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“LA GLOBALIZACIÓN ES UNA REALIDAD. Pero creo que hemos subestimado su fragilidad”, declaró el Secretario General de la Naciones Unidas, Kofi Annan, hace casi un cuarto de siglo en el Foro Económico Mundial. Hoy en día, la fragilidad del sistema liberal de comercio internacional, que ha sostenido la paz y la prosperidad desde el fin de la Guerra Fría, es innegable.

Algunas autoridades ven en la globalización una amenaza para la seguridad y las industrias nacionales y, por lo tanto, procuran depender menos de las precarias cadenas mundiales de suministro. Incluso países que en su momento defendieron el libre comercio ahora están cerrándose para aislarse de sus rivales y conseguir fuentes estratégicas para abastecerse de distintos bienes, desde chips para computadoras hasta tierras raras.

En este número analizamos las fuerzas que están alterando el orden establecido del comercio internacional, como la guerra de Rusia en Ucrania y la fragmentación geopolítica. También examinamos cómo la tecnología y las prioridades en materia de políticas, como el cambio climático y la igualdad, están incidiendo en el comercio mundial.

El desencanto cada vez mayor con la globalización tiene secuelas. Para Pinelopi Goldberg, de la Universidad de Yale, el proteccionismo causaría que el mundo pierda resiliencia y se torne más propenso a los conflictos. Según Doug Irwin, de la Universidad de Dartmouth, la historia demuestra que las políticas industriales y las subvenciones podrían empeorar la situación de los países. Michele Ruta, del FMI, señala que las crecientes tensiones mundiales pueden empujar a las alianzas comerciales regionales hacia una menor integración y más discriminación. Y las economías más pequeñas pueden quedar marginadas conforme el mundo se va fragmentando en bloques comerciales rivales. A algunas les convendrá más permanecer neutrales, explica Ngaire Woods, de la Universidad de Oxford.

No obstante, las titulares del FMI, Kristalina Georgieva, y de la Organización Mundial del Comercio, Ngozi Okonjo-Iweala, exhortan a los países a no perder la fe en el comercio como fuerza transformadora que ha sacado a muchos millones de personas de la pobreza, y hacen un llamado para fortalecer las instituciones multilaterales. Otros colaboradores proponen un nuevo consenso político para atender las exigencias en pugna del sistema mundial de comercio, teniendo en cuenta los cambios estructurales en la economía mundial.

Es importante reforzar el sistema comercial para salvaguardar sus ventajas y evitar pérdidas. En el nuevo mundo del comercio, como señalan Georgieva y Okonjo-Iweala, “no podemos quedarnos de brazos cruzados”.

GITA BHATT, Directora Editorial

Las opiniones expresadas en artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.