Por Tobias Adrian
10 de octubre de 2018
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Aunque la expansión mundial ha tocado techo, las políticas monetarias acomodaticias continúan respaldando el crecimiento. Pero no debemos darnos por satisfechos. Según el capítulo 1 de la edición más reciente del Informe sobre la estabilidad financiera mundial (informe GFSR), los riesgos a corto plazo del sistema financiero mundial han aumentado en cierto grado en los últimos seis meses. Las tensiones comerciales se han agudizado, las incertidumbres en torno a las políticas han aumentado en una serie de países, y algunas economías de mercados emergentes están enfrentando presiones del mercado financiero.
Más a futuro, los riesgos siguen siendo elevados. No cabe duda de que el sistema financiero es más sólido ahora que antes de la crisis financiera mundial, gracias a 10 años de reforma y recuperación. Sin embargo, las vulnerabilidades continúan acumulándose, y el nuevo sistema financiero aún no ha sido puesto a prueba. Se necesitan medidas adicionales para mejorar su resiliencia.
Pero antes de analizar las medidas de política concretas, examinemos más de cerca el panorama financiero mundial. Hasta ahora, un robusto apetito de riesgo ha continuado empujando al alza los precios de los activos en los principales mercados financieros, y las condiciones financieras han seguido siendo relativamente favorables, pese a las subidas de la tasa de interés de política monetaria por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos. No obstante, el fortalecimiento del dólar y las tasas de interés más altas en Estados Unidos han encarecido el endeudamiento en el exterior para los mercados emergentes, sobre todo los que presentan mayores necesidades de crédito y marcos de políticas o condiciones económicas más débiles.
Nuevas vulnerabilidades
De ampliarse o intensificarse las presiones sobre las economías de mercados emergentes, los riesgos para la estabilidad financiera aumentarían considerablemente. Según nuestro análisis, a medio plazo hay una probabilidad de 5% de que las economías de mercados emergentes experimenten salidas de flujos de cartera de deuda de USD 100.000 millones o más, cifra que en términos generales es de una magnitud similar a la de las salidas registradas durante la crisis.
Los riesgos para la estabilidad también podrían agravarse marcadamente por otros motivos, tales como un agravamiento más generalizado de las tensiones comerciales, un brexit sin acuerdo, el resurgimiento de preocupaciones acerca de la política fiscal en algunos países muy endeudados de la zona del euro, y una normalización de la política monetaria a un ritmo más veloz de lo previsto en las economías avanzadas.
Cualquiera de estos factores podría dejar al descubierto las vulnerabilidades financieras que han ido acumulándose durante los años en que la política monetaria ha sido expansiva. En las economías cuyos sectores financieros son de importancia sistémica a escala mundial, la deuda de los gobiernos, las empresas y los hogares ha aumentado de alrededor de 200% del PIB hace una década a casi 250% hoy en día. Las economías de mercados emergentes están obteniendo más préstamos en los mercados internacionales y se enfrentan al riesgo de que no les sea posible refinanciar una parte sustancial de su deuda en moneda extranjera. Los bancos están expuestos a estos prestatarios fuertemente endeudados, y algunos bancos internacionales presentan cuantiosas tenencias de activos más ilíquidos y opacos. Las valoraciones de activos siguen siendo excesivas en varios sectores y regiones, y las normas de concesión de crédito están deteriorándose.
Esta acumulación de vulnerabilidades hace más urgente la necesidad de que las autoridades redoblen sus esfuerzos para apuntalar el sistema financiero:
- Las políticas microprudenciales, o a nivel de las empresas, deben procurar reforzar los balances de los bancos frente a los riesgos de solvencia y liquidez.
- Las herramientas macroprudenciales de amplia base, como las reservas de capital contracíclicas (cuyo fin es incrementar el capital de los bancos capital cuando el endeudamiento está aumentando en la economía), deben ser usadas más activamente en los países en los que las condiciones financieras siguen siendo acomodaticias y las vulnerabilidades elevadas. La estabilidad financiera también exige que se adopten nuevas herramientas macroprudenciales para abordar las vulnerabilidades que están fuera del sector bancario, como por ejemplo, para garantizar normas de concesión de crédito sólidas en la intermediación de crédito no bancario y para abordar los riesgos de liquidez de los gestores de activos.
- En las economías de mercados emergentes, sigue siendo crucial reducir las vulnerabilidades y preservar las políticas robustas y los marcos de políticas sólidos, lo cual incluye constituir y mantener un nivel adecuado de reservas de divisas y usarlas con prudencia.
- Los reguladores y supervisores tienen que responder a las nuevas amenazas, incluidos los riesgos relacionados con la ciberseguridad. Además, deben respaldar las contribuciones que las tecnofinanzas pueden hacer a favor de la innovación, la eficiencia y la inclusión, y a la vez deben establecer salvaguardias frente a los riesgos del sistema financiero.
No es momento para cruzarse de brazos. Deben adoptarse medidas más proactivas para velar por la estabilidad financiera. Como se señala en el capítulo dos del Informe GFSR publicado previamente, debe llevarse a término el programa de reforma de las regulaciones financieras, y evitar el repliegue de dichas reformas. Y por último, la cooperación internacional es indispensable para preservar la estabilidad financiera mundial y fomentar un crecimiento económico sostenible.