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El libro de John Odling-Smee describe la transformación de las economías planificadas después de la desintegración de la Unión Soviética en 1991.

JOHN ODLING-SMEE’S BOOK

El autor es un economista jubilado que desde 1992 hasta 2003 dirigió el equipo del FMI responsable de las antiguas repúblicas soviéticas. El libro avanza fluidamente desde las oficinas gubernamentales en el edificio del antiguo Comité Central del Partido Comunista hasta las dachas de los indomables jóvenes reformistas en Arkhangelskoye, en el límite de Moscú. Ofrece un vistazo de las grandes cenas oficiales donde se esperaba que los huéspedes vaciaran sus copas de vodka o brandy después de cada uno de los muchos brindis formales. Pero Odling-Smee no omite detallar la tragedia de la gente común durante el colapso de la economía soviética: filas interminables frente a tiendas estatales de comestibles con estantes vacíos, personas tiritando de frío a la vera de las carreteras vendiendo pequeños artículos. Si bien las anécdotas personales aportan contexto y color y facilitan la lectura, Odling-Smee conoce su materia y hace un serio recuento de los temas económicos.

El autor muestra cómo la debilidad política —sobre todo, la corrupción y el amiguismo— impidieron el crecimiento de verdaderas economías de mercado.

Odling-Smee y otros miembros del equipo del FMI visitaron la Unión Soviética en 1991 para ayudar al país a evitar el colapso económico. Eso fue, por supuesto, una “misión imposible”. Poco se sabía acerca de la Unión Soviética fuera de la URSS, solo estadísticas falsificadas y otras mentiras. El autor describe vívidamente el horror de la situación inicial y el caos que siguió a la desintegración de la Unión Soviética. Algunos acusaron al FMI de destruir la economía soviética, que ya estaba al borde del colapso para cuando el organismo fue convocado.

Yo tuve el privilegio de cooperar con el FMI cuando era Primer Ministro de Estonia entre 1992 y 1994 y no puedo menos que coincidir con el autor cuando escribe: “Cuanto más rápidamente se implementen las reformas, más pronto se recuperará la economía. Al demorar las reformas difíciles, simplemente se está prolongando la agonía y el sufrimiento de la gente”. Odling-Smee ofrece varias explicaciones del éxito de los países bálticos. Solo puedo sumar dos pequeñas observaciones: primero, esos países se alejaron completamente de su pasado comunista; segundo, la economía soviética colapsó como resultado del colapso del sistema soviético, no debido a la adopción de reformas.

El estilo del libro es calmo y sensato. El autor no defiende al FMI ni a sí mismo, pero sí sugiere lo que podría haberse hecho de forma diferente, quizá no por el FMI sino por los países en transición. Muestra cómo la debilidad política —sobre todo, la corrupción y el amiguismo— impidieron el crecimiento de verdaderas economías de mercado.

Este libro fue escrito antes de que Rusia invadiera Ucrania en febrero de 2022 y por tanto no cubre esa tragedia, pero describe muy bien sus raíces. El fracaso de las reformas generó corrupción, amiguismo y oligarquía, lo cual derivó en Putin y la guerra. Es inútil señalar con el dedo al preguntar: “¿Quién perdió a Rusia?”. Rusia se perdió a sí misma, y solo ella puede volver a levantarse.

Las opiniones expresadas en artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.

MART LAAR es ex Primer Ministro de Estonia.