¿Cómo se financia el FMI?

ANNA POSTELNYAK

Diciembre de 2025

foto: iStock / Andrii Yalanskyi

Se asemeja a una cooperativa de crédito para países, financiada con los intereses que cobra a los prestatarios una vez deducidos los intereses que paga a los acreedores

El FMI es conocido sobre todo por los préstamos que concede a países en crisis. Pero, ¿qué hay de sus propias finanzas? ¿Cómo financia sus funciones críticas y hace frente a sus gastos de gestión? 

Recordemos que el FMI no es solo el bombero de las finanzas internacionales, sino que también proporciona asesoramiento de política económica y ayuda a sus países miembros a generar las condiciones macroeconómicas adecuadas para impulsar el crecimiento, crear empleo y elevar el nivel de vida.

La singularidad de su mandato exige una estructura financiera igualmente singular. Vendría a ser una cooperativa de crédito para países, con una capacidad de préstamo de casi USD 1 billón. ¿Y cómo funciona?

El FMI reúne los recursos de sus países miembros, cobra intereses a los que son prestatarios y paga intereses a los que son acreedores. La diferencia entre estas dos tasas sirve para cubrir los gastos administrativos asociados a los préstamos generales, o no concesionarios, del FMI. El FMI también genera ingresos a partir de inversiones, lo que permite dar cobertura a otros gastos administrativos, como los destinados a las actividades de supervisión y fortalecimiento de las capacidades. Por tanto, a diferencia de muchas otras organizaciones internacionales, el FMI no obliga a sus miembros a realizar contribuciones anuales.

Cuando un país ingresa en el FMI, se le asigna una cuota individual que, en términos generales, se basa en la posición relativa que tiene ese país en la economía mundial. Estas cuotas determinan el depósito financiero en el FMI de cada país miembro, cuánto puede tomar prestado y sus derechos de voto en el Directorio Ejecutivo. Para asegurar que el FMI cuente con recursos suficientes para otorgar préstamos, la institución colabora con sus países miembros para implementar un incremento de las cuotas del 50%, conforme a la revisión general de cuotas más reciente.

Depósitos que devengan intereses

De entrada, todos los países miembros depositan una cuarta parte de la cuota asignada en lo que el FMI llama monedas de libre uso. Estas son las monedas más comúnmente utilizadas en las transacciones internacionales y que se negocian ampliamente en mercados de divisas. A día de hoy, incluyen el dólar de EE.UU., la libra británica, el euro, el yen japonés y el renminbi chino.

Esta parte de la cuota de un país miembro constituye su posición en el tramo de reserva, conforme al registro en los libros del FMI. Los países miembros reciben una tasa de interés de mercado sobre esta posición y pueden retirar hasta el monto total si tienen una necesidad de balanza de pagos. Las otras tres cuartas partes de la cuota de un país miembro se depositan en moneda nacional, a menudo en forma de pagaré no remunerado.

Cuando el FMI otorga préstamos a países miembros que lo necesitan, solo utiliza las monedas de aquellos países miembros cuyas economías son lo suficientemente fuertes como para actuar de acreedores. Estos países se incluyen en el llamado plan de transacciones financieras. Cuando se les solicita que concedan un préstamo a un país necesitado, convierten su depósito en el FMI a una de las cinco monedas de libre uso (si la suya propia todavía no lo es). Seguidamente, el FMI utiliza los fondos para proporcionar el préstamo al país prestatario.

El monto prestado por cada país se suma a su posición en el tramo de reserva y devenga intereses de mercado. En 2024, alrededor de 50 países acreedores recibieron un total de aproximadamente USD 5.000 millones en intereses sobre los recursos que habían aportado para los préstamos en condiciones no concesionarias del FMI.

Por su parte, la tasa de interés que paga el prestatario es igual a la que el FMI paga a los acreedores, más un margen (en este momento, de aproximadamente medio punto porcentual anual). Este ingreso ayuda a cubrir los gastos administrativos vinculados a las operaciones de préstamo del FMI. Si hay superávit, este suele destinarse a las reservas, con el fin de generar saldos precautorios que sustenten el balance de la institución. 

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Impagos y atrasos 

¿Y si un prestatario se atrasa a la hora de reembolsar un préstamo del FMI? Esto no suele ocurrir, porque los programas respaldados por el FMI están diseñados para asegurar que la economía del país prestatario se estabilice y que su balanza de pagos mejore, pudiendo así reembolsar el préstamo a su vencimiento. Los programas incluyen una condicionalidad, cuyo propósito es garantizar que el país prestatario aplique las políticas acordadas con el FMI. Asimismo, el banco central del país debe someterse a una evaluación de salvaguardias para minimizar el riesgo de malversación de fondos. Ningún país prestatario ha llegado a incumplir totalmente los pagos de sus préstamos con el FMI, aunque sí se han dado casos de atrasos prolongados, sobre todo durante la crisis de la deuda de la década de 1980 (actualmente no hay ningún país en esta situación).

Cuando un prestatario se retrasa en el pago de intereses sobre el crédito, el FMI activa un mecanismo de distribución de la carga para cubrir cualquier déficit de ingresos. En virtud de este mecanismo, todos los miembros acreedores y deudores del FMI aportan financiamiento temporal en cantidades iguales. Esto se consigue reduciendo la tasa de interés que reciben los acreedores por sus posiciones en el tramo de reserva e incrementando la tasa de interés que los deudores pagan sobre sus préstamos. Estos importes se reembolsan una vez el país miembro paga sus atrasos.

Así pues, los préstamos del FMI son una inversión segura para los países acreedores. Estos perciben intereses por los recursos procedentes de cuotas prestados a los países necesitados, asumiendo solo una mínima parte de los riesgos.

Los países prestatarios también se ven beneficiados, porque el diseño de los programas del FMI y la condicionalidad respaldan las reformas en el país y fortalecen sus economías. Esto, a su vez, les permite acceder a préstamos asequibles. Las tasas de interés de los préstamos del FMI son muy inferiores a las que normalmente tendrían que pagar los países en crisis en los mercados de capital privados, suponiendo que pudiesen acceder a ellos.

En términos generales, los préstamos del FMI respaldan la economía del resto del mundo, al reducir el riesgo de los efectos secundarios transfronterizos. Sin el apoyo del FMI, los países en crisis se verían obligados a recortar drásticamente las importaciones, lo que no solo perjudicaría a los productores y consumidores internos que dependen de ellas, sino también a los socios comerciales de estos. Asimismo, los préstamos del FMI reducen el riesgo de que las crisis se contagien, es decir, que la crisis de un país desencadene crisis en otros países.

Préstamos concesionarios

La mayor parte de los préstamos del FMI se dan en condiciones no concesionarias, lo que significa que el país prestatario paga intereses de mercado. Además, el FMI ofrece préstamos en condiciones concesionarias, es decir, en condiciones favorables, más baratos, a los países miembros más pobres, usando para ello recursos que los países miembros más ricos han proporcionado con este fin. El FMI reúne estos recursos en el Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza (FFCLP), que no se incluye en el balance del FMI.

Cuando los países miembros aportan recursos financieros al FFCLP, pueden elegir entre realizar una donación o efectuar un préstamo. Como el prestatario paga intereses muy bajos, o no paga intereses, por el préstamo en condiciones concesionarias que recibe, la diferencia entre lo que paga el prestatario y lo que recibe el acreedor se sufraga con fondos de una cuenta de subvención, financiada con las contribuciones voluntarias de los países miembros y los recursos propios del FMI. Hace poco, los países miembros decidieron crear un marco que les permitiera asignar una parte del superávit que reciben de los préstamos generales (en condiciones no concesionarias) a los subsidios del FFCLP.

En la Conferencia de Bretton Woods de 1944, en la que se creó el FMI, el secretario del Tesoro estadounidense Henry Morgenthau señaló que los detalles del acuerdo monetario y financiero internacional pueden parecer “misteriosos”. Sin embargo, en esencia, el FMI no es más que una cooperativa de crédito que se financia con los intereses que cobra a los prestatarios, una vez deducidos los intereses que paga a los acreedores, en beneficio de ambos y de la economía mundial en su conjunto.

ANNA POSTELNYAK es oficial principal de investigación en el Departamento de Estrategia, Políticas y Evaluación del FMI. También es miembro del equipo del proyecto de historia del FMI.

Las opiniones expresadas en los artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.