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Giovanni Peri señala que, en sus nuevos hogares, los migrantes ucranianos podrían ser un activo en vez de una carga

En una entrevista con Bruce Edwards, de F&D, el economista Giovanni Peri sostiene que los refugiados de Ucrania podrían ser una ganancia inesperada de capital humano para países receptores como Polonia, Rumania, Moldova y Hungría. También sugiere que la guerra hace tambalear más el capital humano de Rusia. Peri, de ciudadanía italiana, es profesor de Economía en la Universidad de California, Davis, y director del Centro de Migración Global. Con 15 años de estudio de la economía de la migración y los migrantes, Peri afirma que se dio cuenta de que “estas personas son activos increíbles tanto desde el punto de vista personal como económico”.

F&D: A estas alturas, más de 4,5 millones de personas han huido de la guerra en Ucrania. ¿Pueden los países vecinos albergar a todas estas personas?

Peri: La capacidad de los países de Europa de responder a este tipo de emergencia ciertamente se pondrá a prueba. Polonia, Rumania, Moldova, Hungría —los países más cercanos— están recibiendo, al menos, a 3 millones de los 4,5 millones y esto podría ejercer mucha presión sobre ellos. Potencialmente hay costos importantes a corto plazo.

F&D: Al menos algunos de los flujos migratorios pasados de Europa fueron migrantes económicos. ¿Cómo se compara esto con los refugiados ucranianos?

Peri: Un refugiado sale en una situación de emergencia con mucha menos planificación. En un inicio, necesitará albergue espontáneo y tendrá necesidades básicas que por lo general los migrantes económicos planifican con antelación y se encargan de cubrir.

Una segunda diferencia importante es que los refugiados vienen de una situación traumática, que podría afectar su salud física y mental en el corto plazo.

En tercer lugar, el grado de incertidumbre es muy alto; desconocen cuánto durará la guerra y su destino final.

Y finalmente los refugiados llegan de repente en grupos relativamente grandes.

F&D: Gran parte de su trabajo ha sido analizar los factores económicos que impulsa la migración. Un factor grande son los salarios. ¿Estaba eso ocurriendo en cierta medida en Ucrania antes de la guerra?

Peri: Definitivamente hubo una numerosa migración de ucranianos. En Europa, las cifras más altas están en Polonia y luego en Alemania, Italia y Francia. En Polonia, estamos hablando de más de 1 millón de ucranianos que han migrado. Las cifras en Alemania, Italia y Francia rondaban los cientos de miles. En realidad, hay una diáspora numerosa de ucranianos en Canadá y en Estados Unidos, más de 1 millón.

En particular, en Italia y Francia y, en parte, en Alemania, hay una migración muy alta de mujeres, en algunos casos llega al 70%. Han trabajado en gran medida en la hostelería, la asistencia a personas de edad avanzada y con discapacidades, sectores de servicios personales que emplean a un gran número de mujeres.

F&D: ¿Los países anfitriones simplemente ofrecen albergue mientras se desarrolla la guerra? ¿O ayudan a los refugiados a integrarse?

Peri: Algo notorio sobre esta crisis es la respuesta muy decisiva y coordinada de la Unión Europea. Por cierto, en el plazo más corto, el albergue y la asistencia primaria son una necesidad que algunos de estos países tendrán que afrontar.

Pero de inmediato —y esto es muy inusual— se permitió a los refugiados ucranianos desplazarse libremente en la Unión Europea para acceder a puestos de trabajo. Las escuelas abren las puertas a sus niños. Ciertamente, este enfoque apunta a responder a la emergencia en el corto plazo, pero también a aprender del pasado y reconocer la importancia de la integración de los refugiados desde un punto de vista económico, lo cual luego hace que los refugiados dejen de ser un costo y se conviertan en una inversión, en un activo.

Muchos refugiados ucranianos sienten inmensa incertidumbre sobre su futuro y no están muy dispuestos a ir demasiado lejos. Pero países como Alemania, Francia, Italia y Suiza están comenzando a instar a los refugiados a que se trasladen a estos países. Creo que es alentador. Y mientras que los economistas piensan en el largo plazo, esto podría ser un enfoque valioso para integrar a los refugiados.

F&D: ¿Cuáles son las implicaciones fiscales de apoyar a los refugiados a ese nivel? También hay un aspecto político: una percepción pública de que los inmigrantes representan una carga para las finanzas públicas.

Peri: En el corto plazo habrá costos. No es sumamente fácil cuantificarlos, pero para la Unión Europea, los refugiados podrían tener un costo de USD 8.000 a USD 10.000 por persona en el primer año en términos de vivienda y asistencia. Eso no es insignificante. Sin embargo, todos los estudios demuestran que en el segundo, tercer y cuarto año los refugiados se convierten en activos productivos: sobre todo si ingresan al mercado laboral, y especialmente si en el primer año han sido respaldados y asistidos con ciertas políticas para encontrar empleo y aprender el idioma. Pueden ser empleados y los ingresos que generan son muy superiores al costo.

Existe una oportunidad para invertir en el capital humano de los refugiados. Muchos economistas sostienen que estos refugiados son una oportunidad para varios países europeos porque llegan en un momento en el que hay escasez profunda de trabajadores para muchos de los empleos que tomarían. De hecho, muy pronto: por ejemplo, en asistencia personal, en hostelería, en industrias alimenticias. Las políticas correctas pueden relacionar a algunos de estos refugiados con estos trabajos y convertir el costo a corto plazo en un rendimiento para la economía receptora.

F&D: ¿Qué ocurre si no se invierte en ayuda para los refugiados?

Peri: La diferencia entre invertir temprano y con este tipo de políticas de apoyo y no invertir podría ser grande en el largo plazo. Muchas de estas personas podrían permanecer al margen del empleo y tener más dificultades para integrarse; el futuro de sus niños podría tener muchos más riesgos. Entonces para los que se quedan, claramente habrá un costo en el largo plazo sin esta inversión: en cuanto a desempleo, menor empleabilidad, quizás incluso probabilidad más alta de marginación, de delito, de adicción.

F&D: ¿Existe el riesgo de que aumente la competencia por puestos de trabajo e incluso se reduzcan los salarios?

Peri: Dependerá de la cantidad de estas personas que realmente busquen trabajo, pero también de los tipos de trabajos que acepten. Hay una forma en la que este aporte de refugiados puede realmente ser más positivo que negativo. Se han aprobado algunas políticas muy interesantes para los refugiados; por ejemplo, en Dinamarca, en los últimos cinco a seis años: uno de los servicios conecta a los refugiados con sectores en los que hay escasez de contratación. Esto aumentaría la probabilidad de que encuentren un trabajo y reduciría a un mínimo la competencia porque claramente estos puestos de trabajo siguen sin cubrirse.

Los inmigrantes tienden a hacer tipos de trabajos un tanto diferentes a los que hacen los locales, por lo que la competencia con los locales no es tan intensa. En cambio, tienen un efecto estimulador a nivel local, y así las empresas contratan, crecen. Gastan y hacen crecer la economía.

F&D: La guerra llegará a su fin en algún momento y Ucrania se enfrentará a la reconstrucción del país. ¿Qué significará haber perdido a tantas personas por razones migratorias si estas deciden permanecer en los países de acogida?

Peri: Una posibilidad es que la guerra termine y Ucrania mantenga un nivel de independencia, un nivel de actividad económica que aliente a muchos a regresar. El tiempo que pasen en el exterior tal vez resulte positivo. Asimismo, pueden ayudar a su economía local mediante el comercio, la inversión, aptitudes superiores y emprendimientos.

Pero también existe la posibilidad de que la guerra perdure un largo tiempo y la gente no regrese. En este caso, el éxodo de personas sería incluso mayor porque las familias separadas se reencontrarán en el país en el que se encuentren los migrantes.

Los profesionales seguirán marchándose, y esto claramente generará fuga de cerebros. Esta diáspora podría ser un activo si los migrantes regresan a condiciones normales, o podría generar un éxodo incluso mayor si la situación sigue empeorando en Ucrania.

F&D: Asumo que Rusia sufrirá las mismas consecuencias. ¿Habrá perdido Rusia también cierto capital humano valioso cuando todo esto termine?

Peri: Rusia llega a esta guerra con cierto grado notorio de éxodo y fuga de cerebros. Todos saben que durante el colapso de la Unión Soviética muchos científicos e ingenieros partieron hacia Occidente, pero pocos saben que la fuga de cerebros ha seguido su curso. A principios de la década de 2010, cuando Rusia invadió Crimea y se convirtió en un Estado autoritario especialmente fuerte, muchos rusos abandonaron el país. Y ahora se escucha que cientos de miles de rusos desean emigrar, lo cual es muy preocupante para Rusia. Por un lado, los que seguramente dejarán el país son los que tienen aptitudes que les permitirán obtener empleo en Occidente con facilidad: el ingeniero, el matemático, el científico. Estas personas son esenciales para construir una economía. Por el otro, seguramente se marcharán aquellos que se oponen en especial al régimen, quienes serán las voces críticas. A más largo plazo, esta guerra podría ser muy perjudicial para la economía rusa.

Esta entrevista ha sido editada para efectos de brevedad y claridad.

BRUCE EDWARDS integra el equipo de Finanzas y Desarrollo.

Las opiniones expresadas en artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.