Fomentar la confianza mediante las estadísticas

BERT KROESE

Diciembre de 2025

foto: Chantal Jahchan

Las oficinas nacionales de estadística robustas e independientes garantizan la integridad de los datos y sientan las bases para la formulación de políticas sólidas

A mediados de la década de 2000, las estadísticas de inflación de Argentina, otrora fiables, se transformaron en un foco de controversia. Las cifras oficiales comenzaron a apartarse de las estimaciones independientes. Al principio, las discrepancias eran insignificantes. Pero luego empezaron a crecer. Para 2007, las estimaciones de la inflación de los analistas privados triplicaban la tasa oficial declarada. La credibilidad del instituto nacional de estadística de Argentina se desplomó. Los inversionistas perdieron la confianza y retiraron sus fondos. A las autoridades les resultaba difícil tomar decisiones sin contar estadísticas precisas que les sirvieran de guía, y eso agravó los desafíos que ya enfrentaba la economía.

Pero el problema era aún más profundo: la oficina de estadísticas estaba mermada por la escasez crónica de recursos y las interferencias políticas. Cuando no hay independencia ni recursos adecuados, la integridad de los datos económicos —y las decisiones adoptadas en función de ellos— se ve comprometida.

En un mundo saturado de datos como el actual, la función de las oficinas nacionales de estadística (ONE) reviste más importancia que nunca. Como fuente fiable de estadísticas oficiales, las oficinas son el fundamento de la formulación de políticas basadas en datos empíricos. Sin embargo, la mayor complejidad económica y social y la competencia de fuentes de datos no verificadas están poniendo a prueba la capacidad de las oficinas para cumplir esta función.

Además de la manipulación, el descuido de la calidad de las estadísticas puede tener consecuencias graves. Las bases de las series del PIB y la inflación deben modificarse periódicamente para que sigan siendo útiles. Tras una espera de 20 años para cambiar la base de sus cuentas nacionales, en 2010 Nigeria anunció que su economía era casi un 60% más grande que las estimaciones anteriores. Las revisiones de ese tipo modifican por completo el panorama económico.

Para ser eficaces, las ONE deben ser independientes, tener acceso a los datos y contar con financiamiento adecuado. Deben ser capaces de innovar, de adaptarse y de publicar estadísticas de alta calidad.

Mayor complejidad

Los datos son omnipresentes. La escala de la información que ahora generan tecnologías como las plataformas de redes sociales y los dispositivos inteligentes no tiene precedente. Combinados con la creciente potencia computacional y con la inteligencia artificial, los datos pueden transformarse en conocimiento, si bien estas herramientas también generan resultados engañosos o enteramente inventados. 

Los grandes modelos del lenguaje siguen sufriendo alucinaciones. Por ejemplo, los modelos más importantes siguen siendo incapaces de generar cifras precisas cuando se les pide que elaboren un cuadro de las tasas de crecimiento de la economía usando la versión más reciente del informe Perspectivas de la economía mundial del FMI, incluso cuando se les proporciona la fuente. La mayoría de las cifras se aproximan, pero son incorrectas, lo que podría ser incluso más peligroso que si los errores fueran garrafales: los errores plausibles son más difíciles de detectar y es más probable que lleven a conclusiones equivocadas.

En cambio, las ONE fundamentan sus datos en conceptos y metodologías armonizados internacionalmente. Su compromiso con la transparencia genera confianza. Las ONE aportan un parámetro de referencia que permite medir otras fuentes de datos. En un mundo donde la desinformación se propaga con rapidez y es más fácil que nunca manipular los datos, la integridad de las estadísticas oficiales es indispensable.

Además, la complejidad y el grado de interconexión de la economía mundial actual exigen datos integrados y bien definidos. Se trate de dar seguimiento a la inflación, de medir el desempleo o de evaluar el crecimiento económico, las autoridades necesitan estadísticas precisas y comparables entre países. Gracias a las ONE y a las normas mundiales, los datos se transforman en una base fiable para los debates sobre políticas, que ayuda a que las deliberaciones giren en torno a las políticas propiamente dichas y no a la validez de las cifras subyacentes.

Desafíos crecientes 

Pese a su importancia, las ONE se enfrentan a desafíos cada vez más complejos. Uno de los más acuciantes es la tasa de respuesta cada vez más baja a las encuestas tradicionales. La tasa de respuesta a la Encuesta de la Fuerza de Trabajo del Reino Unido se redujo a menos de un 15% en 2023, lo que llevó a suspender temporalmente la publicación de las cifras oficiales que respaldan las estimaciones de empleo. A medida que las personas se vuelven más renuentes a compartir su información personal —o simplemente están demasiado ocupadas para participar—, la recopilación de datos se vuelve más difícil y costosa. Al mismo tiempo, la economía está evolucionando con rapidez y el surgimiento de nuevos sectores, como la economía del trabajo esporádico y los servicios digitales, exige nuevos enfoques en materia de medición.

Para abordar estos desafíos, las ONE deben innovar. Esto supone integrar en los sistemas estadísticos fuentes de datos alternativas, como por ejemplo, registros administrativos, imágenes satelitales y datos del sector privado. Las ONE pueden valerse de los macrodatos y de técnicas de inteligencia artificial para lograr este objetivo. Eso también significa que sus datos deben estar listos para ser procesados utilizando herramientas de inteligencia artificial, con metadatos bien estructurados y acceso a interfaces de programación de aplicaciones, de modo que las herramientas y plataformas modernas puedan acceder fácilmente a la información y utilizarla. La cooperación con los desarrolladores de inteligencia artificial podría contribuir a que quienes buscan estadísticas puedan acceder más fácilmente a los datos estadísticos oficiales.

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Principios fundamentales

Lo primero para apoyar a las ONE es velar por su independencia, uno de los principios fundamentales detrás de su eficacia. Las estadísticas deben reflejar la realidad, no las agendas políticas. Los marcos jurídicos deben proteger a las ONE de la interferencia externa y permitir que elijan sus metodologías y publiquen sus hallazgos basándose en su criterio profesional. Los líderes deben estar facultados para tomar decisiones basadas en conocimientos de estadística, y el personal de las oficinas debe ceñirse a las más estrictas normas éticas, lo que incluye salvaguardar los datos confidenciales y usarlos solo con fines estadísticos.

El financiamiento es otra piedra angular. Lamentablemente, el ámbito de las estadísticas oficiales no resulta atractivo y es raro que se le otorgue prioridad, en particular en épocas de restricciones fiscales. Según una estimación, el presupuesto de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos —el organismo encargado de producir datos sobre el empleo y la inflación, dos factores clave para la política monetaria— ha experimentado una reducción del 22% (ajustada según la inflación) desde 2010.

A fin de no quedar relegadas, las ONE deben competir para captar talentos, invertir en tecnología y llevar a cabo investigaciones sobre los nuevos desafíos en materia de datos. Esto incluye analizar y mejorar las tasas de respuesta, desarrollar nuevas técnicas de encuestas y considerar fuentes de datos innovadoras, además de continuar con la labor cotidiana de producir las estadísticas básicas necesarias para formular políticas y preservar su calidad. Hay que invertir más en capacidad estadística para mantener la calidad y la pertinencia de los datos.

Tener acceso a datos públicos y privados también es crucial. Los gobiernos deben facilitar el intercambio de datos administrativos con las ONE, y los marcos jurídicos deben facilitar el intercambio seguro y confidencial de datos entre estas oficinas y otros emisores de estadísticas oficiales, como los bancos centrales. La práctica óptima implica establecer comités nacionales de coordinación que supervisen la gobernanza en materia de estadísticas y promuevan la colaboración.

Guardianes de la integridad

Contar con oficinas nacionales de estadística más sólidas es un imperativo estratégico. La eficacia de la gobernanza, la planificación económica y la rendición de cuentas al público dependen de la existencia de estadísticas fiables. Al frente de las ONE deben estar profesionales decididos, innovadores e independientes, capaces de lidiar con las complejidades del actual entorno de datos.

Estas oficinas deben colaborar con otros productores de estadísticas oficiales, con instituciones académicas y con organizaciones internacionales, como el FMI, a fin de intercambiar conocimientos, armonizar metodologías y fortalecer la capacidad. Las asociaciones con empresas tecnológicas, no solo como proveedores de datos, sino también como canales de difusión de las estadísticas, pueden ser útiles.

La comunicación es otro aspecto en el que se puede mejorar. Producir datos de alta calidad es apenas la mitad del recorrido; lograr que sean accesibles y puedan entenderse es igualmente importante. Las ONE deben invertir en herramientas de visualización de datos, en tableros interactivos y en resúmenes en lenguaje llano para llegar a audiencias diversas. Deben adoptar iniciativas de datos abiertos y valerse de los canales modernos de comunicación —como redes sociales y portales de datos— a fin de establecer vínculos con el público y contrarrestar la información errónea.

Eso aumentará la visibilidad, fortalecerá la confianza del público y mejorará las tasas de respuesta a las encuestas. Si las personas entienden la función de las ONE y confían en sus prácticas de gestión de datos, es más probable que participen en la recopilación de datos.

Las oficinas nacionales de estadística son los guardianes de la integridad de los datos y el pilar que permite tomar decisiones fundamentadas. Garantizar su independencia, sus recursos adecuados y su capacidad de innovar es indispensable para la buena gobernanza y la formulación eficaz de políticas. Sin instituciones de estadística robustas, la confianza en los datos económicos se desploma, y con ella los cimientos de una política sólida.

BERT KROESE es el jefe de estadísticas y datos y director del Departamento de Estadística del FMI.

Las opiniones expresadas en los artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.