediano plazo para Uruguay son favorables, pero se necesitarán esfuerzos para mejorar la capacidad de recuperación frente a los shocks y para fomentar el crecimiento a largo plazo. En el plano fiscal, Uruguay ya cuenta con un marco sólido, pero que podría reforzarse proyectando el presupuesto a lo largo de un horizonte móvil a cinco años e incluyendo horizontes aún más prolongados para ciertas partidas (por ejemplo, gasto social), y abordando el tema de los pasivos contingentes. La promoción de mercados financieros más profundos y sólidos también puede apoyar las perspectivas de crecimiento. Se necesita una estrategia integral para ayudar a desarrollar un mercado de capitales que facilite la asignación eficiente de los recursos financieros. Para promover un sistema bancario más dinámico y sólido, las autoridades podrían considerar medidas que permitan igualar las condiciones entre los bancos y apoyar más la inclusión financiera, ampliando el acceso de las pequeñas y medianas empresas al crédito y el acceso de los hogares a los instrumentos de ahorro.

“En términos más generales, hay margen para seguir mejorando la competitividad y el dinamismo del entorno empresarial, y esto exigirá que se preste atención a unos cuantos aspectos clave. El personal técnico elogia los planes de inversión en el sector energético, en los que se prevé que la mitad del suministro de electricidad provenga de fuentes renovables. También será importante emprender las mejoras necesarias en el sistema vial y en los puertos para embarcaciones de gran calado. Un mercado laboral dinámico y con una fuerza laboral bien calificada es importante para promover el aumento de la productividad, apoyar la cambiante estructura de la economía y facilitar los ajustes frente a los shocks. Las autoridades podrían evaluar la experiencia registrada con las recientes regulaciones del mercado laboral y considerar cambios para asegurar un mercado laboral que esté acorde con las necesidades de una economía dinámica y que a la vez garantice una debida protección de los trabajadores.”

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