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El notable crecimiento de China y sus consecuencias para la economía mundial han fomentado la aparición de nuevos libros a un ritmo igualmente notable.

Una ola reciente incluye un libro importante sobre economía mundial de C. Fred Bergsten, fundador del Instituto Peterson para la Economía Internacional y profesional de larga trayectoria en Washington.

Bergsten se concentra en lo que significa el creciente rol que ocupa China en la economía internacional para el liderazgo de Estados Unidos en el orden económico mundial posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuyos pilares son organismos de cooperación internacional (incluido el FMI), la prevención de políticas que empobrezcan al vecino, y la dependencia de los mercados y el Estado de derecho.

Bergsten sostiene que inevitablemente Estados Unidos tendrá que compartir con China el liderazgo económico mundial. Rechaza como fantasiosas las ideas de “contener” a China o persuadirla de adoptar conceptos occidentales. La pregunta clave es qué forma puede tomar un reparto del liderazgo. Bergsten propone un enfoque que denomina “colaboración competitiva condicional”, que comprende un liderazgo colaborativo entre Estados Unidos y China sobre aspectos clave de la economía mundial, condicionado a que cada país cumpla sus obligaciones en el sistema económico internacional. Los países deberían realizar consultas estrechas sobre asuntos sistémicos que involucren bienes públicos mundiales (como el cambio climático), ser flexibles acerca del equilibrio del liderazgo en temas específicos (por ejemplo China, con su mayor influencia en el financiamiento para el desarrollo, y Estados Unidos, en temas financieros y monetarios a nivel internacional) y diferenciar los ámbitos mundial y regional.

Bergsten recomienda que Estados Unidos procure apoyar, con otros países importantes, al sistema de colaboración económica internacional. Y propone que debería disociarse el liderazgo económico de temas tales como la seguridad y los valores nacionales; deberían restaurarse las alianzas tradicionales para fortalecer el consenso internacional sobre cuestiones mundiales fundamentales, y debería diseñarse un paquete de reformas del comercio multilateral, con la intervención de China en la redacción de las normas.

Con respecto a las instituciones financieras internacionales y la cooperación, Bergsten prevé que a la larga será necesario que haya una amplia equivalencia entre China y Estados Unidos en el FMI, incluidas las cuotas y la paridad del poder de voto, y que los países acepten las consiguientes obligaciones y requisitos. Analiza varias cuestiones pertinentes para el Fondo, como su ubicación, su gobierno y la función de sus derechos especiales de giro (DEG) en las finanzas mundiales. Bergsten apoya la integración de Estados Unidos en instituciones encabezadas por China (como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura) y viceversa, y —quizá proféticamente— un abordaje complementario y no conflictivo de proyectos tales como la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda.

El libro reclama reformas nacionales para apuntalar la orientación externa de la política económica de Estados Unidos y su papel en la economía mundial, incluido el fortalecimiento de redes y mecanismos de protección social para solucionar las desigualdades asociadas con la globalización, que brinda una gran suma de beneficios pero los distribuye de forma desigual.

El libro de Bergsten es importante por su amplia perspectiva y profundo grado de conocimiento. Si bien trata extensamente de política exterior e historia, es en los temas económicos internacionales donde resulta más esclarecedor y quizá más interesante para los lectores de F&D. Corresponde aclarar que los temas se observan desde una perspectiva esencialmente estadounidense. El terreno puede lucir diferente cuando se lo mira desde China, o, para el caso, Europa, Japón o cualquier otro lugar. Hay mucho que aprender de la literatura que ha surgido en el mundo sobre estos temas, producida por autores como Yukio Hatoyama, Robert Kagan, Yan Xuetong y otros, y el libro de Bergsten es un buen complemento.

VIVEK ARORA es subdirector de la Oficina de Evaluación Independiente del FMI.

Las opiniones expresadas en artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.