El alivio de la deuda abre nuevas oportunidades para los países pobres
Joachim Harnack y Ulrich Lächler
Representantes Residentes del
Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial en Nicaragua
La Noticia (Managua)
28 abril de 2001
Texto reproducido con autorización de La Noticia
Los ministros de Hacienda y los gobernadores de bancos centrales se reunirán en la ciudad de Washington a finales de este mes bajo los auspicios del FMI y del Banco Mundial con el objetivo de examinar distintas formas de fortalecer la economía mundial. Se ha reservado una sesión especial para debatir la lucha contra la pobreza y la consolidación del crecimiento económico en los países pobres, incluida la función que puede cumplir el alivio de la deuda para facilitar este proceso.
El año pasado, el FMI y el Banco Mundial aprobaron medidas para aminorar el monto que adeudan 22 países, en el marco de la Iniciativa para la reducción de la deuda de los países pobres altamente endeudados (HIPC). Gracias a ésta y a otras iniciativas, la deuda de estos países diminuirá dos tercios en promedio y la de los países HIPC por sí sola sacará de sus espaldas US$34 mil millones, la mitad de lo que deben. Una cuarta parte de este monto beneficiará a cuatro países de América Latina y el Caribe, un esfuerzo a cuyo éxito ha contribuido el aporte de más de un mil millones de dólares convenido recientemente por el Banco Interamericano de Desarrollo. Por su parte, al llegar al punto de decisión el 18 de diciembre del 2000, Nicaragua se podrá beneficiar de fondos para reducir su deuda externa en 78%, o US$4.3 mil millones (de un total de deuda externa de US$5,500 millones en términos de valor presente neto).
La comunidad internacional ha puesto un gran empeño—además de recursos financieros—para lograr la reducción de la deuda. La Iniciativa para los países HIPC ya hace llegar beneficios reales a los países pobres. En el caso de estos 22 países—incluyendo a Nicaragua con cifras muy similares—podemos decir que los vencimientos del servicio de la deuda de próximos tres años:
- Serán, en promedio, un 30% menores que los pagos reales efectuados en 1998-99.
- Representarán un valor medio de 8% de las exportaciones, menos de la mitad de lo que paga un país en desarrollo típico.
- Llegarán en general al 12% de los ingresos fiscales—comparado con mas de 20 porciento en 1998-99.
Los recursos adicionales tienen que estar dirigidos específicamente a los pobres, sin embargo, para que la reducción de la deuda tenga un impacto tangible sobre la pobreza. Antes de que se creara esta Iniciativa para los países HIPC, los países habilitados gastaban, en promedio, un poco más en el pago del servicio de la deuda que en los sectores de salud y educación combinados. Para estos primeros 22 países que están en condiciones de participar, las cosas ya no son así: todos ellos gastan ahora más en servicios sociales que en servicio de la deuda, en promedio más del triple; y en todos se ha observado, en el marco de programas recientes respaldados por el FMI, un marcado incremento del porcentaje dedicado a la salud y a la educación en sus presupuestos.
Estos países están obteniendo resultados evidentemente mejores y el FMI ha dado a conocer la información acerca del servicio de la deuda y del gasto social de los países para que todos puedan verla.
Estos resultados no se produjeron automáticamente. Se ha necesitado tiempo y esfuerzo para asegurar que el dinero se reorienta hacia actividades que alivian la pobreza. Algunos de los países HIPC tienen una historia difícil en materia de política, sobre todo en lo que se refiere a la gestión de gobierno. Con frecuencia esto se debe a los graves problemas que enfrentan los gobiernos, incluso en muchos casos conflictos civiles. Con el fin de garantizar la reducción de la pobreza por medio del alivio de la deuda en estos países se requerirán soluciones creativas y el decidido empeño de usar el dinero con la mayor eficacia posible.
Estos países enfrentan problemas difíciles. Y la totalidad de los HIPC tiene que superar el desafío que supone convertir las estrategias de reducción de la pobreza en resultados, y garantizar que la deuda no vuelve a convertirse en una barrera para el progreso social. No se trata de cuestiones fáciles, pero el FMI y el Banco Mundial están buscando soluciones que giran siempre en torno al tema de la reducción de la pobreza.
¿Puede hacerse más por los países pobres? El alivio de la deuda no es una panacea. Si no se reanuda el crecimiento, estos países pueden caer una vez más en una trampa de pobreza. Estamos trabajando con ellos para sentar las bases de un crecimiento sostenido por medio de políticas acertadas. Estas políticas van estar reflejadas en la estrategia reforzada de reducción de la pobreza (ERRP) cuya versión completa esta siendo elaborada en estas semanas por el gobierno en consulta con la sociedad civil y la comunidad internacional.
También es esencial contar con más ayuda externa. El Director Gerente del FMI, Horst Köhler, y el Presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, han pedido en palabras por cierto expresivas que los países ricos cumplan con la meta fijada por las Naciones Unidas de prestar una asistencia para el desarrollo equivalente al 0,7% de su producto nacional bruto (PNB). Y algo todavía más importante: al eliminar las barreras que se oponen al comercio, los países ricos también pueden ayudar a proporcionar la subsistencia de millones de habitantes de los países más pobres, al tiempo que se benefician.
El alivio de la deuda en el marco de la Iniciativa para los países HIPC eliminará del camino que estos países han de recorrer un obstáculo crítico para la reducción de la pobreza y para el crecimiento. Es ahora asunto de los mismos países aprovechar al máximo sus oportunidades, con el pleno apoyo de la comunidad internacional.
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