México: Una oportunidad para la inclusión financiera

28 de mayo de 2019

Introducción y tema

Buenas tardes. Distinguidos Senadores, Senador Batres, DiputadoMuñoz Ledo, miembros de la mesa directiva, honorables invitados, damas y caballeros. Deseo expresar mi agradecimiento al Presidente del Senado Sr. Batres Guadarrama por su amable presentación, y al Senador Monreal por su invitación a dirigirme a ustedes hoy. Y me complace haberme reunido con sus colegas de la Junta de Coordinación Política hace un momento.

Es para mí un gran placer estar en la Ciudad de México, y hablar en este magnífico nuevo edificio del Senado.

Estuve aquí en 2014 en ocasión del Foro Internacional de Inclusión Financiera, y vuelvo a referirme a ese mismo tema de crucial importancia. Hoy tenemos la oportunidad de evaluar el avance logrado en los últimos cinco años, y de destacar los retos que todavía tenemos que abordar a medida que este gran país trabaja para mejorar la vida de millones de personas que permanecen en la pobreza.

El poeta mexicano ganador del Premio Nobel, Octavio Paz, ofrece una perspectiva al respecto en su ensayo de 1950,El laberinto de la soledad. Dijo entonces: “ La soledad es la realidad más profunda de la condición humana”. Es decir, los humanos somos los únicos seres que sabemos que estamos solos.

Sabemos que podemos romper el aislamiento mediante el contacto humano, mediante la amistad. Pero ¿cómo vencemos la soledad de la pobreza ? Lo hacemos construyendo una economía inclusiva y ampliando el acceso a los servicios financieros de modo que todos los mexicanos puedan aspirar a ahorrar y a tomar préstamos, para adquirir viviendas y crear empresas.

En los últimos cinco años, el mundo ha sido testigo de una notable transformación en el universo de las finanzas. Las microfinanzas han crecido rápidamente. La banca móvil ha permitido que decenas de millones de personas —especialmente mujeres— puedan acceder a los servicios bancarios. La tecnología financiera ha surgido como la nueva frontera de las finanzas.

Me complace ver que desde mi última visita se ha progresado en cuanto a mejorar la inclusión financiera. Esto ha sido posible gracias a las reformas que los mexicanos de todo el espectro político han adoptado para ampliar el acceso a los servicios financieros.

Pero la soledad de la pobreza sigue siendo una realidad para millones de personas, especialmente para quienes viven en las zonas pobres del Sur.

Dicho de otro modo, México ha dado un importante paso hacia la inclusión financiera. Pero no es este el momento para hacer una pausa. ¡Aún queda mucho por hacer!

Sé que ustedes están dispuestos a enfrentar esa tarea. El Presidente López Obrador ha definido la reducción de la pobreza y la desigualdad como un objetivo de su gobierno. Ha formulado propuestas concretas para afianzar la inclusión financiera. Existen motivos para ser optimistas.

Entonces, lo que quisiera hacer hoy es, primero, hablar en mayor profundidad sobre la importancia de la inclusión financiera, luego esbozar los avances que hemos visto aquí en México y, por último, referirme a los esfuerzos que aún se requieren.

La importancia de la inclusión financiera

México se ha destacado durante años como un país con sólidas políticas e instituciones. Esto incluye políticas fiscales prudentes y un banco central conocido por su independencia y su éxito en mantener baja la inflación.

Pero en las últimas décadas, el crecimiento no ha logrado alcanzar los niveles que pueden reducir sustancialmente la pobreza y la desigualdad. Como ustedes bien saben, la corrupción y la delincuencia han sido factores destacados que limitaron el crecimiento, y encarar esos problemas es una importante prioridad para las políticas públicas. Otros factores que limitan el crecimiento son la informalidad en el mercado de trabajo, un grado limitado de competencia en algunos sectores y un acceso insuficiente a los servicios financieros y las telecomunicaciones.

Elevar el crecimiento debe ser una prioridad, pero también importa qué tipo de crecimiento logramos.

Los estudios del FMI muestran que un mayor grado de igualdad puede contribuir a reforzar un crecimiento económico más fuerte y más durable. El crecimiento inclusivo crea oportunidades de una vida mejor, para las familias y las comunidades. Nuestros estudios también muestran que el acceso a los servicios financieros tiene un impacto en esta dinámica.

Y uno de los grupos que más puede beneficiarse es el de las mujeres, que tienen menos probabilidades de poseer cuentas bancarias, como ocurre en México.

La cuestión de género es un problema universal. De los 1.700 millones de personas del mundo que no están bancarizadas, casi 1.000 millones son mujeres. Su empoderamiento financiero abrirá muchas puertas, incluida la participación en la fuerza laboral.

Ampliar la inclusión financiera exige un delicado equilibrio de las políticas públicas y las iniciativas del sector privado. El papel del gobierno es proporcionar un contexto normativo favorable que fomente la competencia y el crecimiento, así como también instituciones supervisoras sólidas e independientes.

Los bancos comerciales y otras instituciones financieras, a su vez, son la columna vertebral que sostiene las finanzas. Sus redes de sucursales y agentes pueden dar respaldo a la economía llegando hasta el nivel de los pueblos y pequeñas localidades. Y allí donde no existen, la banca móvil y otras innovaciones pueden ahora llenar ese vacío.

Pero también quisiera hacer una advertencia: es crucial equilibrar la profundización financiera con salvaguardias para la estabilidad financiera y la protección de los consumidores.

Un avance excesivamente rápido en el proceso de ampliación de los servicios y los mercados, sin una supervisión adecuada, conlleva riesgos de inestabilidad financiera. Esta es una lección que México aprendió en los años noventa, y haber aprendido esa lección seguramente contribuyó a evitar una experiencia más dolorosa durante la crisis financiera mundial.

Por último, también deberíamos tener presente que el desarrollo financiero se beneficia de la competencia entre las instituciones financieras, así como de otras reformas económicas. Por ejemplo, la ampliación de la cobertura de Internet da sustento a la banca móvil y contribuye a reducir las disparidades regionales.

¿Hasta dónde ha avanzado México en sus esfuerzos para ampliar la inclusión financiera? Veámoslo más detenidamente.

Avances en materia de inclusión

Se han emprendido muchas iniciativas desde mi última visita, y quisiera destacar que el Banco de México ha demostrado un impresionante liderazgo en este aspecto. Hace tres años, el gobierno lanzó la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera con el importante objetivo de incrementar el acceso de los hogares de bajo ingreso a los servicios financieros.

Creo que los números indican un progreso alentador.

Más mexicanos adultos tienen ahora cuentas bancarias. Su propia encuesta nacional muestra que casi la mitad de todos los adultos poseen cuentas frente a solo 36% en 2011.

Los programas sociales han ayudado: durante los últimos cinco años el gobierno ha abierto cuentas para que unos 4 millones de personas reciban prestaciones sociales o transferencias monetarias. Y 80% de esas cuentas pertenecen a mujeres.

Otro acontecimiento clave: La red de agentes bancarios se ha expandido a nivel nacional, llevando más servicios a zonas remotas. El número de usuarios de zonas rurales creció más del doble en seis años hasta alcanzar 8 millones de adultos.

La tecnología también ha ayudado. El número de adultos que usan servicios de banca móvil aumentó significativamente desde 2012. Pero la realidad es que solo una pequeña proporción de la población se beneficia de estos servicios.

Por otra parte, la expansión de las microfinanzas ha beneficiado a muchos pequeños emprendedores, una vez más, especialmente mujeres. Por ejemplo, en la red microfinanciera ProDesarrollo, las mujeres representan actualmente el 95% de los clientes de crédito colectivo y la mitad de los prestatarios individuales.

Logros por delante

Señoras y señores, reciban mis merecidas felicitaciones por los logros que ha alcanzado su país en la búsqueda de la inclusión financiera.

Pero es preciso hacer aún más para que México alcance niveles similares a los de sus pares.

El año pasado México tenía poco más de 1.000 cuentas bancarias por cada 1.000 adultos. Pero el promedio entre las economías de mercados emergentes es de casi 1.500 cuentas. Añadiría aquí que, si bien se ha avanzado en integrar a las mujeres en el sistema financiero, México está aún a la zaga de algunos otros países de América Latina en muchos aspectos, como han indicado los estudios del FMI.

Y mucho más debe hacerse respecto de las zonas rurales y las ciudades más pequeñas. Los habitantes de tres cuartas partes de los municipios de México no tienen siquiera un punto de acceso para los servicios financieros dentro de un radio de dos kilómetros de distancia a pie.

Y en cuanto a reemplazar el efectivo como medio de pago, México está mucho más rezagado aún: 95% de las compras diarias por debajo de 500 pesos se hacen con efectivo. En China, por el contrario, decenas de millones de personas apenas usan efectivo. Recurren únicamente al pago electrónico realizado mediante dispositivos móviles.

El camino a seguir

¿Cómo cubrir entonces la brecha que aún queda y beneficiar a todos los mexicanos?

Como dije hace un momento, en las últimas décadas el crecimiento ha sido decepcionante, y eso ha obstaculizado los esfuerzos para reducir la pobreza. Mejorar el acceso a los servicios financieros es una forma importante de lograr tasas de crecimiento más elevadas. Las significativas reformas adoptadas han contribuido a promover la inclusión financiera, pero claramente aún queda margen para seguir avanzando.

Me reuní esta mañana con el Presidente López Obrador, y nuestra conversación resultó muy alentadora. El Presidente dejó en claro que tiene la determinación de elevar el crecimiento económico de México y reducir la desigualdad. También se ha comprometido a ampliar la inclusión financiera, especialmente fomentando un uso mucho más generalizado de la banca móvil.

Estoy realmente impresionada por los primeros pasos que ha dado el gobierno.

Una iniciativa consiste en mejorar la banca electrónica. He oído que hay programas piloto en curso para ejecutar pruebas de funcionamiento de la plataforma digital CoDi para posibilitar los pagos electrónicos en tiempo real desde teléfonos móviles. Esto podría abrir las puertas del sistema financiero para millones de mexicanos.

Los esfuerzos por ampliar la red móvil también pueden acercar más servicios financieros a las zonas más remotas. Como hemos visto en otros países, este uso de la tecnología puede marcar un punto de inflexión. El servicio de pagos móviles de Kenya, M-PESA, es un ejemplo muy conocido.

En el terreno de las finanzas institucionales, la decisión de otorgar a los fondos de pensiones mayor flexibilidad en sus inversiones puede contribuir a canalizar ahorros hacia usos más productivos. Con el tiempo, también podría ofrecer más oportunidades para ampliar la participación en el sistema financiero.

No debemos olvidar que las propias instituciones financieras son un elemento importante de la ecuación en lo que respecta a la profundización e inclusión financieras. Un progreso continuo en cuanto a promover la competencia en el sector bancario y racionalizar los procesos de quiebra podría dar a los bancos más incentivos para otorgar créditos.

La Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera aprobada el año pasado por el Congreso fue un importante paso adelante y establece un marco integral para la innovación protegiendo a la vez la estabilidad financiera. Este equilibrio está incorporado en la Agenda de Bali sobre Tecnofinanzas, una declaración de principios elaborada por el FMI y el Banco Mundial el año pasado y refrendada por nuestros 189 países miembros.

México se encuentra entre los países latinoamericanos que están tomando la iniciativa para promover el uso de tecnologías innovadoras en la prestación de servicios financieros. Sus más de 300 empresas emergentes ofrecen un menú de servicios como pagos y remesas, microfinanzas y microfinanciamiento colectivo (crowdfunding) y créditos para pagar por servicios de salud. Quisiera subrayar que las remesas, importantes para la economía mexicana, pueden beneficiarse de soluciones de bajo costo y sumamente transparentes que permiten un rápido procesamiento de los pagos.

Las tecnofinanzas pueden aportar herramientas para las transacciones que los mexicanos necesitan. Ese es el sentido de la inclusión financiera: crear oportunidades que ofrezcan acceso y esperanzas.

En el FMI nos hemos sumado con entusiasmo al surgimiento de las tecnofinanzas y estamos dispuestos a brindar el pleno apoyo de nuestros crecientes conocimientos tecnológicos respecto a los aspectos regulatorios de esta innovadora tecnología.

Conclusión

En conclusión, este es un momento de cambios y desafíos para México. Ante un contexto mundial incierto y modestas perspectivas de crecimiento, es alentador ver que hay un consenso acerca de la necesidad de continuar, y acelerar, los avances. Sin embargo, el desafío de la pobreza profundamente arraigada sigue siendo un enorme obstáculo que debe abordarse sin demora.

Existen muchas buenas ideas e iniciativas, y soy optimista en cuanto a las posibilidades de que todos ustedes sigan promoviendo la inclusión financiera. Estoy deseando ver hasta dónde habrán llegado dentro de cinco años.

México es un país con una larga historia, tradiciones profundas y vibrantes, y fuertes aspiraciones con respecto al futuro. El camino para alcanzar ese futuro debe iniciarse compartiendo el sueño con todos los mexicanos.

La gran artista mexicana Frida Kahlo dijo una vez: “ Al final del día, podemos aguantar mucho más de lo que pensamos que podemos ”.

Quisiera añadir que al romper la soledad de la pobreza podemos cosechar mucho más de lo que pensamos que podemos.

En el FMI nos sentimos orgullosos de trabajar con el gobierno de este país con su gente para contribuir a cosechar esos beneficios.

Muchas gracias por su atención.

Departamento de Comunicaciones del FMI
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