Con las políticas adecuadas y un compromiso colectivo, África puede forjar un futuro próspero gracias al comercio

Jihad Azour y Abebe Aemro Selassie hablan sobre el potencial del comercio unificado en África

El continente africano se encuentra a las puertas de una nueva era. Los países africanos se han embarcado de forma colectiva en una trayectoria hacia la profundización de la integración comercial, con la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA, por su sigla en inglés) como catalizador para liberar este potencial y reconfigurar el panorama del comercio en el continente. Esta ambiciosa iniciativa aspira a desmantelar los obstáculos al comercio y crear un panorama del comercio unificado en toda África.

Debemos felicitar a las autoridades por esta trascendental iniciativa. Aunque, siendo realista, fue en parte una respuesta al aumento del comercio, las inversiones y los flujos financieros transfronterizos dentro de la región, debido a la intensificación de la actividad económica a lo largo de los años. Tomemos como ejemplo los flujos comerciales de la Comunidad del África oriental. En las dos últimas décadas, el crecimiento de las exportaciones dentro de África oriental no ha sido nada menos que extraordinario, ampliándose más de ocho veces y superando de forma significativa la tasa de crecimiento de sus exportaciones al resto del mundo.

Cambio en las reglas del juego

La AfCFTA, puesta en marcha en enero de 2021, representa una oportunidad histórica para los países africanos de alcanzar todo su potencial económico gracias al desmantelamiento de los obstáculos al comercio y la mejora del entorno comercial más extenso. Los aranceles de importación en África superan a los de otras regiones, con un promedio de 6%; las medidas no arancelarias suponen el equivalente a un arancel de importación de 18%. El entorno comercial, que incluye la infraestructura de transporte y telecomunicaciones, el acceso a financiamiento y los procesos aduaneros y fronterizos, también es difícil.

Al reducir los obstáculos al comercio, la AfCFTA tiene el potencial de impulsar el crecimiento económico, generar empleo y mejorar los niveles de vida en el continente. Los beneficios de una mayor integración comercial se intensificarán si la reducción de los obstáculos arancelarios y no arancelarios previstos en el marco de la AfCFTA se acompañan de reformas que mejoren el entorno comercial. El comercio mediano de mercancías dentro de África podría incrementarse en un impresionante 53%, mientras que el comercio con el resto del mundo podría aumentar en 15% a largo plazo, cuando se hayan implementado por completo las medidas de reforma. Estas cifras se traducen en beneficios tangibles, con un aumento del PIB per cápita real del país africano mediano superior a 10%, y unos 30-50 millones de personas que saldrían de la pobreza extrema.

Más allá del ámbito de las mercancías, la AfCFTA tiene un gran potencial para diversificar la cesta de exportaciones de África y fomentar el comercio de servicios. El fortalecimiento de la infraestructura comercial y la mejora del acceso a financiamiento pueden impulsar las exportaciones de servicios en aproximadamente 50%, lo que permitiría a los países africanos aprovechar la creciente demanda mundial de servicios de alto valor agregado que requieren una capacitación alta. En la actualidad, los servicios representan un porcentaje relativamente bajo de las exportaciones totales de África, y los servicios tradicionales dominan el mercado. Sin embargo, el ascenso de la digitalización y los avances tecnológicos ofrecen la oportunidad de reconfigurar el sector y aprovechar sectores emergentes, como las telecomunicaciones. Adoptar estas tendencias puede mejorar la competitividad de África en el mercado mundial de servicios e impulsar el crecimiento económico sostenible.

La AfCFTA también ofrece a los países africanos acceso a cadenas mundiales y regionales de valor, un paso fundamental hacia la diversificación económica y la industrialización. Las exportaciones de África al resto del mundo siguen estando muy inclinadas hacia las materias primas, aunque el comercio regional está mucho más diversificado. Iniciativas como la relocalización externa de la manufactura de productos textiles por parte de los minoristas sudafricanos a sus países vecinos es un ejemplo del potencial para construir cadenas de valor regionales. Si se amplían estos esfuerzos y se aprovechan las oportunidades que presenta la AfCFTA, los países africanos pueden capitalizar su ventaja comparativa, impulsar la innovación y fomentar una economía más resiliente y diversificada.

En una era de rápido cambio tecnológico y de una economía mundial en constante evolución, la integración comercial puede mejorar la resiliencia de África ante los shocks y situar al continente en una trayectoria de éxito a largo plazo. La digitalización, por ejemplo, pueden reducir de forma significativa los costos del comercio al agilizar los procesos aduaneros y facilitar los pagos transfronterizos. Los sistemas electrónicos de seguimiento de la carga y los sistemas de pagos en la nube ofrecen una idea de la capacidad de la tecnología para mejorar la eficiencia del comercio. Además, con la diversificación de los destinos de exportación, gracias a la implementación de la AfCFTA, el riesgo derivado de los cambios en las estructuras del comercio internacional es menor y la resiliencia económica es mayor.

Abrirse camino en el panorama del comercio

Aunque esta visión de integración comercial en África suena prometedora, es importante reconocer los retos que están por venir.

El amplio potencial de África exige una sólida red de infraestructura. Los sistemas de transporte insuficientes, el acceso limitado a energías renovables y las deficiencias logísticas obstaculizan la circulación eficiente de mercancías. Para fomentar la conectividad regional y facilitar los flujos comerciales, es imperativo realizar importantes inversiones en infraestructura.

Pese a los acuerdos comerciales subregionales, persisten obstáculos no arancelarios, como son las ineficiencias aduaneras y las diferencias en las regulaciones, lo que impide un flujo sin complicaciones de bienes y servicios. La simplificación de los procesos digitales, la estandarización de los procedimientos aduaneros y las certificaciones de productos, y la armonización de los marcos regulatorios son fundamentales para que el comercio dentro del continente sea fluido.

La brecha informática en África presenta un problema importante para el comercio tanto de bienes como de servicios. La limitada infraestructura digital y el acceso deficiente a servicios de Internet asequibles obstaculizan el comercio transfronterizo y el crecimiento del comercio electrónico. Para aprovechar toda la capacidad del comercio digital, es primordial realizar inversiones en conectividad e infraestructura digital.

Las empresas —en particular las pequeñas y medianas empresas— suelen encontrar problemas para acceder a financiamiento, lo que limita su participación en el comercio regional. Por ejemplo, el precio promedio de una carta de crédito en los países de África Occidental es de 2%-4% del valor de transacción, mucho mayor que en las economías avanzadas, de 0,25%-0,5%. Promover la inclusión financiera y ofrecer posibilidades de crédito asequibles para las empresas podría impulsar su crecimiento y permitir su participación en el comercio intraafricano.

Para que la creciente fuerza laboral de África aproveche plenamente las oportunidades que presenta la integración comercial, los gobiernos deben invertir en su educación y el desarrollo de sus habilidades, así como garantizar medidas sólidas de protección social que protejan a los más vulnerables. A medida que la digitalización se extiende por distintos sectores, la adopción de programas de capacitación focalizados para equipar a la fuerza laboral con habilidades en tecnologías digitales podría colocar a África en posición de explotar la creciente economía digital. Proteger a quienes se vean afectados negativamente durante la transición hacia un mayor crecimiento es fundamental para que el desarrollo sea inclusivo y sostenible. Es necesario reforzar las redes de protección social de forma que se dirijan de forma eficiente a los más vulnerables de manera fiscalmente sostenible.

El continente puede afrontar estos retos con inversiones importantes en capital físico y humano, aunque no sea una tarea fácil dada la actual escasez de financiamiento. Los países africanos ya afrontan altos niveles de deuda, y las secuelas económicas de la pandemia de COVID-19 y de la guerra de Rusia en Ucrania —que alimentó la inflación y causó la contracción internacional de la política monetaria— solo han empeorado las cosas. Los gobiernos africanos deben encontrar un delicado equilibrio entre la prioridad de invertir en infraestructura crítica y la adopción de prácticas prudentes de gestión de la deuda para velar por su sostenibilidad.

Además, los gobiernos deben fomentar una economía robusta y un clima empresarial que se caracterice por políticas sólidas, una gestión de gobierno eficaz y una burocracia reducida que atraiga la inversión. Las asociaciones con la comunidad internacional y el sector privado aumentarían los ingresos necesarios para los proyectos de infraestructura.

De cara al futuro

En un momento en que África se embarca en una trayectoria de integración comercial, el continente está preparado para liberar su inmenso potencial económico. La plena implementación de la AfCFTA, junto con el desarrollo de infraestructura, la inversión en capital humano y los esfuerzos por cerrar la brecha digital, indicaría un punto de inflexión en la integración comercial de África. Para aprovechar todos los beneficios se necesita un esfuerzo concertado por parte de los gobiernos africanos, los actores del sector privado y los socios internacionales con el fin de solucionar los déficits de infraestructura, superar las trabas regulatorias y fomentar un entorno comercial viable. Con las políticas adecuadas y un compromiso colectivo, África puede utilizar la integración comercial para fomentar el desarrollo sostenible y crear un futuro próspero para su gente.

A medida que el continente se posicione como centro vibrante de comercio, las recompensas se extenderán más allá de sus fronteras para beneficiar al comercio mundial y dinamizar las economías de todo el mundo. El viaje hacia la integración comercial de África no es solo una oportunidad de crecimiento económico, sino también un testimonio de la determinación del continente por trazar su propio camino hacia la prosperidad y la inclusión.

JIHAD AZOUR es director del Departamento de Oriente Medio y Asia Central del FMI.

Abe-Selassie

ABEBE AEMRO SELASSIE es director del Departamento de África del FMI.

Las opiniones expresadas en artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.