Typical street scene in Santa Ana, El Salvador. (Photo: iStock)

Boletín del FMI : El desempleo juvenil de la zona del euro requiere una solución multifacética

9 de diciembre de 2014

  • El aumento del crecimiento puede fortalecer el empleo juvenil
  • Las reformas del mercado laboral pueden contribuir a reducir el desempleo juvenil persistente
  • Las políticas tienen más probabilidades de dar fruto si forman parte de un programa integral

La caída del crecimiento económico en la zona del euro debido a la crisis financiera explica la mitad del aumento del desempleo juvenil en la región, de acuerdo con un estudio elaborado por el personal técnico del FMI que se dio a conocer el día de hoy.

Formación vocacional en Essen, Alemania: La formación vocacional ayuda a que el desempleo juvenil sea más bajo (Foto: Maximilian Stock Ltd./Science Faction/Corbis)

Formación vocacional en Essen, Alemania: La formación vocacional ayuda a que el desempleo juvenil sea más bajo (Foto: Maximilian Stock Ltd./Science Faction/Corbis)

EMPLEO Y CRECIMIENTO

Y en las economías más vulnerables de la zona del euro —Chipre, Grecia, Irlanda, Portugal y España—, la falta de crecimiento da cuenta de alrededor de 70% del avance del desempleo juvenil.

La crisis financiera ha asestado un duro golpe a la sociedad en la zona del euro, en ningún ámbito más obvio que en las cifras del desempleo juvenil, dignas de los titulares de los periódicos: en septiembre último, tocaron máximos de más de 50% en algunos países. Aun hoy, apenas 4 de cada 10 trabajadores de entre 15 y 24 años está empleado en los países más vulnerables de la región. Y si la recuperación de la zona del euro se enfría, estas cifras podrían volver a crecer nuevamente.

Los trabajadores jóvenes son indispensables

Aunque siempre se debe evitar un desempleo elevado, la desocupación juvenil puede ser especialmente problemática en la zona del euro, cuya población está envejeciendo y adolece de un gran volumen desaprovechado de trabajo y capital. Y cuanto más se prolonga el desempleo, más se deterioran las aptitudes y las condiciones para obtener trabajo, y más corrosivos son los efectos en las instituciones y la cohesión social.

Sin una fuerza laboral joven dinámica, las economías no pueden permitirse financiar las redes de protección social. Quedan expuestas a pérdidas de innovación y competitividad y a una contracción del potencial de crecimiento, especialmente si los jóvenes con más talento optan por estudiar y trabajar en el exterior. Es por eso que resulta especialmente alarmante que un porcentaje creciente de la juventud—alrededor de 40% a fines de junio de 2014— haya estado sin trabajo durante más de un año, sumándose al grupo que se conoce como los desempleados de larga duración.

Es fácil achacar esta peligrosa situación a la crisis financiera de la zona del euro. Pero la historia no acaba allí. El desempleo juvenil varía dentro de la región. Algunos países—Irlanda, Grecia, España y Portugal—experimentaron una escalada del desempleo durante la crisis. Pero con la excepción de Irlanda, sus tasas de desempleo juvenil ya se mantenían persistentemente por encima del promedio antes de la crisis. Italia y Francia también arrastran elevadas tasas de desempleo juvenil desde antes de la crisis.

El crecimiento es bueno

Según el informe, los trabajadores jóvenes son más o menos tres veces más sensibles a los cambios de la actividad económica que los trabajadores adultos porque sus condiciones de empleo son más frágiles. Por ejemplo, tienen el triple de probabilidades de recibir contratos de trabajo temporarios. En las economías vulnerables, el empleo juvenil está concentrado en sectores que son más susceptibles al ciclo económico, como el de la construcción, y en las empresas pequeñas y medianas, particularmente golpeadas por la crisis financiera.

La solución es un sólido crecimiento del producto. Pero si no se aplican políticas sólidas, no llegará a concretarse en la zona del euro.

Pero el crecimiento no basta

El crecimiento no puede solucionar el problema por sí solo, especialmente teniendo en cuenta que el desempleo juvenil era alto antes de la crisis. Afortunadamente —señala el informe—, una serie de reformas del mercado laboral pueden ayudar a reducir el desempleo juvenil. Por ejemplo, abaratando la contratación se puede estimular la demanda de mano de obra y así reducir el desempleo. En particular, podría ser útil que los salarios mínimos se fijen teniendo en cuenta otros sueldos en el país. Como poseen relativamente menos experiencia y aptitudes, los trabajadores jóvenes probablemente reciban el salario mínimo, y si su remuneración es alta en comparación con el resto de la fuerza laboral es posible que no consigan empleo.

Las estructuras en las cuales algunos trabajadores reciben contratos temporarios y escasa protección laboral, mientras otros gozan de contratos permanentes sumamente protegidos, exacerban el desempleo juvenil porque los trabajadores jóvenes tienden a entrar en la primera categoría. Dada la magnitud de la destrucción de empleos que ya ocurrió durante la crisis, las autoridades deberían procurar reducir esta dualidad del mercado laboral retirando las protecciones a los empleos permanentes. Por último, la formación vocacional encaminada a mejorar las aptitudes y las políticas laborales activas bien concebidas y eficaces en función de los costos que buscan dar respaldo a los desempleados y ayudarlos en la transición al mercado laboral también pueden moderar un desempleo juvenil elevado.

Soluciones multifacéticas

Un problema complejo exige una solución compleja. La respuesta al elevado desempleo juvenil radica en hacer arrancar el crecimiento económico y poner en marcha reformas del mercado laboral.

Para reanimar el crecimiento se necesita un firme respaldo a la demanda de producto a lo largo y a lo ancho de la zona del euro. Eso incluye apoyar la inversión privada mediante una política monetaria acomodaticia, un esfuerzo concertado para sanear los balances bancarios e impulsar el crédito, un aumento de la inversión pública en los países que pueden permitírselo y un amplio abanico de reformas en los mercados de productos y de trabajo.