Discurso principal pronunciado por la Directora Gerente en la Reunión de Alto Nivel del Secretario General sobre la Financiación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible

24 de septiembre de 2018

Gracias, Secretario General Guterres, por convocar esta importante reunión y por la gentiliza de invitarme a pronunciar unas palabras.

Gracias por la excelente labor que está llevando a cabo en pro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y para dotar a las Naciones Unidas de lo que necesita para responder con eficacia a los retos del siglo XXI. Tiene usted mi promesa de que el FMI siempre será su amigo fiel.

Acabamos de escuchar [en el video] unas palabras que inspiran mucho. Esta joven es el testimonio de por qué estamos aquí reunidos: para cerciorarnos de que todos las niñas y los niños tengan la oportunidad que se merecen para prosperar, salir adelante, desarrollar sus aptitudes, sin importar quiénes sean o de dónde vengan.

Esa es el propósito esencial de la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: un mundo libre de pobreza y de privaciones; un mundo más justo; un mundo que respete los límites de la naturaleza.

Hemos sido testigos de importantes avances en las últimas décadas. En Indonesia, por ejemplo —dónde en poco tiempo celebraremos nuestras Reuniones Anuales— la mortalidad infantil se ha reducido a la mitad, la mortalidad es menos de un tercio de lo que era, y el riesgo de caer en una situación de pobreza extrema es solo una décima parte de lo que solía ser.

Logros como estos son el resultado de una combinación de importantes reformas estructurales que propiciaron un sólido crecimiento económico, y que se respaldaron con esfuerzos concertados de la comunidad internacional, plasmados en la iniciativa de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Los tipos de avances que hemos presenciado en Indonesia demuestran con claridad que si nos proponemos hacer algo podemos lograrlo. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible son una meta clara, pero sin una hoja de ruta para los próximos doce años será difícil llegar a nuestro destino.

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¿Cómo puede ayudar el FMI al respecto? Para comenzar, las diferentes dimensiones básicas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible se condicen con el mandato del FMI de crecimiento económico sostenible e inclusivo, en un contexto de estabilidad financiera.

Para que los países de bajo ingreso puedan recorrer con éxito la senda que conduce a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es fundamental que incrementen el gasto. Pero si no tenemos una idea básica de las necesidades de gasto no sabremos cómo llegar al destino.

El FMI ha realizado análisis para determinar lo que los países en desarrollo de bajo ingreso necesitarían para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Nos enfocamos en cinco ámbitos que son cruciales para el crecimiento sostenible e inclusivo: educación, salud, agua limpia y saneamiento, vialidad y electricidad. Los países que inviertan en estos sectores podrán subsanar los déficits de capital humano e infraestructura física, que son un lastre para sus ingresos y su prosperidad futura.

Nuestra conclusión principal es que los países en desarrollo de bajo ingreso necesitan realizar desembolsos adicionales equivalentes, en promedio, a 14 puntos porcentuales del PIB. Entre 49 países en desarrollo de bajo ingreso, las necesidades de gasto adicionales ascienden a aproximadamente USD 520.000 millones anuales, cifra que no se aleja mucho de las estimaciones de otras instituciones. No cabe duda de que el gasto adicional que se necesita es considerable.

¿Cómo podemos enfrentarnos a este enorme desafío, del que depende crucialmente el bienestar de generaciones enteras?

Como primer paso necesario, los países en desarrollo de bajo ingreso tienen que asumir la responsabilidad de alcanzar los objetivos. Sus esfuerzos deben centrarse en afianzar la gestión macroeconómica, incrementar la capacidad fiscal, corregir las ineficiencias del gasto, abordar la corrupción que socava el crecimiento inclusivo y fomentar entornos empresariales en los que el sector privado pueda prosperar. El FMI trabajará estrechamente con los países miembros para promover activamente este programa de reforma.

Los países disponen de un amplio margen para captar más ingresos tributarios. Una meta de gran escala pero razonable para muchos países consiste en incrementar el coeficiente tributario en 5 puntos porcentuales del PIB. Para alcanzar esa meta se precisarán enérgicas reformas administrativas y en materia de políticas, y en ese sentido el apoyo que el FMI y otros socios en el desarrollo pueden brindar es clave.

Este aumento de los ingresos tributarios quizá sea suficiente para que las economías de mercados emergentes puedan cumplir los Objetivos de Desarrollo sostenible, pero no así para la mayoría de los países en desarrollo de bajo ingreso.

En el caso de estos países, no solo será necesario aprovechar mejor los recursos existentes, sino también obtener apoyo financiero de donantes bilaterales, instituciones financieras internacionales y filántropos, y además de inversionistas privados. Estos inversionistas pueden efectuar aportar mucho en sectores como los de infraestructura y energía limpia, siempre que se hayan adoptado las reformas necesarias para mejorar el clima de negocios. Promover la inversión privada que fomenta el desarrollo nacional es precisamente la meta de iniciativas como el Pacto con África.

También se puede conseguir financiamiento adicional en los mercados financieros internacionales y de los prestamistas, pero endeudarse con los bancos comerciales es una espada de doble filo si el financiamiento no se destina a proyectos de alta rentabilidad. Como ha subrayado el FMI, las cargas de la deuda están aumentando: en la actualidad, un 40% de los países en desarrollo de bajo ingreso corren un alto riesgo de sobreendeudamiento o ya están sobreendeudados.

La ayuda externa, preferiblemente mediante donaciones, sigue siendo crucial. Las economías avanzadas pueden colaborar más, por ejemplo, procurando que el monto de ayuda se acerque al 0,7% de la renta nacional bruta; y también pueden orientar mejor sus presupuestos de ayuda para favorecer a los países que más necesitan tal asistencia. Las condiciones presupuestarias son restrictivas en muchas economías avanzadas, pero los réditos de una ayuda bien focalizada —en términos de reducción de la pobreza, creación de empleo y mayor seguridad y estabilidad— son cuantiosos.

El hecho es que para movilizar financiamiento a esa escala se necesitará una sólida alianza entre todas las partes interesadas, y la alianza es uno de los pilares fundamentales de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que exigirá un sentido de responsabilidad compartida con el bien común.

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Pero los retos van más allá de las necesidades de gasto.

Un aspecto importante del desafío en términos más globales es el entorno en el que los países procuran generar y sustentar un crecimiento estable. Para esto se necesita una diversidad de bienes públicos mundiales, como estabilidad geopolítica, libre comercio, e iniciativas relacionadas con el clima, así como una buena gestión de gobierno, que depende de que se aborde tanto la oferta como la demande corrupción. Estos cimientos importantes del desarrollo dejan ver claramente que para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible es necesario que todas las partes interesadas actúen de manera mancomunada.

En definitiva, el objetivo de fondo es dar a los jóvenes de hoy, sin importar dónde hayan nacido, un buen punto de partida. Este es un desafío conjunto que está ligado a nuestro destino común.

Espero que al final de la reunión de hoy podamos seguir avanzando por nuestro camino con soluciones creativas, con una hoja de ruta más clara y con un compromiso renovado con el bien común mundial, que es precisamente la razón primordial por la que se fundaron el FMI y las Naciones Unidas.

Muchas gracias.

Departamento de Comunicaciones del FMI
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